Política, religión, actualidad, cine, opinión, sociedad, humor, cultura, fotogalerías.....corrupción, corruptores, justicia, robos, fraudes, atracos, preferentes, rescate bancario, hambre, paro, miseria, desahucios, hipocresía, la verdad, mentiras y mas mentiras...crisis, ricos, pobres, muy pobres, muy ricos, miseria, niños hambrientos, familias que no pueden llegar a fin de mes, trabajadores esclavos...Santa Pederastia, Sagrada Pedofilia....
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jueves, 17 de julio de 2025
EL ESCÁNDALO NO ES MONTORO. ES QUE AHORA HAGÁIS VER QUE OS ESCANDALIZA.
¿Que Montoro está imputado por favorecer a las gasísticas desde el Gobierno?
¿Y esto os sorprende ahora?
¿Dónde estabais cuando se firmaban las amnistías fiscales a los evasores?
¿Cuando se recortaban becas mientras se perdonaban millones a los bancos?
¿Cuando se castigaba al trabajador y se premiaba al lobby con deducciones a medida?
Montoro no ocultó nada.
Lo hizo delante de todos.
Con el BOE, con una sonrisa y con una mayoría absoluta.
Lo repugnante no es solo lo que hizo.
Lo repugnante es que lo hizo con aplausos.
Que se convirtió en símbolo de la "seriedad", de la "estabilidad", de la España que “hace lo que tiene que hacer”.
El mismo sistema que ahora se lleva las manos a la cabeza fue el que lo puso ahí, lo mantuvo ahí y lo ensalzó.
Hoy simulan asombro como quien encuentra humedad en una tumba.
Montoro no cayó del cielo.
Fue elegido, blindado y protegido por un régimen que castiga al pobre y se deja sobornar por una factura de gas.
Lo sabíais.
Lo sabíamos.
Lo supieron todos.
Y ahora lo llamáis “escándalo” porque ya no os sirve.
Pero cuando tocaba denunciarlo, lo llamabais “gobernar”.
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El PP calla ante la imputación de Montoro y su equipo de la “Hacienda patriótica” por traficar con leyes y beneficios económicos
El ahora partido de Alberto Núñez Feijóo guarda silencio ante la decisión jurídica contra uno de los hombres fuertes de Mariano Rajoy
ElPlural
17-7-25
Ruben Rozas
En el momento de publicación de estas líneas, el Partido Popular (PP) sigue guardando un silencio atronador sobre la imputación de Cristóbal Montoro, quien fuera ministro de Hacienda durante la era de Mariano Rajoy.
Han pasado varias horas desde que se conociera la noticia y la formación conservadora no ha emitido un solo mensaje por los canales que comparte con los medios de comunicación, ni vía redes sociales ni públicamente.
Si bien, ElPlural.com ha preguntado al entorno de Feijóo, desde donde señalan que “desconocen si es afiliado”.
El exministro de Hacienda y su guardia pretoriana, imputados
El exministro de Hacienda y Función Pública y uno de los hombres fuertes del anterior presidente del Gobierno pasaba a la calidad de imputado esta semana después de que el Juzgado de Instrucción número 2 de Tarragona, Rubén Rus, lo procesara junto a su anterior equipo por haber capitaneado una “organización” para traficar leyes a cambio de beneficios económicos.
Casi una treintena de personas físicas y otras seis personas jurídicas se sentarán en el banquillo acusadas de presuntos delitos de cohecho, fraude contra la administración pública, prevaricación, tráfico de influencias, negociaciones prohibidas, corrupción en los negocios y falsedad documental.
El auto del juez resuelve que “la investigación pone de manifiesto la existencia de una organización” donde todas estas personas “habrían ido creando una red de influencias cuyo fin último sería la obtención de lucro económico”, según informaba el pasado miércoles La Vanguardia.
Entre los nombres que aparecen en el texto se desprenden los siguientes, todos ellos habrían formado parte del entorno profesional de Montoro: u secretario de Estado, Miguel Ferré; exsubsecretaria de Estado de Presupuestos y Gastos, Pilar Platero; exdirector general de tributos, Diego Martín-Abril; José Alberto García, sucesor de éste; Óscar del Amo, exsubdirector general de tributos locales; a Rogelio Menéndez, asesor del gabinete; José María Buenaventura, exdirector de gabinete del secretario de Estado de Hacienda; y a Santiago Menéndez, exdirector general de la Agencia Tributaria. También, por parte de Equipo Económico (EE), figuran Ricardo Martínez Rico, Manuel de Vicente Tutor, salvador Mariano Ruiz Gallud y Francisco de Asis Piedras.
