Por qué el voto al Senado es tan importante este año
y cómo hacerlo “estratégicamente”
Alejandro Nieto
El
Senado en España es siempre el gran olvidado. Las encuestas de intención de
voto dan estimaciones para el Congreso de los diputados pero del Senado apenas
se habla. Y esto es porque normalmente el
Senado no importa mucho.
Según
explica la propia página web del Senado, la tramitación parlamentaria de un texto legal
normalmente comienza por el Congreso (y aunque no es necesario, normalmente a
propuesta del Gobierno). El texto se debate, se enmienda y va al Senado. Ahí se
hacen cambios (aprobados por mayoría simple) o se veta (por mayoría absoluta).
Pero luego el Congreso de los diputados tiene la última palabra: cualquier cosa que diga el Senado sobre una ley puede
caer en saco roto si el Congreso así lo quiere.
Sin
embargo hay situaciones en las que el Senado es importante. Por ejemplo elige a
cuatro de los doce magistrados del Tribunal Constitucional y a diez de los
veinte vocales del Consejo del Poder Judicial. Y existen dos casos en el que el
Senado tiene mucho poder: cuando se intenta reformar la Constitución y cuando se tiene que intervenir en una Comunidad Autónoma.
Procedimiento para
reformar la Constitución
En
España hay dos procedimientos de reforma constitucional: el "simple"
y el "agravado". El procedimiento simple es el que hasta ahora se ha
usado en las dos reformas constitucionales que hemos tenido desde 1978.
El
procedimiento simple se usa para reformar cualquier parte de la Constitución
excepto el Título preliminar (dice, entre otras cosas, que España es una
democracia y que es indivisible), al Capítulo segundo, Sección 1ª del Título I
(derechos fundamentales y las libertades públicas), o al Título II (la Corona).
En este procedimiento la reforma se tiene que aprobar por mayoría de tres quintos
en ambas cámaras. Si no se logra esto tendría que formarse una comisión
paritaria de Congreso y Senado que propongan un nuevo texto. Si no hay acuerdo
todavía se puede aprobar la reforma, pero se necesita mayoría absoluta en el Senado y mayoría de dos tercios en el Congreso.
En
el caso de reforma "agravada" de la Constitución la reforma deberá
ser aprobada por mayoría
de dos tercios en Congreso y Senado,
se disolverían las cortes y habría nuevas elecciones. El nuevo Congreso y
Senado deberían aprobar de nuevo por dos tercios la reforma y para que se
apruebe definitivamente la nueva Constitución tendría que aprobarse en
referéndum.
Es
decir, en el caso de una reforma constitucional el Senado tiene mucho poder de
bloqueo, y todos sabemos que la próxima legislatura todos los partidos tienen
propuestas de reforma constitucional. La situación en Cataluña es ahora mismo
un problema y una reforma constitucional podría ser la salida, ya sea para dar
más autogobierno o para permitir un referéndum de autodeterminación. Si un
partido logra una mayoría de bloqueo en el Senado podrá imponer su criterio o
frenar iniciativas de otras formaciones.
Intervención de una
autonomía
De
nuevo nos encontramos con el problema de Cataluña. Llevamos tiempo oyendo
hablar de que el Gobierno podría usar el artículo 155 de la
Constitución para intervenir en Cataluña, quitando competencias al Parlament si desobedece leyes o incluso al
Gobierno de la Generalitat.
El
artículo 155 de la Constitución española es breve y conciso: "Si una Comunidad
Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le
impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de
España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad
Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría
absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a
aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del
mencionado interés general".
Como
vemos, antes de una intervención hay una condición previa: una mayoría absoluta
en el Senado. Aunque este artículo nunca se ha aplicado en España y de momento
no parece haber intención de usarlo, una mayoría de bloqueo podría poner las
cosas difíciles al Gobierno en el caso de que quiera intervenir.
¿Cómo se eligen los
senadores?
El
Senado se elige de una forma mixta: elección directa y elección indirecta. La parte
directa la elegimos este domingo, junto con las elecciones al Congreso de los
diputados, la papeleta naranja. Y la parte indirecta cae en manos de las
Comunidades Autónomas: cada Comunidad Autónoma elige un Senador, y otro más por
cada millón de habitantes que tenga (por tanto es un número que cambia
legislatura a legislatura según la variación de la población). El mecanismo de
elección de estos senadores está regulado en los Estatutos de Autonomía de cada
Comunidad. Ahora mismo hay 58 senadores elegidos por Comunidades Autónomas.
La
elección directa es una votación en lista abierta en la que se eligen 208
Senadores. De casi todas las provincias salen 4 Senadores. En las islas el
sistema es algo distinto, la circunscripción no es provincial sino por isla y
por tanto en las islas mayores (Gran Canaria, Mallorca y Tenerife) se eligen
tres Senadores y en las islas menores (Ibiza-Formentera, Menorca,
Fuerteventura, Gomera, Hierro, Lanzarote y La Palma) un Senador. En Ceuta y
Melilla se eligen dos Senadores en cada una.
