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Agencias
8-1-2015
Un heterogéneo grupo de personas armadas, algo más
de cincuenta, han ocupado el centro del
hemiciclo del Congreso de los Diputados en medio de una acalorada sesión. Se
han oído varios disparos pero fuentes bien informadas nos comunican que
impactaron en el techo del recinto sin producir ningún daño. No llevan uniforme
lo que hace descartar cualquier intervención militar o policial. La TVE estaba
retransmitiendo el acto pero parece ser que no ha interrumpido la emisión lo
que nos permite ir averiguando lo que ocurre en su interior. Uno de los
asaltantes lleva un megáfono por el que imparte instrucciones.
-Por favor, permanezcan sentados en sus escaños. Que
nadie se mueva. Somos gente de paz pero muy cabreada, no nos obliguen a cometer
ningún acto del que nos tengamos que arrepentir.
No sabemos cómo ha sido pero acaba de aparecer una
ambulancia de la que están bajando un grupo de sanitarios.
-No más preámbulos-continua el mismo-se encuentran
ustedes secuestrados. No esperamos a ninguna autoridad ni tan siquiera existe
un “elefante blanco” (acaba de hacer mención al 23 F de Tejero). Somos los
representantes y en estos momentos la mano ejecutora, de cerca de 800.000
enfermos de Hepatitis C. Todos los que nos encontramos aquí estamos en la Fase
4 lo que quiere decir que nos importa un rábano todo lo que pueda ocurrir ya
que tenemos las horas contadas. Existe un medicamento llamado SOVALDI que puede
curarnos pero esos señores sentados en los asientos azules que han robado cientos
de millones de euros, han llevado al país a la ruina, etc…no nos lo quieren suministrar por su elevado precio.
¿No les da vergüenza señores del gobierno? Todos los que estamos aquí
echándoles en cara su maldad, su hipocresía…formamos parte de esa estadística
terrible de 12 fallecimientos diarios por no disponer de su medicina. Algo que la Constitución señala claramente
nos pertenece.
Uno del grupo
se le acerca y le susurra algo al oído.
-Bien, tienes razón…ya está bien de tanta
palabrería. Vayamos al grano. Sanitarios- se dirige a los que han bajado de la
ambulancia un grupo de unas veinte personas- procedan.
Una mujer de
unos 40 años armada con un fusil se acerca a un sanitario y le acompaña
directamente donde se encuentra el Presidente del Gobierno Mariano Rajoy.
Le pone el
cañón en la boca mientras el enfermero le pone una inyección en el culo.
La siguiente, Soraya vicepresidenta del Gobierno,
con la sorpresa de que al levantarle la falda para pincharle observa, y la
cámara enfoca un primer plano, que no lleva ropa interior. Risas.
El resto de los sanitarios se dirige a la bancada
del Partido Popular y va repitiendo la misma acción.
-Son voluntarios, doctores y doctoras que nos han
recetado miles de veces el medicamento que nos podría salvar. Han estado toda
la noche sacándonos sangre a los que estamos en la fase más adelantada con el
fin de que haya para todas sus señorías.
De repente se oye un fuerte murmullo, algunas
palabras de protesta en la bancada de los populares y un desconcierto atroz en
la del gobierno que se han quedado como estatuas de sal.
-Pueden hacerles un trasplante, a ustedes les sobra
el dinero, y tomar toneladas del medicamento que podría salvarles aunque les
notifico que hemos tomado nuestras precauciones para que…no lleguen a tiempo.
Nos han filtrado la noticia de que el nuevo ministro
de Sanidad había propuesto, para abaratar costos, ir trasladando a todos los
enfermos de hepatitis C, recordemos cerca de 800.000 en toda España, a la isla
de Perejil, donde el inefable Federico Trillo plantó una bandera cuando tuvieron
el conflicto con Marruecos. “Allí estarán bien atendidos, con médico,
terapeutas…y de todo”. Decía el informe.
-Oye Pablo-llama el del megáfono a uno de sus
compañeros armado con una metralleta-traeros al ministro Alonso y la Mato que
debe andar por ahí arriba.
Se arma un pequeño revuelo pero a los pocos minutos
ya los tiene a los dos en el hemiciclo rodeados por los asaltantes.
-Dejadlos en porretas.-le hace una seña a un
sanitario para que se acerque y cuando está a su lado le dice: A estos les
pones el triple de la dosis. Merecen un fuerte castigo.
El cerco se abre dejando a los dos políticos
desnudos en medio del hemiciclo. Ana Mato no deja de gemir y el ministro Alonso
no deja de repetir: pero si ya tenéis la medicina…
Uno de los secuestradores que deambula alrededor de
los miembros del Gobierno está levantando a los ministros de sus asientos
buscando algo. De repente se levanta y grita: Huele a mierda…se han cagado…¡les
ha entrado diarrea a estos!!!!!!
A pesar del momento tan dramático los presentes
rompen a carcajadas.
Por unos instantes se pierde la señal de la TVE pero
se oyen voces…
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A ver, dejen paso, soy médico… ¿qué ha ocurrido?
Parece ser que en la sala de espera de Urgencias del
Hospital General un enfermo que llevada doce horas esperando ser atendido acaba
de fallecer.
Sus últimas palabras fueron: A la isla de Perejil
no…no…no…
Es normal, dice el doctor, acaba de sufrir una
encefalopatía hepática que a estos enfermos en sus últimos momentos les hace
ver alucinaciones, como si estuviesen bajo los efectos de una fuerte droga.
Probablemente este cadáver sea el que cubra el cupo
de las doce muertes diarias que dicen las estadísticas. Uno menos. Debió ser un
bello sueño que nunca se podrá hacer realidad. Lástima.