¿Qué tienen en común
Mariano Rajoy y Alfred Hitchcock?
Ambos saben utilizar como nadie un truco para manipular tus emociones: el
efecto Kuleshov
ElPlural
Aurora Ferrer
Vie, 15 Jul
2016
Pues en un
principio, tienen en común muchas más cosas de las que piensas. En
primer lugar, ambos defienden que mantener al público en tensión durante mucho
tiempo no es nada saludable, por lo que al igual que el maestro del suspense,
el presidente en funciones incluye pinceladas cómicas en todas sus
intervenciones (incluso leyendo la letra pequeña del guión). En
segundo lugar, Don Mariano, al igual que el célebre director, también
tiene fobia a la policía. Aunque a diferencia de Hitchcock no es
irracional, ya que para él implica que un miembro de su partido ha sido
detenido otra vez por estar implicado en una trama de corrupción. En tercer
lugar, ambos tienen miedo a un color. En el caso del cineasta es el
rosa, y en el del líder del partido conservador, rojo. O morado. E incluso
naranja. Y en último lugar, el punto en común más importante de todos: a Rajoy
también le gusta valerse de técnicas cinematográficas para "lavar
el cerebro" del electorado.
No obstante,
da igual que seas conservador, liberal, anarquista o republicano. Absolutamente
todos los spots políticos manipulan nuestras emociones de una u otra forma. Y
no solo ellos, la mayoría de anuncios con los que somos bombardeados a lo largo
del día están dispuestos a conquistar nuestras emociones sin que sepamos cómo
salir de la trampa.
¿Cómo podemos evitar caer en la
trampa del efecto Kuleshov?
Lo primero,
conociendo de qué se trata. Un vídeo recientemente publicado por el canal de Youtube Now You See It explica
de una forma muy didáctica este concepto. Los políticos y algunas compañías se
valen de una de las técnicas de montaje más antiguas que existen.
De hecho, ha sido utilizada magistralmente en películas de culto como Ciudadano
Kane (1940), Psicosis (1960) o Réquiem por un
sueño (2000) con el fin de jugar y manipular las emociones del
espectador.
Mientras que cineastas como Hitchcock utilizaban el montaje para contar una
historia, los anuncios políticos lo emplean únicamente para apelar a nuestros
sentimientos. En ambos casos, los realizadores muestran una serie de imágenes relacionadas en
rápida sucesión con el fin de crear una asociación entre ellas. Piensa en la mítica escena de la bañera de Psicosis:
¿recuerdas cómo le clava el cuchillo? Posiblemente sea tu primer recuerdo, pero en
realidad eso jamás salió en pantalla. Fue la
rápida sucesión entre un cuchillo y la mujer gritando lo que nos hace recordar
que vimos cómo el arma se incrustaba en su piel. De la misma forma, Hillary
Clinton se vale de imágenes de la Casa Blanca y de Clinton caminando entre sus
inmaculadas columnas para lograr el mismo efecto.
Este fenómeno fue
descubierto durante los años veinte por
un cineasta ruso llamado Lev Kuleshov, que mostró a su atónita audiencia una secuencia en la que se veía
a un actor con un rostro neutral y,
posteriormente, imágenes de un ataúd, una sopa y una niña jugando. A pesar de
que la cara del actor tenía la misma expresividad que la de Jean-Claude
Van Damme en cualquier situación de su carrera cinematográfica, el público
percibió que este cambiaba según la imagen que le acompañaba. Fue el momento en
el que se descubrió el gran poder del montaje y la gran influencia que este
ejercía sobre la comprensión semántica de una escena.
¿Por qué se produce?
Según explica el vídeo, "el conjunto de imágenes superpuestas es muy potente. Todo el mundo
recurre a este truco, no se limita solo a las películas. Esta técnica
cinematográfica de lavado de cerebro se da continuamente, no solo en anuncios
de campañas políticas, sino también de cerveza". No te venden una rubia fresquita,
sino que te venden un concepto,
"una idea que se transmite a través de un montaje en el que vemos a gente
sonriente, disfrutando de bienestar social y divirtiéndose".
Para comprender por qué este montaje tiene un efecto tan potente, hay que
entender que el
visionado de una película, vídeo o spot no es un fenómeno de
estímulo-respuesta, sino que el espectador
interacciona en todo el proceso de creación de significados. La cara neutral
del actor es una diana perfecta para que el observador proyecte sus propias
emociones con respecto a lo que está viendo. Para enfatizar esta reacción se ponen
imágenes superpuestas, ya que nuestro cerebro interpretará automática e
inconscientemente una unión semántica y dará por hecho que están relacionadas.
El raciocinio que nos hace sospechar que nos están sugestionando aparecerá
mucho después. O no.
Aquí tienes el efecto Kuleshov explicado por el maestro del suspense:
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