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sábado, 16 de julio de 2016

Cómo lava Mariano Rajoy el cerebro a sus electores

¿Qué tienen en común Mariano Rajoy y Alfred Hitchcock?
Ambos saben utilizar como nadie un truco para manipular tus emociones: el efecto Kuleshov
ElPlural
Aurora Ferrer
Vie, 15 Jul 2016


Pues en un principio, tienen en común muchas más cosas de las que piensas. En primer lugar, ambos defienden que mantener al público en tensión durante mucho tiempo no es nada saludable, por lo que al igual que el maestro del suspense, el presidente en funciones incluye pinceladas cómicas en todas sus intervenciones (incluso leyendo la letra pequeña del guión). En segundo lugar, Don Mariano, al igual que el célebre director, también tiene fobia a la policía. Aunque a diferencia de Hitchcock no es irracional, ya que para él implica que un miembro de su partido ha sido detenido otra vez por estar implicado en una trama de corrupción. En tercer lugar, ambos tienen miedo a un color. En el caso del cineasta es el rosa, y en el del líder del partido conservador, rojo. O morado. E incluso naranja. Y en último lugar, el punto en común más importante de todos: a Rajoy también le gusta valerse de técnicas cinematográficas para "lavar el cerebro" del electorado.
No obstante, da igual que seas conservador, liberal, anarquista o republicano. Absolutamente todos los spots políticos manipulan nuestras emociones de una u otra forma. Y no solo ellos, la mayoría de anuncios con los que somos bombardeados a lo largo del día están dispuestos a conquistar nuestras emociones sin que sepamos cómo salir de la trampa. 
¿Cómo podemos evitar caer en la trampa del efecto Kuleshov?
Lo primero, conociendo de qué se trata. Un vídeo recientemente publicado por el canal de Youtube Now You See It explica de una forma muy didáctica este concepto. Los políticos y algunas compañías se valen de una de las técnicas de montaje más antiguas que existen. De hecho, ha sido utilizada magistralmente en películas de culto como Ciudadano Kane (1940), Psicosis (1960) o Réquiem por un sueño (2000) con el fin de jugar y manipular las emociones del espectador. 


Mientras que cineastas como Hitchcock utilizaban el montaje para contar una historia, los anuncios políticos lo emplean únicamente para apelar a nuestros sentimientos. En ambos casos, los realizadores muestran una serie de imágenes relacionadas en rápida sucesión con el fin de crear una asociación entre ellas. Piensa en la mítica escena de la bañera de Psicosis: ¿recuerdas cómo le clava el cuchillo? Posiblemente sea tu primer recuerdo, pero en realidad eso jamás salió en pantalla. Fue la rápida sucesión entre un cuchillo y la mujer gritando lo que nos hace recordar que vimos cómo el arma se incrustaba en su piel. De la misma forma, Hillary Clinton se vale de imágenes de la Casa Blanca y de Clinton caminando entre sus inmaculadas columnas para lograr el mismo efecto.
Este fenómeno fue descubierto durante los años veinte por un cineasta ruso llamado Lev Kuleshov, que mostró a su atónita audiencia una secuencia en la que se veía a un actor con un rostro neutral y, posteriormente, imágenes de un ataúd, una sopa y una niña jugando. A pesar de que la cara del actor tenía la misma expresividad que la de Jean-Claude Van Damme en cualquier situación de su carrera cinematográfica, el público percibió que este cambiaba según la imagen que le acompañaba. Fue el momento en el que se descubrió el gran poder del montaje y la gran influencia que este ejercía sobre la comprensión semántica de una escena.

¿Por qué se produce?
Según explica el vídeo, "el conjunto de imágenes superpuestas es muy potente. Todo el mundo recurre a este truco, no se limita solo a las películas. Esta técnica cinematográfica de lavado de cerebro se da continuamente, no solo en anuncios de campañas políticas, sino también de cerveza". No te venden una rubia fresquita, sino que te venden un concepto, "una idea que se transmite a través de un montaje en el que vemos a gente sonriente, disfrutando de bienestar social y divirtiéndose".
Para comprender por qué este montaje tiene un efecto tan potente, hay que entender que el visionado de una película, vídeo o spot no es un fenómeno de estímulo-respuesta, sino que el espectador interacciona en todo el proceso de creación de significados. La cara neutral del actor es una diana perfecta para que el observador proyecte sus propias emociones con respecto a lo que está viendo. Para enfatizar esta reacción se ponen imágenes superpuestas, ya que nuestro cerebro interpretará automática e inconscientemente una unión semántica y dará por hecho que están relacionadas. El raciocinio que nos hace sospechar que nos están sugestionando aparecerá mucho después. O no.
Aquí tienes el efecto Kuleshov explicado por el maestro del suspense:
  

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