La culpa del PP, a la vista de todo el mundo
No sé si los jueces estarán
satisfechos, pero han logrado algo crucial: que el elefante esté a la vista de
todos
ElPlural
Enric Sopena
Jue, 24 Mayo
2018
El PP es
participe lucrativo de la trama Gürtel tal y como ha
sentenciado la Sección II de la Audiencia Nacional que ha juzgado la primera
pieza de este escándalo de corrupción.
En inglés existe una expresión
metafórica que dice, elephant in the room (elefante en la habitación)
que se refiere a una verdad evidente que es ignorada, o a un problema que nadie
desea discutir. Es decir, nadie podría evitar ver un elefante en una
habitación, pero se prefiere cerrar los ojos para no afrontar el problema.
Es lo que ha ocurrido con el
papel del partido de Mariano Rajoy Brey en la trama Gürtel. Cuando
Don Mariano dijo en 2009 que toda la Gürtel era una conspiración contra el
Partido Popular. Y añadió “Quiero afirmar, y el comité ejecutivo también, la
honorabilidad de nuestro partido”. Ahora, los magistrados por mayoría, fuera
del voto particular del presidente de la Sala cuya percepción es otra, dejan
clara esa primera vinculación del PP, de los altos cargos del PP y de la
trama de empresas con un ánimo espurio.
Las penas de prisión dictadas
afectan a dirigentes populares Luis Bárcenas
(y su esposa Rosalía Iglesias) con severas condenas de cárcel o
la prisión decidida para Jesús Sepúlveda con multa añadida a su exmujer, la
exministra Ana Mato, y otros políticos del PP, aparte de toda la
parafernalia de quienes componen las empresas de Francisco Correa con la
excepción en este caso de Álvaro Pérez cuyo papel los magistrados han
considerado no lesiva.
Muy probablemente no figuren aquí
todos los que son, aunque muchos han
declarado ante el tribunal, incluso el propio Mariano Rajoy Brey.
Tampoco el castigo para el PP es excesivo, una multa total de casi un cuarto de
millón de euros, pero el toque de atención hacia quienes durante ese año
componían el eje central del partido, es evidente. Es más, considero que todo
esto puede ir más allá y no habría que descartar que en otros procedimientos vuelva
a aparecer el PP y otros nombres similares o de la misma familia política.
Estos hechos probados coinciden con
los nuevos términos que expertos juristas manejan en cuanto a la corrupción.
Hablan de auténticas corporaciones en que se suman los intereses de las
empresas a los de los partidos políticos contra lo que conviene a la sociedad.
Esta alianza interesada entre instituciones y privados impone sus normas de
mercado basadas en la eliminación de la competencia y la adjudicación de
contratos públicos a esos socios en el delito obviando los mecanismos legales
o sorteándolos.
No hay que olvidar que el PP jugó
con ventaja y, además, en coincidencia con su participación en las elecciones.
Según los hechos probados que cita la sentencia, parte de este dinero sirvió
para “directamente pagar gastos electorales o similares del Partido Popular
o fueron a parar como donaciones finalistas a la llamada Caja b del
partido”, paralela a la oficial.
Si como
señalan los expertos, la corrupción en su definición más simple consiste en el
uso indebido de un cargo público con la finalidad de conseguir ganancias
privadas o el abuso de las funciones públicas y, si una de sus fórmulas más
comunes utiliza el proceso de contratación pública, la acción del partido de
Mariano Rajoy Brey se recogerá en los libros de la carrera de Derecho.
Creo que, en este caso, con gran
esfuerzo y no pocos quebraderos de cabeza, los magistrados de la Sección II de
la Audiencia Nacional han concluido su trabajo de forma exhaustiva y ajustada a
Derecho. Han vivido un proceso muy atropellado con recusaciones de determinados
jueces al principio por su presunto buen ánimo hacia la formación juzgada;
incluyendo la ruptura final de la Sala en cuanto a criterios y las presiones
que, se supone, recibieron desde distintos ámbitos.
Desconozco si esos magistrados
estarán ahora satisfechos con el resultado. Pero considero que lo que han
logrado es crucial: han conseguido que el elefante esté a la vista de todos.
Que nadie se llame a engaño.
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