Política, religión, actualidad, cine, opinión, sociedad, humor, cultura, fotogalerías.....corrupción, corruptores, justicia, robos, fraudes, atracos, preferentes, rescate bancario, hambre, paro, miseria, desahucios, hipocresía, la verdad, mentiras y mas mentiras...crisis, ricos, pobres, muy pobres, muy ricos, miseria, niños hambrientos, familias que no pueden llegar a fin de mes, trabajadores esclavos...Santa Pederastia, Sagrada Pedofilia....
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sábado, 9 de agosto de 2025
Psicologo Gabriel Dancygier
LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ
Tengo 82 años, 4 hijos, 11 nietos, 2 bisnietos y una habitación de 12 m2.
Ya no tengo mi casa ni mis cosas queridas, pero sí quien me arregla la habitación, me hace la comida y la cama, me toma la presión y me pesa.
Ya no tengo las risas de mis nietos, el verlos crecer, abrazarse y pelearse; algunos vienen a verme cada 15 días; otros, cada tres o cuatro meses; otros, nunca...
Ya no hago croquetas, ni huevos rellenos, ni punto, ni crochet.
Aún tengo pasatiempo para hacer sudoku que entretienen algo.
No sé cuánto me quedará, pero debo acostumbrarme a esta soledad; voy a terapia ocupacional y ayudo en lo que puedo a quienes están peor que yo, aunque no quiero intimar demasiado. Desaparecen con frecuencia...
Dicen que la vida se alarga cada vez más.
¿Para qué?
Cuando estoy sola, puedo mirar las fotos de mi familia y algunos recuerdos de casa que me he traído. ¡Y eso es todo!
Espero que las próximas generaciones vean que la familia se forma para tener un mañana (con los hijos) y devolver a nuestros padres el tiempo que nos regalaron al criarnos.
"Cuidar de quien ya cuidó de nosotros, es la mayor de las honras y la mayor de la oportunidades, para retribuirles en parte, el haber vivido para nosotros".
¡Que tengan lindo día!
jueves, 7 de agosto de 2025
José Sanchez
De Gürtel a la Operación Podemos en 7 puntos: la cloaca como sistema
I. El Estado como instrumento de autodefensa partidista
Todo empezó, oficialmente, con Gürtel. La gran trama de corrupción que manchó hasta los gemelos de las camisas de Génova. Pero Gürtel no fue el principio: fue la grieta. El agujero por donde se coló la verdad —y por el que el Partido Popular empezó a cavar su propio refugio subterráneo. Un refugio hecho de informes apócrifos, policías a sueldo, fiscales mudos, periodistas complacientes y jueces con los ojos vendados. No para proteger al Estado. Para protegerse del Estado.
Desde entonces, la cloaca no es una anomalía. Es un sistema paralelo, opaco, ilegal, funcional. Un sistema de contraataque institucional diseñado para sabotear a quien ose amenazar la hegemonía del partido que se considera a sí mismo el legítimo propietario de España.
II. Gürtel, 2009: el inicio del miedo
Cuando el caso Gürtel estalló, el PP entendió que necesitaba algo más que abogados. Necesitaba comisarios. No los de la ONU, sino los del Ministerio del Interior. Así se construyó la primera línea de defensa: desactivar investigaciones, perseguir a jueces como Garzón, proteger a tesoreros y destruir pruebas. Ahí empieza la conexión con Villarejo. Ahí empieza la cloaca.
III. Kitchen, 2013: el Estado al servicio del silencio
La Operación Kitchen fue el salto cualitativo. El Estado no solo defendía al partido. Ahora robaba pruebas para que no llegaran a los tribunales. A Luis Bárcenas se le espió con fondos reservados. Se chantajeó a su chófer, se le colocaron micrófonos, se le ofreció impunidad a cambio de lealtad.
Y todo ello sin control judicial alguno. Fue el propio Ministerio del Interior —con Fernández Díaz a la cabeza— el que orquestó la operación para proteger a Mariano Rajoy y su círculo íntimo. El crimen ya no era la corrupción. El crimen era tapar la corrupción con otra ilegalidad aún más grave: el uso mafioso de los resortes del poder.
IV. Operación Cataluña: el nacionalismo como coartada
Entre 2012 y 2017, el independentismo sirvió de excusa perfecta para desplegar el aparato más sucio del Estado. Se fabricaron pruebas, se manipularon cuentas bancarias, se presionó a bancos extranjeros como BPA, se intoxicó a la opinión pública a través de medios de comunicación domesticados.
La lucha contra el "enemigo interior" se convirtió en una coartada patriótica para justificar la ilegalidad estructural. En nombre de la unidad de España, se rompió la unidad del Estado de derecho.