Al margen, en cuanto a las personas jurídicas, en el auto judicial se aprecian los nombres de Air Liquide, Abelló, Messer, Praxair, Sociedad Española de Carburos Metálicos y la asociación de gasistas AFGIM.
779.705 euros del equipo de Montoro
Atendiendo al documento, EE habría cobrado 779.705 euros entre 2011 y 2019 durante la mayor parte del tiempo en el que Rajoy estuvo en Moncloa. Así se desprende de los correos electrónicos internos y que fueron intervenidos en la causa judicial, donde quedaría evidenciado que las compañías y, muy especialmente, la firma gasista, habría conseguido las reformas legislativas después de “acudir” a la mencionada “organización”.
Hace aproximadamente siete años que se abrió la investigación. En aquel momento, de forma paralela y después de encontrarse un correo electrónico en el que quedaba patente la existencia de presuntos pagos a EE para lograr modificaciones legislativas favorables a firmas gasísticas que se encuentran dentro de la Asociación de Fabricantes de Gases Industriales y Medicinales (AFGIM).
La forma de operar es bastante sencilla de explicar: EE prestaba favores a las compañías gasistas a través de la mencionada “red de influencias” con el objetivo de acometer las reformas de las leyes en sintonía con sus intereses.
Sin embargo, el juez titular apunta como principal artífice de esa “organización” a Montoro, quien habría ejercido al menos desde 2008 así, “ejerciendo las más altas funciones y competencias decisivas de dicha tramitación” y consiguiendo con ello “presuntamente, una ganancia al despecho EE”: “El uso de tales potestades habría permitido a EE poder ofrecer a las sociedades de distintos sectores reformas que beneficiasen sus intereses económicos, en menoscabo del sector público”.
El resto de cargos aparecen como “estrechamente vinculados al despacho”, lo que dio pie a “asegurar y tramitar” los anteproyectos de ley, así como el “control de los órganos con competencias decisivas en la tramitación” de normas concretas.
miércoles, 16 de julio de 2025
Miguel Angel Castellanos Molina
Con Franco no éramos racistas
Con Franco no éramos racistas. Éramos pobres, obedientes, blanquitos de muchas noches en blanco de hambre. Los moros venían con bayoneta y chilaba, extraños y exóticos, como salidos de una postal antigua de África para morir por una patria que no era suya. Cuando Franco trajo a España casi cien mil mercenarios marroquíes, los «patriotas» aplaudían con furia y fervor, como quien bendice una cruzada. Venían a matar. Ahora vienen a trabajar. Entonces tenían la bendición del general, y hasta del cura del pueblo, de la patria entera. Hoy son los últimos, los más pobres, los que recogen los tomates, los ajos, porque nos duelen los riñones, o quienes recogen la basura que nosotros no queremos tocar.
Antes se les aplaudía desde los balcones, con el NO-DO repitiendo su desfile como un rezo militar. Matar por España era digno de procesión. Ahora, si vienen a recoger tomates, se les recibe con bates y sospecha.
Con Franco no éramos racistas. Solo teníamos un enemigo: el que pensaba, aunque tuviera los ocho apellidos castellanos, porque si eran catalanes, vascos o valencianos, ya eran más sospechosos. El cura daba hostias —y no eran simbólicas. Al moro se le reservaba un lugar de honor en las filas, porque su paso marcial era útil para escoltar al caudillo, ese hombre pequeño que firmaba penas de muerte en la sobremesa, con un brazo amputado a la pobre Santa Teresa, sin remordimientos de conciencia.
No venían migrantes entonces. ¿Quién iba a venir? No éramos destino, ni refugio, ni esperanza. Éramos un decorado rígido, olor a misa, incienso y naftalina. Los que salían éramos nosotros, con las maletas de cartón apretadas en trenes grises, a vendimiar y ganar en un mes, lo que en España necesitaríamos cinco, a servir cafés en Suiza, a tragar desprecio en francés o alemán. Luego volvíamos con un Mercedes de segunda mano, presumiendo de patria como quien presume de cicatriz: como en España, en ningún lugar.
Con Franco no éramos racistas. Nadie venía de América o de África a trabajar, porque aquí el trabajo era castigo y el hambre, rutina. Sonaban las canciones de Juanito Valderrama y Dolores Abril en aquel programa de onda corta llamado «España para los españoles», aunque algunos afinábamos el oído para captar las ondas lejanas de «Radio España Independiente», donde cabía la esperanza.
