El abad sin piedad
El prior-administrador
del Valle de los Caídos, Santiago Cantera, que oficia misas por Franco y
desobedeció a los tres poderes del Estado
ElPlural
Carlos Hidalgo
Mié, 2 Mayo 2018
Santiago Cantera
Montenegro tiene 46 años y se metió a monje recién terminada la universidad y dejando
a su novia. Cantera es considerado un experto medievalista por algunos,
como un "amigo" por la Fundación Francisco Franco y como un
problema por parte de la jerarquía católica, que tuvo que presionarle para que
dejara de desobedecer a los jueces, al Senado y al Ejecutivo, dueño del Valle
de los Caídos a través de Patrimonio Nacional.
Cantera, que alguna
vez ha dicho que negaría la comunión a los feligreses "ignorantes"
que se presentaran en misa "como si fueran vestidos para la playa",
también ha negado a los familiares de los hermanos Lapeña el derecho a
recuperar los restos de sus seres queridos, que permanecen desde hace más de 50
años en el Valle de los Caídos, a donde fueron trasladados por las autoridades
franquistas sin pedir permiso. A mayor gloria de la paz del franquismo.
Para ello no ha dudado
en desobedecer
una sentencia judicial que autorizaba las exhumaciones, en prohibir el acceso a un recinto estatal a los
técnicos del Estado, en ignorar al Senado -a donde fue llamado para explicar su
actitud- y en acusar de prevaricación a la Vicepresidenta del Gobierno y
Ministra de Presidencia, Soraya Sáenz de Santamaría. No parece tener en cuenta
que es inquilino de una propiedad estatal que nos cuesta dos millones de euros
anuales y que, además, recibe otros 240.000€ del Estado para administrarlos sin
dar explicaciones.
Cantera también despierta opiniones divididas entre sus compañeros, los
propios monjes benedictinos. Cuando el último abad del Valle de los
Caídos, Anselmo Álvarez Navarrete, renunció por motivos de salud, Cantera
no le sucedió como abad debido a que no reunió "suficiente consenso"
por parte del resto de monjes. Así que está un escalón por debajo, teniendo que
conformarse con ser prior-administrador.
Aunque Cantera habla
del Valle de los Cáidos como un "símbolo de reconciliación",
no tiene problemas en celebrar mismas por Francisco Franco, José Antonio Primo
de Rivera y en oficiar el funeral de Carmen, la hija de Franco, en el tanatorio
de Carabanchel.
Algunos de sus detractores creen que no termina de entender la aconfesionalidad del
Estado, señalando cómo usaba su condición de religioso para negarse a
obedecer al Estado. Esa visión un tanto nacionalcatólica le hace estar algo
desconectado de la realidad, según incluso algunos de los feligreses que oyen
misa en la basílica del complejo monumental franquista. Según estos habituales
de los sermones del prior-administrador, Cantera
cree que los cristianos están perseguidos en la actualidad y que ceder
en aspectos como permitir las exhumaciones es permitir el primer paso para los
benedictinos sean desalojados del Valle de los Caídos.
Hasta que el
presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo
Blázquez, no dijo públicamente que Cantera
era un simple monje que debía obedecer a las autoridades estatales, el
prior-administrador no cedió y dejó de obstaculizar el proceso para las
exhumaciones. A la vez, dejó caer a través de una senadora del PP que estaría
dispuesto a recibir a la familia Lapeña, aunque Eduardo Ranz, abogado de éstos,
niega que tal invitación se haya producido. Y son las familias quienes más han
sufrido los desplantes y la soberbia del no-abad. "Algún
día el mismo Papa va a tener que pedir perdón por todo esto",
reflexiona Ranz.
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