V. La Operación Podemos: cuando el enemigo ya no era catalán, sino de clase
Cuando el PP sintió que el verdadero peligro venía por la izquierda, se activaron los mismos engranajes. En lugar de esteladas, camisetas moradas. En lugar de Artur Mas, Pablo Iglesias. La maquinaria se adaptó.
Se activaron investigaciones sin pruebas. Se filtraron informes falsos a la prensa. Se creó un relato de financiación ilegal internacional que ningún tribunal avaló, pero que todos los medios amplificaron. El objetivo no era condenar judicialmente. El objetivo era linchar mediáticamente. La condena era política y preventiva.
VI. Y ahora, 2025: el pendrive que vuelve a apestar
El pendrive de Leire Díez no es una novedad. Es una confirmación. Más audios. Más pruebas. Más corrupción. Más cloaca. Pero también más impunidad.
Lo realmente inquietante no es lo que hay en los archivos. Es lo que ya sabemos y, sin embargo, no cambia nada. Porque en este país hay partidos que pueden destruir pruebas, espiar periodistas, fabricar delitos y seguir gobernando. No porque el sistema falle, sino porque el sistema lo permite.
VII. ¿Quién protege a los protectores?
Este no es un artículo sobre Villarejo. Es un artículo sobre el poder. Sobre cómo se garantiza su continuidad. Sobre cómo, si el PP vuelve al Gobierno, todo lo que fue será de nuevo.
Porque aquí no se juzga la corrupción. Se institucionaliza.
Y, mientras tanto, los demócratas asisten al espectáculo como si no fuera con ellos. Como si no fueran ellos quienes serán los próximos espiados. Los próximos triturados. Los próximos a los que el Estado —ya no el Derecho— les enseñará de quién es esta patria.
Joan Ignasi Masutier
Hiroshima 80 años después, y el cura católico que bendijo las b0mbas atómicas lanzadas en Japón
Hoy, 6 de agosto de 2025, se cumplen ochenta años del primer b0mbardeo nuclear de la historia humana. Fue en la ciudad de Hiroshima, Japón, donde un solo artefacto arrojado desde el cielo por el b0mbardero Enola Gay, la b0mba “Little Boy”, desató una destrucción tan inaudita que la humanidad pensó que no podría haber algo peor. Pero tres días después, el 9 de agosto de 1945, otra fatal b0mba, la “Fat Man”, repetiría el exterminio humano, esta vez en la ciudad de Nagasaki. Esto provocó más de 180.000 fallecidos inmediatos, sin contar los incontables sobrevivientes condenados a una ag0nía larga y dolorosa por quemaduras, cáncer y malformaciones genéticas.
Sin embargo, en medio de este siniestro despliegue de la ciencia convertida en instrumento de destrucción, hubo un personaje que representa a la perfección la hipocresía moral de las religiones cuando son puestas al servicio del poder político y militar: el sacerdote católico estadounidense George Zabelka, el hombre que bendijo las b0mbas.
Nacido en Michigan en 1915, Zabelka era hijo de inmigrantes católicos moravos. Apenas ordenado sacerdote en 1942, fue asignado capellán de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en la Unidad 509, la misma que preparó los ataques atómicos desde la isla de Tinian. A sus 30 años, sin mucho cuestionamiento, cumplía su doble papel: “pastor de almas”, y oficial del aparato militar más m0rtífero del planeta. Así, el hombre que predicaba la humildad y el amor al prójimo, terminó santificando en nombre del “Dios del amor”, los mismos aviones y artefactos que dejaron un cráter humano en el corazón del Japón.
Irónicamente, Zabelka paseó después del b0mbardeo por las ruinas de Nagasaki, y recogió como macabro souvenir un trozo del incensario destruido en la Catedral de Urakami —la mayor iglesia católica del Este Asiático—, y ni aun eso le arrancó un solo remordimiento durante casi tres décadas. ¿Qué pasa por la mente de un sacerdote que, profesando el mensaje supuestamente pacífico de Jesús, termina justificando y bendiciendo la aniquilación masiva de decenas de miles de civiles, incluyendo a monjas y niños católicos?
Desde la psicología social, el caso de Zabelka ilustra con crudeza el poder del lavado moral colectivo. Zabelka admitió más tarde que había sido “programado” por su país y su Iglesia para ver a los japoneses como “el enemigo”, deshumanizados, indignos de misericordia. La obediencia a la autoridad (tanto eclesiástica como militar), el adoctrinamiento nacionalista, y el sesgo cognitivo de “causa justa”, hicieron el resto. Él mismo lo confesaría tardíamente: “Toda la estructura de la sociedad secular, religiosa y militar me dijo claramente que estaba bien ‘dejar que los japoneses tuvieran eso’ […]. Nunca se me ocurrió protestar públicamente por las consecuencias de estos ataques aéreos masivos.”