Decíamos que los racistas eran otros: los alemanes, los franceses, los suizos. Nosotros no éramos racistas, éramos tan imbéciles que gritábamos «Spain is different», con la boca llena de orgullo, en inglés de escuela vieja, sin saber muy bien que sí, que éramos diferentes, pero para mal y para vergüenza nuestra. Europa comenzaba en los Pirineos.
Ahora sí lo somos. Racistas sin el valor de confesarlo. Nos irrita el acento del que limpia el baño, del que recoge nuestras cerezas, del que sirve la cerveza en la terraza. Nos molesta su necesidad, su urgencia, su existencia, que sean pobres, el espejo viejo, sin azogue, en el que no queremos recordarnos.
Decimos que no somos racistas, pero en Torre Pacheco ya hay patrullas con calaveras bordadas y esvásticas en la gorra, y gente que se cree más romana que humana, más aria que vecina. Y hoy, aunque bien alimentados, somos los hijos y nietos de esos emigrantes que se fueron a buscarse la vida al extranjero o en nuestra propia patria.
Será que nos falta memoria, quizá neuronas, o tal vez sea que la Historia se repite o simplemente cambia de piel o de uniforme.
El pacto de Aznar y Jordi Pujol por la financiación autonómica que ni Ayuso ni Feijóo quieren recordar
El actual sistema de financiación autonómica tiene su origen en un pacto bilateral entre el PP y CiU, que abrió la puerta a cesiones fiscales a cambio de estabilidad parlamentaria
ElPlural
16-7-25
Suren Gastaryan
Barcelona, primavera de 1996. José María Aznar y Jordi Pujol se dan la mano en un salón del Hotel Majestic. El acuerdo es claro: CiU apoyará la investidura del líder del PP y, a cambio, Cataluña recibirá una parte sustancial del pastel fiscal. Aquel pacto, sellado bajo perfil, transformó la financiación autonómica. Hoy, casi tres décadas después, el PP denuncia con indignación un acuerdo similar entre el Gobierno y la Generalitat, olvidando que fue su firma la que abrió esta vía.
Del “Pacto del Majestic” al grito de “chantaje”
El actual escenario político ha vuelto a poner la financiación autonómica en el centro del tablero. El acuerdo alcanzado entre el Gobierno de Pedro Sánchez y la Generalitat de Cataluña para abrir la puerta a un modelo singular ha sido calificado por el Partido Popular como “chantaje”, “corrupción” e incluso “liquidación del Estado autonómico”. Las palabras más duras han llegado desde, para variar, Isabel Díaz Ayuso, que ha acusado a Sánchez de “romper la igualdad entre los españoles” y “arrodillarse ante el independentismo”, entre otras lindeces.
Sin embargo, tal y como sucede con numerosas polémicas que envuelven a los populares, las hemerotecas no ayudan a sostener este discurso. En 1996, tras las elecciones generales que dejaron al PP sin mayoría absoluta, Aznar recurrió al apoyo de las formaciones nacionalistas. El acuerdo con Convergència i Unió fue decisivo. A cambio de su respaldo a la investidura, Jordi Pujol obtuvo una profunda reforma en el sistema de financiación que permitió a las comunidades autónomas —con Cataluña como referente— gestionar el 30 % de la recaudación del IRPF, el doble de lo que hasta entonces estaba establecido.
23 de septiembre de 1996: el día que cambió la financiación
Aunque el acuerdo político se cerró en mayo, fue el 23 de septiembre de 1996 cuando se oficializó el nuevo modelo de financiación en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Las comunidades pasaron a gestionar el 30 % del IRPF, el 35 % del IVA y el 40 % de los impuestos especiales, además de aumentar su participación normativa sobre tributos como sucesiones, donaciones o juego.
Cataluña fue la gran beneficiada de aquella cesión, que además vino acompañada de nuevas competencias en tráfico, becas, puertos o inmigración. Todo ello formaba parte de un documento de 14 puntos que, bajo el título de “Bases para la colaboración entre CiU y el PP”, estructuraba el nuevo reparto competencial del Estado.
Hoy, buena parte del PP —especialmente los sectores más duros encabezados por Ayuso— prefiere obviar que ese diseño nació en su propia casa. Incluso Alberto Núñez Feijóo, que en sus años como presidente gallego demandaba “mayor corresponsabilidad fiscal”, se alinea ahora con el discurso de la “alarma territorial” para denunciar lo que califica de “privilegios insolidarios” hacia Cataluña.
