En la
guarida de la bestia.
La situación de la mujer en el
Ejército español
de Luis Gonzalo Segura
(Escritor)
El presente es el único texto
crítico existente a fecha de hoy sobre la situación de la mujer en las Fuerzas
Armadas. El único trabajo que ha juntado las piezas del puzle para facilitar
una visión de conjunto que permita a la ciudadanía tomar conciencia de la
magnitud de un problema tan grave como es la impunidad de la violencia sobre la
mujer en el seno del Ejército, y que ello suponga un punto de encuentro y
reflexión desde el que impulsar un imprescindible cambio.
Dividido en dos partes, en la
primera, se presentan denuncias de acoso en cuatro periodos de tiempo, y, en la
segunda, se analizan con la intención de extraer conclusiones en forma de
patrones y estadísticas. Y los datos resultan muy reveladores: un número de
denuncias y de condenas muy bajo, una clara tendencia a proteger a los
denunciados y expulsar a las denunciantes, una ausencia de control político y
una falta de interés mediático.
El objetivo de este libro es claro: que cuando
acontezca un delito de esta naturaleza, las víctimas encuentren un respaldo
institucional que las proteja y una estructura legal que les ofrezca todas las
garantías de independencia e imparcialidad exigibles. Todo lo cual se resume en
una premisa que convendría que el lector recordase cada vez que visualice un
abuso, un acoso o una agresión, y le parezca incomprensible la resolución que
se da al mismo: desaparición o restricción de la Justicia militar a tiempos de
guerra, conflictos militares y delitos de naturaleza exclusivamente militar.
Un exteniente destapa el machismo en el
Ejército: "Es un sistema franquista y anacrónico"
Luis Gonzalo
Segura responde a las preguntas de ElPlural.com después de que el TS vuelva a
abrir una causa de acoso archivada en primera instancia
Javier Pardo Jueves, 8 de agosto de 2019
Un sistema franquista y totalmente anacrónico. Así es como Luis Gonzalo
Segura, exteniente del Ejército de Tierra que fue
expulsado por denunciar corrupción en la cúpula del Ejército, califica la
Justicia militar. “Hay que acabar con ella, no se pude seguir protegiendo a los
altos cargos y tapando sus vergüenzas”, asegura.
Desde que fue defenestrado de su cargo, Segura ha recibido desde apoyos
leales y secretos de personas que siguen aguantando las aberraciones continuas
de los altos mandos, bajo el amparo de una cultura del honor oxidada y
caciquil, hasta amenazas e informes secretos elaborados por la cúpula a la que
hace frente para tratar de desmontar las revelaciones que muestra en sus
libros.
En la guarida
de la bestia (Akal) es la última de sus publicaciones. El
objetivo es claro, analizar pormenorizadamente la extenuante y retrógrada
situación a la que es sometida la mujer en el Ejército. Un puzle perfectamente
armado que no ha tardado en volverse viral en redes sociales y a ojos de la
opinión pública, pese a los ímprobos esfuerzos de las instituciones por
silenciarlo.
Ahora, tras conocer que el Tribunal Supremo ha reabierto la causa de una
sargento que denunció en su momento los insultos recibidos por su orientación
sexual (“comecoños”, “jodida enana”, …), nos hemos puesto en contacto con el
exteniente.
PREGUNTA: ¿Cómo se recibe esta noticia? ¿El Tribunal Supremo da un golpe
sobre la mesa?
RESPUESTA: Sí, totalmente. El libro está teniendo mucha repercusión porque
no existe ninguna publicación que verse sobre este tema. De las 90 denuncias
realizadas solo ha habido una condena, por lo que evidentemente la presión que
estamos ejerciendo desde que el libro vio la luz tiene algo que ver en el
cambio de jurisprudencia realizado por el Tribunal Supremo. Es una muy buena
noticia, hasta ahora las causas se han archivado sistemáticamente.
P: ¿Por ejemplo?
R: Me viene a la cabeza el caso del Capitán Cabrera. Lo llamaban el lengua
sucia porque insultaba y vejaba a las militares. En aquel momento, el Supremo
alegó que era un lenguaje soez, pero no era constitutivo de delito porque
era castrense. También se archivó un caso en el que un oficial llamaba a una
suboficial puta, gorda e inútil. La salida del libro lo ha cambiado todo,
generando el revuelo suficiente y haciendo que muchas más mujeres se atrevan a
dar el paso y no permitir estas faltas sistemáticas de respeto.
P: ¿Está recibiendo amenazas por este jaque a la cúpula militar?
R: Se está generando presión. Ellos lo saben. De hecho, me consta que se
están realizando informes internos para desprestigiar mi trabajo. Sería
para reírse si no hubiera gente quitándose la vida o pensando en hacerlo por la
situación límite a la que hace frente día a día.
P: ¿Con qué base se arman estos informes contra su persona?
R: Se basan en una encuesta de satisfacción que curiosamente hacen desde el
año 2014, la fecha de la publicación de Un paso al frente. Así,
basándose en que las mujeres están más satisfechas con su trabajo que los
hombres, tratan de ocultar el acoso y las situaciones límite que viven muchas
mujeres dentro del cuerpo. Para saber si hay acoso, hay que realizar un estudio
como el de Canadá de forma anónima y sin ninguna repercusión para aquellas que
se atrevan a dar el paso.
P: ¿Se estigmatiza a las víctimas?
R: Por supuesto. Hay un patrón común. Hay una condena de 90 denuncias
presentadas, y en este mismo caso se percibe: cinco oficiales acosan a una
suboficial por ser lesbiana. Y lo hacen delante de sus soldados, de forma
publicitada. El juzgado lo archivó, por lo que la situación está generalizada.
Lo mismo pasó con una suboficial que tenía que aguantar que su mando se
masturbara frente a ella. Hay una impunidad evidente.
P: ¿Está recibiendo apoyo de sus excompañeros?
R: Por supuesto. Este informe al que hacía alusión me lo han filtrado compañeras
que están cansadas y atónitas frente a la impunidad diaria. Se ha generado
una indignación pública y muchas personas se han cansado de callar y prefieren
filtrar la información que seguir guardando los secretos más pecaminosos del
cuerpo.
P: ¿Cuál es el papel que deben jugar los medios y las
instituciones para poner freno a esta situación?
R: Que llegue a la opinión pública es clave. Los medios callan y no
analizan la totalidad de las estadísticas. Es muy triste. En Canadá ya se hizo
y se dieron cuenta de que habían cerca de unas 1.000 agresiones sexuales al
año. Las instituciones lo ocultan para no destapar sus vergüenzas. Esta semana
el PSOE ha ascendido a la primera mujer General, pero esto no es más que una
medida de cara al escaparate.
P: ¿Cuál es el obstáculo para garantizar un marco legal que proteja a las
víctimas?
R: Hay que acabar con la Justicia Militar. Es anacrónica y clientelar. Este
debería ser el objetivo y los medios de comunicación no apuntan a él.
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