"Ahí, debajo de la tierra,
no estas dormido,
hermano, compañero.
Tu corazón oye brotar la primavera que, como tú,
soplando irán los vientos.
Ahí enterrado cara al sol,
la nueva tierra cubre tu semilla,
la raíz profunda se hundirá
y nacerá la flor del nuevo día.”
Víctor Jara
Le humillaron, insultaron, apalearon hasta romperle los dedos, la cara, la cabeza. Le quemaron. Le cortaron la lengua. Y, finalmente, después de tres dias de someterle a brutales torturas y humillaciones, le asesinaron disparándole hasta 44 tiros.
El 15 de septiembre de 1973, en el Estadio Chile convertido en centro de detención, torturas y terror fascista, los militares golpistas, fascistas pinochetistas, asesinaron al cantautor Victor Jara. Como el, miles de personas pasaron por las manos de estos sádicos que querian borrar su memoria, destruir su legado, reventar sus voluntades a base de golpes y brutales torturas.
Antes de morir, y mientras otros reclusos y compañeros intentaban socorrerle, curarle y esconderle de sus torturadores, consiguió escribir, sin dejar esa sonrisa, la sonrisa que nunca le abandonó y que más cabreaba al facho mientras le apaleaba, los últimos versos de su última poesía, ‘Somos cinco mil’.
Querían callarle pero le hicieron inmortal.
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