Una “asimetría” fundacional
El acuerdo entre Aznar y Pujol no solo fue pionero: fue abiertamente asimétrico. Aunque el nuevo modelo se extendía a todas las comunidades, su aplicación práctica fue negociada bilateralmente con Cataluña. De hecho, otras autonomías —como Andalucía o Castilla-La Mancha— protestaron por el sesgo favorable al modelo catalán, y advirtieron de un trato preferente que podría romper la lógica multilateral de la LOFCA.
Aznar lo justificó entonces como “una necesidad para la gobernabilidad del país” y defendió que se abría una etapa de “madurez autonómica”. Jordi Pujol, más tajante, celebró que se consolidara “el reconocimiento político y financiero del hecho diferencial catalán”. Hoy, cuando el Gobierno de coalición plantea una actualización del modelo —acorde a la sentencia del Estatut de 2010 y los informes del comité de expertos—, el PP repudia toda singularidad y reniega de cualquier bilateralidad.
¿Qué ha cambiado entonces?
En esencia, poco. Los mecanismos de negociación territorial siguen operando de forma muy similar. La diferencia radica en el contexto político y en los actores implicados. En 1996, el PP defendía la negociación con fuerzas nacionalistas como vía para desbloquear una investidura. Hoy, cuando el PSOE hace lo mismo, es acusado de “vender España”.
Lo mismo ocurre con el término “singularidad”. El propio Feijóo, en su etapa como presidente de la Xunta, defendió un modelo de financiación que “reconociera las especificidades demográficas, territoriales y lingüísticas” de Galicia. Esa misma lógica es la que ahora el Gobierno aplica a Cataluña, pero el discurso cambia radicalmente cuando lo que está en juego es el poder.
Ni Ayuso ni Feijóo hacen referencia al origen del sistema vigente. Tampoco recuerdan que el modelo que critican permitió, durante años, que los gobiernos del PP gestionaran más recursos gracias a un diseño que ellos mismos avalaron. Prefieren instalar la idea de una cesión “exclusiva” a Cataluña, ocultando que la historia del autonomismo español está plagada de pactos, concesiones y negociaciones al límite.
Echar mano de la memoria sirve, en este caso, para desmontar el relato apocalíptico que hoy utiliza la derecha. Lo que en 1996 se vendió como una muestra de “sentido de Estado”, ahora se presenta como una “rendición”. La diferencia, como tantas veces, no está en el qué, sino en el quién.
lunes, 14 de julio de 2025
jueves, 10 de julio de 2025
Spanisch Revolution
Las dos caras del juez Peinado
Una
mano lava a Okdiario y la otra señala a Podemos: la justicia según
el magistrado multitarea
LA INSTRUCCIÓN DESESPERADA Y LA COARTADA DEL ERRORE
En el teatro de sombras que es la justicia madrileña, el juez Juan Carlos Peinado ha vuelto a regalar al público una de sus funciones preferidas: el número de escapismo judicial. Esta vez, el truco consiste en archivar una causa por presunta malversación que implicaba a Alfonso Sánchez Vicente, alto cargo de la EMT de Madrid, y a la editora de Okdiario, alegando que no queda nada por investigar. ¿El detalle? Que la prórroga de la instrucción se dictó fuera de plazo. O lo que es lo mismo: un malabarismo procesal de los que se resuelven en los pasillos del poder, no en los libros de derecho.
El contrato sospechoso —72.600 euros a dedo para un evento que podría haberse hecho por 15.000— acaba enterrado entre comas mal puestas, silencios cómplices y el olvido como argumento jurídico. Mientras tanto, el evento financiado a precio de oro servía para que Okdiario organizara un congreso sobre movilidad sostenible, concepto que Inda maneja con la misma soltura con la que habla de feminismo o cambio climático: como si fueran marcas de yogur.
Peinado no niega el sobrecoste. Lo rebaja. Lo ajusta. Lo relativiza. Dice que quizá Okdiario tenía “más capacidad de difusión”. No explica cómo se mide eso ni por qué ese medio necesitaba financiación pública cuando lleva años funcionando como terminal mediática de la derecha institucional. Al final, lo que queda no es justicia, sino tarifa plana para el círculo de confianza de Almeida.
CUANDO EL JUEZ ES EL ESCENÓGRAFO DEL SISTEMA
El juez Peinado es el mismo que instruye las causas contra Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, con un fervor tan inusitado que recuerda más a un activista de Hazte Oír con toga que a un servidor público. Y no es una hipérbole. Este juez tiene dos velocidades: persecución frenética si el acusado tiene relación con el Gobierno de coalición, y amnesia selectiva si los implicados están cerca del PP o de sus satélites mediáticos. Es la versión togada del algoritmo de Facebook: te muestra lo que quiere que veas, según quién seas.
