11-3-16
Luis Gonzalo Segura
Público
Según
los reyes, España es un país difícil y LOC (La Otra Crónica, de El Mundo) es
una “mierda”. Este país es difícil para la Reina Letizia porque
Javier López Madrid, yerno de Villar Mir (que fue ministro entre 1975 y 1976),
salió en varios medios de comunicación involucrado en asuntos tan poco claros
como las tarjetas black, el supuesto acoso sexual a una doctora o la trama
Púnica. En esto de la mierda, de lo escatológico, la reina y yo
tenemos gustos muy diferentes.
La gran mierda de España no es la publicación de LOC, sino tener unos
reyes que en lugar de reprochar su actitud a Javier López Madrid, en lugar de
escribir un mensaje lamentando tener que romper su relación de amistad por los
escándalos producidos y la conducta inapropiada, lo que hicieron fue animarle.
Al compi yogui le
mandaron besos, le dijeron que sabían quién era y quienes eran, le
dijeron que se conocen, se
quieren y se respetan, le dijeron que no
pasaba nada por el artículo de las tarjetas en la mierda de LOC y el
rey Felipe VI le invitó a comer.
El compi
yogui se había gastado más
de 34.000 euros en tarjetas black, está siendo investigado por la
donación de 1,8 millones de euros al Partido Popular y sabemos que se apoyó en el
rey Juan Carlos para realizar negocios en Arabia Saudí de los que afirmó
informar a Felipe VI.
Por tanto, la gran mierda de este país es descubrir en
menos de dos años de reinado que el rey Felipe VI se parece mucho a sus
antecesores. Es cierto que, al menos que sepamos, no parece ser tan bebedor,
juerguista o mujeriego como otros Borbones, pero por lo visto hasta ahora es
muy del gusto de relacionarse con personas turbias (su amigo López Madrid, su
secretario Rafael Spottorno, su hermana Cristina y Urdangarín,…) y con las
violentas monarquías del Golfo. Igual que su padre.
La gran mierda de España es que el rey no sea un
ciudadano como los demás y pueda ser llamado a declarar en cualquier
tribunal o imputado (investigado se dice ahora) por cualquier delito que
cometiese, sino que su figura sea inviolable. Es tan inviolable que si
matase a alguien sería declarado inmune dado que no existe ninguna herramienta
que permita eliminar los privilegios jurídicos de los que goza. La gran mierda
es que este asunto no sea un debate nacional o el propio rey haya planteado la
necesidad de reformar este anacronismo jurídico y privilegio inaceptable
en una democracia moderna.
La gran mierda que la mayoría de los medios de
comunicación lo hayan comentado sin darle la relevancia que merece o lo hayan
intentado minimizar. Tanto es así que El Mundo tuvo en
su poder los mensajes y no los publicó. Entre los atemorizados
debido a la incesante sangría de despidos de directores y periodistas en los
grandes medios, aquellos otros que son marionetas de los bancos a los que
pertenecen sus medios (El País, por ejemplo) o los que se sitúan en
posiciones fanáticas, nos encontramos que un asunto de esta gravedad no es
tratado como debiera. No solo eso, El
Mundo y otros medios se han
dedicado a intentar minimizar el asunto argumentando que la relación entre los
reyes y López Madrid se rompió poco después (octubre de 2014).
Como la mayoría de informaciones por encargo, poco tiempo ha bastado para
recibir, como se dice ahora, un zasca
en la boca: los reyes y López Madrid
se vieron el 17 de enero de 2015 después de coincidir en el
cine.
La gran mierda es tener unos reyes a los que les
importa más el compi yogui de las tarjetas black que el inaceptable
estado de unas Fuerzas Armadas y una Guardia Civil sin derechos y
libertades, con importantes tintes autoritarios y que siguen sin subordinarse a
la ciudadanía.
La gran mierda es que los heridos y familiares de los
muertos en los accidentes con explosivos en mal estado se queden sin las
indemnizaciones que merecen, que nuestros militares sigan falleciendo por usar
piezas de segunda mano para reparar los helicópteros, que nuestros policías y
guardias civiles patrullen sin chalecos antibalas, que estemos
endeudados por armamento que no necesitamos o que nuestros
uniformados trabajen bajo la indefensión, la precariedad laboral y la
ausencia de conciliación familiar. Todo ello mientras el jefe de las Fuerzas
Armadas, el rey, siente que España es un país tan
difícil y anima a su amiguito.
La gran mierda es comprobar que tenemos unos reyes que
siguen haciendo negocio y manteniendo excelentes relaciones con Arabia Saudí,
que lo hacen a la vez que este país está bombardeando Yemen (con más de
6.000 civiles muertos) o sigue pisoteando los derechos humanos al
decapitar a sus ciudadanos por delitos como la homosexualidad, el adulterio o
el ateísmo (casi 200 en algo más de un año).
La gran mierda es que los recortes en educación,
sanidad, derechos y libertades sean cada vez más salvajes, que la corrupción se
haya apoderado de todo el país y lo esté carcomiendo por dentro, que estemos
dejando morir a más de dos millones de refugiados y que a los reyes todo esto
(y mucho más que no tengo espacio para contar) no les parezca una gran mierda.
La gran mierda, por tanto, es tener unos reyes que se
preocupan, y mucho, de sucompi yogui, pero muy poco de todo el daño
que este ha causado, de la extrema gravedad de los acontecimientos en los que
se encontraba involucrado o de la situación del país. Si los reyes se
preocupasen tanto de sus ciudadanos como del investigado López Madrid o,
mejor aún, si no hubiese reyes o si, por lo menos, estos fueran jurídicamente
como el resto de ciudadanos, a todos nos iría mejor.
La gran mierda de todo esto, Felipe VI y Letizia, es
que os parezca una mierda lo que no lo es y lo que es una mierda no
os lo parezca. Esa es la gran mierda.
Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de
Tierra y autor de las novelas “Código rojo” (2015) y “Un paso al frente”
(2014).
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