Bebés robados
Partidas de nacimiento
falsificadas y recién nacidos congelados en el negocio que creó la trama
de bebés robados durante los años 70
Luisa Fernández, víctima de la trama, cuenta a
la historia de la búsqueda de sus gemelos, desaparecidos en 1972, en un
hospital de Jerez sobre la que ahora se atisba una pequeña esperanza.
Público
30/5/18
Maria
Serrano
Luisa Fernández recibe
con agrado a cualquier periodista interesado en la historia más dura de su
vida, el supuesto “robo de sus dos gemelos” hace 46 años en el viejo hospital
José Antonio Primo de Rivera de Jerez de la Frontera (Cádiz). Ha pasado
demasiado tiempo pero hoy tiene una pequeña esperanza. Y es que ha encontrado
una pista, el hallazgo de una mujer que nació y fue adoptada en la misma fecha
en la que se produjo el robo de sus bebés en este hospital franquista. Una
llamada de teléfono la llevó hace escasos meses a hacerse unas pruebas de ADN
en un laboratorio español. A pesar de la similitud física y la coincidencia de
los datos, Luisa Fernández cree que las pruebas han “sido manipuladas”
al salir negativas. Solo espera emprender un nuevo viaje con su supuesta hija
robada a un laboratorio extranjero en pocos meses. Necesita ir poniendo piezas
poco a poco en esta cruda historia sin final y demostrar que “las pruebas han
sido manipuladas”.
A finales del franquismo, año 1972, Luisa Fernández ya
sabía el proceso que llevaba un parto. “Tenía ya a un hijo de 11 meses y no me
podían engañar” aclara a Público. Le quitaron rápido la ropa. “El mismo médico
con una enfermera no me hizo ni el ingreso” oficial. Era la mañana del 24 de
febrero. No pasó por ninguna habitación y en pocos minutos quedó dormida a
causa de la anestesia en un quirófano prácticamente abandonado. “Escuché el llanto de mis hijos pero no logré
verles la cara”, sentencia. La habitación quedaría custodiada por
una monja y una enfermera. Luisa Fernández no entendía por qué no estaba allí
su marido ¿qué pasaba? ¿por qué había cambiado tanto el proceso de un parto que
había vivido con su otro hijo un año antes?.
Intentando mantener la
calma esperaría la llegada de su marido Francisco Tocón hasta la habitación.
“Él y yo pedíamos sin parar verle la cara a nuestros niños pero nos repetían que no habían venido bien, que
estaban muy enfermos”. El paripé continuaba como una tragedia
invivible para Luisa Fernández. En los cristales del hospital infantil veía a
dos niños a lo lejos en dos incubadoras. “Serán los nuestros” repetía sin
descaso. Aunque las enfermeras volvían encarecidamente a insistirle que era
imposible verlos.
“A mi marido sí le enseñaron en el mortuorio un bebé congelado”, explica Luisa Fernández
Las mentiras continuaron hasta la semana de vida de los gemelos. “La
misma mañana que me dijeron que me iban a dar el alta me comunicaron que la
niña había fallecido por colitis, a causa de las complicaciones que traía”.
Luisa Fernández destrozada no pudo ver el cuerpo de la pequeña. “A mi marido sí
le enseñaron en el mortuorio un bebé congelado cuando solo tardó media hora en
llegar desde que nos comunicaron el fallecimiento”. La misma tragedia ocurría
con el niño. Fallecerían al décimo y octavo día de vida y fueron enterrados en
un supuesto osario de adultos con todos los trámites realizados por el
hospital.
El inicio de la búsqueda y la denuncia ante la Fiscalía
Aquel mes de febrero de 1972 fue el
peor en la vida de Luisa Fernández. Pronto descubriría un grave hilo de
mentiras que implicaban a religiosos, personal médico y funcionarios, entre
ellos el primo de su familiar que le había asistido en el parto como médico.
“Solo en la planilla de enfermería estaba inscrito que a mi hija le dieron
medicación en su noveno día de vida cuando supuestamente murió el día 8”. Es el
único documento que Luisa ha podido encontrar sobre su permanencia en el
hospital, al no realizarse ningún tipo de ingreso médico.