Recordemos que fue la Audiencia Provincial quien dejó sin efecto su prórroga, calificándola de extemporánea. ¿Torpeza o cálculo? La prórroga fuera de plazo no es un simple error de secretaría, es la excusa perfecta para cerrar un caso incómodo sin que parezca que se huye. Porque aquí nadie huye: se archiva con elegancia, como quien cierra un paraguas cuando vuelve el sol.
En el fondo, la historia es vieja: cuando la justicia se convierte en arquitectura institucional del poder, las decisiones judiciales ya no se miden en códigos penales, sino en mapas de alianzas. Y en ese mapa, Okdiario no es un medio de comunicación, sino un activo estratégico. Una oficina de propaganda con licencia para facturar. Lo público paga, lo privado manipula, y el juzgado absuelve.
Podemos y Más Madrid ya han anunciado que recurrirán. Lógico. Pero eso no cambia el guion. El daño ya está hecho: el archivo no solo exonera, también mancha al denunciante. La táctica es conocida: primero se desacredita a quien investiga la corrupción, luego se protege al corrupto con errores judiciales, y por último se utiliza el archivo como prueba de inocencia, aunque huela a cloaca.
En España, el poder judicial no está secuestrado. Está perfectamente integrado en el ecosistema político-mediático que necesita de fiscales a medida, jueces que digan “donde dije delito, digo diferencia de difusión” y medios que conviertan cada resolución en arma electoral. El juez Peinado no tiene dos caras: tiene una sola, pero la gira según convenga al relato dominante.
Y mientras tanto, Madrid paga 72.600 euros por escuchar a Inda hablar de movilidad sostenible. Porque aquí, hasta la ironía la factura el contribuyente.
Ramón ElZurdo
Carta a los que cruzan mares sin mapa ni permiso.
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Santiago Abascal, orgulloso sí —postinoso, jamás— orgulloso de haber tallado futuro cuando el presente escupía vacío. Llamé a las puertas del destino, y el destino se hizo el sordo. Pero aún sin inversión, ni paz ni padrino, aposté por avanzar, y esa apuesta sigue siendo mi mayor riqueza.
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Sabía lo que hacía. No era valentía, era necesidad, ole tú, que no tuviste que saltar cuando no quedaba tierra firme bajo tus pies.
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Tomé la maletadetabla como quien toma aliento. No pedí perdón, ni firmé explicaciones. El adiós lo pacté con mi conciencia, y me marché con lo puesto, con el nombre en alto y el alma sin manchas.
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No me enredé en secuelas ni reputaciones. La aureola es cosa de otros. Lo nuestro, amigo, no fue un turismo con mapa, sino un pan amasado en pueblos ajenos. Barcelona o San Sebastián, da igual la dirección para mí, cuando el hambre es brújula.
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Así que, cuando nos pintan con cliché: pateras, cayucos, trenes reventados... No entiendes que cada uno navega en un mar distinto, hecho de esperanza y miseria. Porque todos —tú, yo, ellos— tenemos el derecho de labrar un mundo mejor que aquel que nos tocó por azar y frontera.
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Y si ese mundo no se encuentra en la tierra natal, se busca en otra parte. Pero jamás de rodillas. Jamás mendigando solución. No venimos a pedir: venimos a construir.
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Por eso, a los que hoy llaman a nuestra puerta, no se les puede negar un hueco. Porque nosotros fuimos los que ayer escribimos este cuento. O sea, tan españoles como tú, y con nuestra ropa en los balcones: fundamos la bandera de los pobres.
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El Bellotero .
Ramón ElZurdo
Decir, Tellado, que el PP es un partido de centro es tan sonrojante como Netanyahu pidiendo en una carta para que Trump sea nombrado premio Nobel de la Paz…para fomentar la concordia mundial.
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El PP y VOX tienen tantas diferencias como dos gotas de agua en un vaso agitado: hay que afinar mucho el oído para distinguirlos. Pero claro, cuando tocan elecciones, el “¡nosotros nunca pactamos con VOX!” dura lo que un café frío, porque al día siguiente, ahí están, compartiendo mesa, mantel y programa…con la voz cantante de VOX, como ocurre en las Comunidades.
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Tellado, que no nos hemos caído de un nido. Lo tuyo, además de que eres puro ejercicio de provocación profesional, es un insulto a la inteligencia nacional. Pero oye, gracias por el entretenimiento, que últimamente la cartelera política está muy apagada.
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El Bellotero .