O sea, Zabelka fue un caso paradigmático de disonancia cognitiva. Necesitaba creer que participaba en una causa justa, para sostener la imagen de sí mismo como “hombre de Dios”. Por eso reprimió durante muchos años el conflicto interno entre su fe (o la parte de su fe que se proclamaba “no vi0lenta”) y su complicidad activa en la carnicería. Y sólo décadas después, cuando asistió a talleres sobre no-violencia en 1973, su conciencia comenzó a derrumbar el andamiaje mental que había construido para protegerse de la culpa.
Desde entonces, convertido en activista del pacifismo, Zabelka pasó sus últimos años repitiendo que había sido manipulado y le habían “lavado el cerebro”, a la vez que denunciaba el silencio cobarde de su Iglesia ante la guerra. Hasta que en 1980 diría sin ambages: “La atmósfera moral operativa en la Iglesia en relación con los b0mbardeos masivos de civiles enemigos era totalmente indiferente, silenciosa y corrupta en el mejor de los casos; en el peor de los casos, fue bendecida religiosamente.”
Ya en 1985 Zabelka viajó en peregrinación a Hiroshima y Nagasaki, pero esta vez para pedir perdón: “Por traerles la mu3rte en lugar de la plenitud de vida, miseria en lugar de misericordia.” Sin embargo, ya para entonces era demasiado tarde para las decenas de miles de personas inocentes que fallecieron calcinadas o lentamente tosiendo sangre por la radiación. Y aunque aplaudamos su mea culpa tardío, desde una mirada escéptica no podemos dejar de notar que también cumplía la función de exorcizar sus propios fantasmas, de buscar la expiación personal —un mecanismo muy humano, pero no menos egoísta—.
Zabelka falleció a los 76 años en Flint, Michigan, el 11 de abril de 1992. Su misa fúnebre fue concelebrada por el obispo de la diócesis, Kenneth Povich y otros obispos y sacerdotes, ante una concurrencia que desbordó la Iglesia del Sagrado Corazón de Flint.
Hoy, 80 años después de la tragedia de Hiroshima, la jerarquía católica global parece no recordar a George Zabelka, ni mucho menos avergonzarse de haber “bendecido” los arsenales atómicos. El mismo Zabelka criticó en los años 80, que no veía un cambio real en la actitud de la Iglesia frente a la guerra. Y en efecto, aún hoy, el actual papa León XIV, omitiendo cualquier tipo de participación de la Iglesia Católica en el caso, sólo se ha limitado a dirigir unas palabras al actual obispo de Hiroshima, Monseñor Alexis M. Shirahama, manifestando su "profundo respeto y afecto" hacia los sobrevivientes, y repitiendo la retórica frase expresada con frecuencia por el papa Francisco: “La guerra es siempre una derrota para la humanidad”. Ese mensaje desde el Vaticano, fechado el 14 de julio de 2025, es hasta este momento el primero y único pronunciamiento explícito del papa León XIV sobre estos hechos históricos.
Hasta la redacción de este artículo, no se encuentran otros discursos, declaraciones o escritos anteriores —ni posteriores— de León XIV, que mencionen expresamente el b0mbardeo de Hiroshima, o que expresen condolencias por lo ocurrido el 6 de agosto de 1945. Sus primeros meses de pontificado se han centrado en retóricos y muy generales llamados a la paz, la no violencia y el diálogo, particularmente en contextos como Gaza, Ucrania o Medio Oriente, sin aludir a las tragedias específicas de Hiroshima y Nagasaki.
Y es que la religión institucionalizada, más interesada en sus alianzas con el poder que en practicar lo que predica, siempre encontró maneras de acomodar el masivo crim3n bajo la etiqueta de “gu3rra justa” o “defensa de la civilización cristiana”. Las b0mbas atómicas de Hiroshima y Nagasaki —bendecidas, no lo olvidemos, en nombre del mismo “Dios” que supuestamente prohibió quitar la vida— son la prueba irrefutable del costo monstruoso de esas racionalizaciones.
Nosotros, como personas que valoramos la vida humana por encima de fantasías trascendentes, vemos en George Zabelka un testimonio trágico de cómo las creencias religiosas pueden ser manipuladas para justificar lo injustificable. Y de cómo los seres humanos, incluso con sotana, son capaces de traicionar sus principios más básicos cuando el nacionalismo, la obediencia o el fanatismo se apoderan de sus mentes.
