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miércoles, 13 de julio de 2016

Un aquelarre del Opus, estiércol del Diablo

Un juzgado de Murcia admite una querella por presunto homicidio contra un cura del Opus
La hija del fallecido acusa a su hermano sacerdote de haber acabado con la vida de su padre para que su muerte coincidiera con la fecha de beatificación de Escrivá de Balaguer
La Crónica
Francisco Saura
13-7-16

El Juzgado número 2 de Murcia ha admitido a trámite una querella contra un cura del Opus Dei por presunto homicidio. La denuncia ha sido puesta por la hija del fallecido y ahora se investiga la muerte en extrañas circunstancias de Juan Hurtado, un anciano miembro del Opus que anunció la fecha de su muerte cuatro días antes


La hija del fallecido acusa a un sacerdote numerario del Opus, hermano suyo, de provocar la muerte de su padre mediante sedación terminal por métodos caseros para que coincidiera con el aniversario de la beatificación del fundador Escrivá de Balaguer, según informa vegamediapress.com. En la querella también se acusa al Opus Dei del vaciado de cuentas por importe superior a 500.000 euros del anciano


Cuando el jueves 14 de mayo de 2015 Juan Hurtado, enfermo de cáncer de pulmón, vecino de Murcia, y miembro supernumerario del Opus (miembros de menor rango dentro del Opus), anunció que le quedaban cuatro días de vida nadie le creyó. Pero el domingo siguiente 17 de mayo moría en casa con su hijo cura del Opus al lado, sin asistencia domiciliaria, en la fecha en que había anunciado con grave preocupación a los cuatro vientos

La hija del fallecido Juan, Josefina Hurtado, médico, desde Inglaterra acusa al hermano y al Opus de acabar con la vida de su padre para hacerla coincidir con la onomástica de la Ascensión del Señor y el aniversario de la canonización del fundador del Opus


Según publicó esta semana la revista Interviú, “nadie creyó a Juan Hurtado, miembro del Opus, cuando anunció que moriría en cuatro días, coincidiendo con la celebración de la beatificación del fundador, Escrivá de Balaguer. Su hija, médica en Inglaterra, ha denunciado a su hermano, cura de la Obra, por la presunta muerte por sedación de su padre y pide que se investigue el vaciado de las cuentas bancarias del difunto, que testó a favor de la congregación


“Mi padre no estaba en fase terminal. Él se duchaba solo, salía a pasear y tomaba café con unas amigas. El jueves 14 de mayo me dijo por teléfono que moriría el domingo, que se lo había dicho mi hermano Fernando, que a su vez lo sabía por el oncólogo”, recuerda Josefina, que, ante la preocupación por el macabro anuncio de su padre, recibió un mail de su hermano: “Lo que el médico dice exactamente es que difícilmente llega al verano”, le escribió Fernando Hurtado, quien no ha querido hacer declaraciones


Una muerte anunciada
Sin embargo, Juan Hurtado había anunciado a todos la fecha precisa de su fallecimiento. A su nieta, estudiante en la Universidad de Gales, se lo contó por teléfono con mucha angustia: “Me han dado cuatro días de vida. Llevo dos; quizá mañana ya esté muerto”. A su hijo menor, Antonio, que viajaba a Madrid todos los fines de semana, le pidió dos besos porque cuando regresara el domingo “ya estaré muerto”. A sus amigas del salón de estética del barrio, con las que tomaba café, también les anunció el anciano la fatal noticia.
Josefina Hurtado pidió al servicio de urgencias de Murcia, donde trabajó años atrás, que acudiera al domicilio de su padre para comprobar su estado. “El doctor Gregorio Fuertes, que lo atendió, me dijo: «Para nada le quedan cuatro días, le quedan meses». Ante ese diagnóstico, me quedé más tranquila”


Pero las alarmas se le volvieron a encender cuando un día antes de la fecha señalada, la cuidadora de Juan Hurtado, que también es miembro supernumerario del Opus, según la querella, informó a Josefina de que el domingo acudiría el oncólogo al domicilio de su padre. “¿Qué especialista acude un domingo, sin mediar urgencia alguna, a la casa de un paciente?”, se preguntó entonces la hija del anciano.
Después supo que su padre había cambiado a su oncólogo por otro médico, experto en cáncer de próstata, no de pulmón, cuyos hijos estudian en el colegio Monteagudo-Nelva, de la Obra. Es un centro que segrega por sexos conforme al ideario Opus


Un aquelarre del Opus
Según la querellante, asesorada por el abogado murciano José Luis Mazón, ha habido dos elementos propios de un aquelarre del Opus: la satisfacción del dogma de que ellos como son “la Obra de Dios” tienen permiso del creador para disponer de vidas humanas y lo hacen para los fines de la Obra, conducta y digna de una ilegalización general de la organización, y el elemento económico y es que a su padre, Juan, en un periodo de varios años le han vaciado las cuentas y vendido el patrimonio para llevárselo a través del hermano cura de la Obra hacia esta.
“Mi padre no recibió tratamiento en ningún hospital, sino que se inyectaba él mismo en casa Topotecán, una quimioterapia, aunque él no sabía lo que era”, explica Josefina Hurtado
El domingo, el día anunciado de la muerte, a las nueve de la mañana, la hija llamó a su padre: “Me dijo que había pasado mala noche, que estaba nervioso. Su voz era normal. Le dije que le llamaría más tarde. Pero aquella fue la última vez que hablé con él”. La siguiente vez que Josefina llamó la atendió la cuidadora: “Te tengo que dejar porque el enfermero está aquí”, dijo la empleada, según consta en la querella.
Josefina siguió llamando en vano, hasta que su hermano Fernando descolgó el teléfono: “No llames más, que el papá se está muriendo y cada vez que suena el teléfono abre los ojos”, le espetó el cura, según la querella. Tres horas y media después, Fernando Hurtado llamó varias veces a Josefina, que no contestó: “Sabía que era para comunicarme que mi padre había muerto. Se había cumplido el vaticinio”.
Su abogado, José Luis Mazón, ha pedido la exhumación del cadáver para comprobar, con un análisis del cabello, la presencia de sedantes que se le pudieron administrar al anciano antes de morir. De momento, la jueza que investiga el caso se niega a exhumar. Solo ha pedido el historial médico del difunto

La querella sostiene que la sedación inducida podría formar parte de una doctrina del Opus respecto a la muerte. “En escritos de Escrivá de Balaguer, a los que hemos tenido acceso –explica Mazón–, aparece la referencia a un médico que sale a la calle a buscar una inyección cuando llega la hora de la muerte. De hecho, el Opus tiene un hospital de cuidados paliativos. Le da mucha importancia a la buena muerte, pero otra cosa es adelantar esa muerte sin consentimiento”.

El Opus Dei Mafia secreta del Vaticano


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