Todo resulta una incongruencia demasiado grande pero
esta afectada nunca tuvo miedo de buscar a los responsables. “El primer impulso
nos llevó a ir a un abogado pero nos dijeron que solos no íbamos a conseguir nada, que nos
uniéramos con otros colectivos” de afectados. Francisco Tocón y
Luisa Fernández empezaron a sumar fuerzas, sin pensar que las denuncias por
bebés robados sumaban casi quinientas solo en la ciudad de Jerez. Así lo
descubrieron cuando fueron hasta la Fiscalía General del Estado en 2012 para
tramitar la denuncia que finalmente fue archivada. “La llevamos después a la
Fiscalía de Cádiz como nos indicaron y también la pasaron por alto”. El motivo,
según destaca la afectada fue la ingente documentación que la Fiscalía gaditana
vio sobre la sustracción de bebés en aquella fecha. Una auténtica alarma social.
Luisa Fernández
conoce el grave problema de fondo, es el miedo a dar nombres cuando ya hay
sentencia firmes en esta trama como ha ocurrido en el caso de la supuesta bebé
robada Ascensión López en Almería, condenada incluso a prisión por la monja que
tramitó su adopción “¿Cómo nos podemos arriesgar cuando Ascen ha sido condenada
injustamente en un país que no tiene en cuenta las víctimas de esta trama?”.
Luisa Fernández, así como el resto de afectadas,
tuvieron la oportunidad de reunirse personalmente con el Fiscal General del
Estado, José Manuel Maza. “No nos pudimos creer que nos dijera, que lo de los bebés robados no era
una trama, sino casos muy aislados” apunta a Público.
La llegada del caso a Estrasburgo
Respira mientras continua el relato de lucha. Nos
cuenta cómo posteriormente al archivo de la denuncia decidió ir en 2014 al
Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH). El matrimonio de Francisco Tocón y
Luisa Fernández consideraba que había sido "vulnerado" su derecho a
la tutela judicial efectiva, "recogido en el artículo 6 y 13 del Convenio
Europeo para la protección los de Derechos Humanos y las Libertades
Fundamentales".
Las causas de las muertes de los gemelos se contradicen en un amplio número de documentos, ya que en uno “pone neumonía, en otro colitis y en otro prematuridad", aclara la afectada.
Hoy esta mujer de 68 años es presidenta de la
asociación SOS Bebés Robados de Jerez y no descasa ni una sola semana sin
buscar pruebas. “Hemos incluso detectado como “en el certificado de defunción
aparece un intento de imitación de muestra firma para enterrarlos sin nuestro
permiso", puntualiza.
Su visita a Estrasburgo no
logró dar frutos. Reconocieron la
falta de pruebas que existía sobre los responsables pero Luisa Fernández no
cejó en su empeño y el pasado año contó la historia de sus dos gemelos, a los
que llamó María Soledad y Miguel Ángel ante delegación de nueve eurodiputados,
presidida por la británica Jude Kirton-Darling, que quisieron conocer de
primera mano toda la información posible sobre estas denuncias. “Recuerdo como
aquella mujer se puso a llorar cuando el traductor le iba contando la historia
a través de los micros”, apunta Luisa.
El posible hallazgo de uno de uno de sus gemelos
Luisa Fernández no ha parado de recibir sorpresas en
los últimos meses. La llamada de un padre adoptivo desde Murcia le trajo por
primera vez un hilo de esperanza sobre sus dos hijos supuestamente robados. “Un
hombre de Murcia se puso en contacto con la asociación por teléfono y nos contó
con detalle la historia de cómo tramitaron la adopción de su gemela en aquel
año 1972”. Luisa afirma como aquellos padres esperaron a que una religiosa le entregara una niña a la
semana de vida. “Aquel padre me decía que le entregaron a una niña
liada en una toalla. Le compraron ropa y la llevaron dirección a Murcia en un
coche” Estuvieron esperando durante días en una fonda indicada por la monja. En
la partida de adopción que Luisa Fernández ha buscado sin descaso cambia la fecha de nacimiento, un
procedimiento habitual para despistar dentro de aquel negocio que
creó la trama de bebés robados durante los años 70.
Hace pocos meses que Luisa Fernández y su supuesta
hija se hicieron las pruebas de ADN. “Para mí no es posible. Las coincidencias
son muchas y las pruebas de los perfiles han salido negativas, algo que me resulta
totalmente incoherente”, alega. “Quiero ir hasta un laboratorio europeo para confirmar que no han
manipulado mis pruebas de ADN”.
Sin aclarar ningún punto exacto en el mapa espera
acercarse a un laboratorio internacional para confirmar esas pruebas que, según
comenta “habrían podido ser fácilmente manipuladas”. La lucha continua para
Luisa Fernández, como cada día de su vida pero ahora con algo más de esperanza
ante la posibilidad de haber podido encontrar a uno de sus gemelos.
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