Ochenta años después, Hiroshima sigue ardiendo en nuestra conciencia. Y quizá el verdadero homenaje que podemos hacer a sus víctimas no sea encender velas ni repetir rezos, sino comprometernos a no volver a poner la ciencia, la religión o la política al servicio de la destrucción. O, al menos, a no necesitar un taller de “no-violencia cristiana” para descubrir, demasiado tarde, que exterminar civiles está mal.
[Godless Freeman]
Referencias:
https://es.wikipedia.org/wiki/Claude_Eatherly...
https://es.wikipedia.org/wiki/Paul_Tibbets...
https://es.wikipedia.org/wiki/Charles_Sweeney...
https://en.wikipedia.org/wiki/George_Benedict_Zabelka...
http://www.peacehost.net/PacifistNation/FrZ2.htm...
http://www.peacehost.net/PacifistNation/FrZ2.htm...
https://www.bbc.com/mundo/noticias-45121649...
https://www.facebook.com/watch/?v=1643428199030579
HURTADO, EL BRAZO DIESTRO DE LA LEY
La primeva vez que tuve conocimiento del juez Hurtado, fue a raíz de su actuación en la sala donde M. Rajoy tenía que contestar, como testigo, a las preguntas de los abogados de la acusación en el caso Gürtel. La cara de cemento de M. Rajoy, junto con su insolente desfachatez, y el baboso comportamiento de este juez hacia el Presidente, empezando por colocarle en un estrado, cosa nunca vista en un juicio donde se interroga a los testigos, y sus continuas interrupciones, impidiendo que los abogados hicieran su trabajo, alegando que a él le parecían preguntas fuera de lugar (casi todas), ya me pusieron sobre la pista de la clase de juez que era este individuo, un entregado de hoz y coz a los intereses de esa clase política que llamamos derecha. La vergüenza ajena que sentí, tardé varios días en superarla. Desde entonces hasta ahora, este puñetero togado, nunca ha defraudado mis expectativas, sus actuaciones han sido, y son, todo un catálogo de despropósitos judiciales ampliamente criticado por juristas de prestigio, aunque también es verdad que, el CGPJ como encargado de corregir estas anomalías, siempre ha estado ausente, ¿Por qué será?
JUECES Y FISCALES DE ESTA GUISA, ARRASTRAN A LA JUSTICIA ESPAÑOLA POR EL BARRO, ANTE EUROPA.
sábado, 2 de agosto de 2025
Ankor Inclán
“LUIS FELIPE CARRASCO NO VENDÍA LIBROS… LOS PRESTABA EN LA CALLE, A DESCONOCIDOS, SIN PEDIR NADA A CAMBIO”
Luis Felipe Carrasco tenía 58 años y un carrito oxidado de supermercado donde llevaba algo extraño para las calles de Ciudad Juárez:
Libros.
Libros de todo tipo: novelas viejas, cuentos infantiles, poemas, historietas.
Cada mañana, salía con su carrito lleno de páginas usadas, y lo estacionaba en la esquina de un parque.
Ponía un cartel escrito a mano, en cartulina gastada:
“No es un negocio.
Si quieres leer, llévate uno.
Cuando termines, devuélvelo o pásalo a alguien más.”
No cobraba nada.
No anotaba nombres.
No pedía datos.
Solo confiaba.
—“La gente necesita historias más que cosas”—decía Luis Felipe.
Había crecido sin libros.
De niño, leía los envoltorios de los chicles y los anuncios del periódico.
Por eso, cuando empezó a juntar libros donados o encontrados en el tianguis, decidió hacer algo distinto:
compartirlos gratis.
A veces, alguien tomaba un libro y nunca lo devolvía.
No importaba.
—“Quizá se lo quedó porque lo necesitaba”—decía sin enojo.
Otros regresaban semanas después con los ojos brillosos:
—“Ya lo terminé, don Luis. ¿Tiene otro?”
Así, sin saberlo, Luis Felipe Carrasco construyó una biblioteca ambulante sin paredes.
Un día, un muchacho subió una foto a redes:
El carrito lleno de libros, el cartel escrito a mano y Luis Felipe sonriendo, como si llevar cultura por la calle fuera lo más normal del mundo.
La imagen se hizo viral.
Miles de personas compartieron el mensaje:
“Ojalá todos los barrios tuvieran un Luis Felipe Carrasco, que en vez de vender, regala puertas a otros mundos.”
Hoy, en esa esquina del parque, la gente ya sabe:
Si quieres leer, busca al hombre del carrito.
Si quieres olvidar un rato las noticias tristes, agarra un libro.
Y si no tienes dinero, no te preocupes.
Luis Felipe siempre dice lo mismo cuando alguien le pregunta cómo puede confiar tanto:
—“Porque cuando uno da historias, recibe humanidad.”