En
Ceuta y Melilla cada votante tiene que elegir dos Senadores de la papeleta y en
las islas menores uno. Por tanto es un sistema en el que el partido más votado
se lleva todos los Senadores (aunque no hay obligación de votar a los dos
Senadores del mismo partido, recordamos, son listas abiertas). En el resto de
circunscripciones el votante tiene un número de votos que corresponde al número
de Senadores a elegir menos uno. Es decir, en las provincias en las que se
eligen cuatro Senadores hay tres votos y en las islas mayores dos votos. La
elección de Senadores es muy sencilla, no hay regla d'Hont ni nada similar: los candidatos más votados se llevan el puesto.
Voto estratégico en el
Senado
Los
partidos presentan tantos candidatos en cada circunscripción como votos tienen
los ciudadanos (no es obligatorio pero es lo óptimo). Normalmente la gente
suele votar a todos los candidatos de un mismo partido aunque siempre hay
diferencias: el primero de la lista de cada partido suele tener más votos que
el segundo y éste más que el tercero. Los motivos son diversos: gente que no
entiende bien cómo hay que votar y vota sólo a uno o dos candidatos y gente que
reparte su voto entre varios partidos.
Tal
y como es el sistema de voto del Senado lo normal es que en las provincias de 4
Senadores el partido más votado se lleve 3 Senadores y el segundo más votado 1
Senador. Es decir, el Senado es muy mayoritario, si hay un partido que es el
más votado en la mayoría de las provincias suele tener una mayoría amplia.
Por
tanto en estas elecciones el PP, que estará muy lejos de la mayoría absoluta en
el Congreso de los diputados seguramente sí que la tenga en el Senado. Y
recordemos que el PP se opone, en principio, a reformas constitucionales. Como
hemos visto antes, sin una mayoría absoluta, de tres quintos o de dos tercios
en el Senado (dependiendo del caso) es imposible aprobar una reforma
constitucional.
Pero
en estas elecciones se da un caso muy curioso. Las encuestas señalan que el PP,
que será el partido más votado, lo hará con un 20-30% de los votos, un
porcentaje muy bajo. Es por eso que en el Congreso no tendrá mayoría absoluta,
pero en el Senado esto le vale para llevarse la mayoría amplia de los
Senadores.
¿Cómo puede votarse estratégicamente en el Senado? Fácil, si los votantes de los partidos que van a
quedar segundo, tercero y cuarto (que según las encuestas obtendrán entre un
15-20%) reparten sus votos entre los primeros candidatos de cada partido
posiblemente los primeros candidatos de estos partidos tendrán más votos y
podrían arrebatarle la mayoría de los Senadores. El otro día puse un ejemplo concreto que voy a ampliar aquí. Imaginemos una situación de
voto en una provincia en la que se reparten cuatro escaños en la que los
votantes deciden hacer como siempre y depositar su confianza a un único
partido, es decir, poner sus tres votos a un único partido. En dicha provincia
el PP obtiene 25% de los votos, el PSOE 20%, PODEMOS un 19% y CS un 15%. Por
tanto el PP se llevaría tres Senadores y el PSOE uno. El resto de partidos se
quedarían fuera.
Ahora bien, imaginemos que los
votantes del PSOE saben que su tercer candidato no tiene oportunidades de
salir, y en cambio les gusta el primero de PODEMOS. Deciden así dar dos votos
al PSOE y el tercero al primer candidato de PODEMOS. El resultado sería
bastante raro, el PP seguiría con tres senadores y PODEMOS uno. El PSOE no
lograría ningún Senador.
Pensemos ahora en una estrategia
más coordinada. Quizá por un mensaje de los partidos a sus bases, quizá por una
toma de conciencia acerca del Senado, los votantes de PSOE y PODEMOS se
coordinan. Los votantes del PSOE deciden votar a su primer y segundo candidato,
pero el tercer voto se lo dan al primero de PODEMOS. Y en PODEMOS pasa lo
mismo, deciden votar a su primer y segundo candidato pero el tercer voto se lo
dan al PSOE. Ahora PSOE y PODEMOS tendrían un Senador cada uno, y el PP se
quedaría únicamente con dos.
Imaginemos ahora que los votantes
de PSOE, PODEMOS y CS realmente lo que no quieren es que el PP se lleve tantos
Senadores. Sabiendo que seguramente éste sea el partido más votado deciden
repartir sus tres votos entre los primeros candidatos de PSOE, PODEMOS y CS. El
resultado sería que cada partido se llevaría un Senador, robando dos Senadores
al PP respecto a la intención de voto original.
Como
hemos visto votar estratégicamente puede variar sensiblemente el resultado de
las elecciones en el Senado. Para hacerlo primero hay que mirar las encuestas
de la provincia en la que residimos. Si el partido que va a ser el más votado
es el que tenemos intención de votar entonces no hay que hacer nada raro:
señalamos todos los candidatos de dicho partido. Si en cambio nuestro partido
no es el que tiene mayor intención de voto y no queremos que el primer partido
se lleve la mayoría de los Senadores lo estratégico es repartir nuestros votos
entre varios partidos, señalando siempre a los primeros candidatos.
Las
listas abiertas se prestan mucho a este tipo de estrategias y de hecho es uno
de los motivos por los que mucha gente lleva
pidiendo durante años listas abiertas para el Congreso, para no tener que votar exactamente lo que nos dice
nuestro partido favorito. Sin embargo la mayoría de la gente no hace uso de
estos votos estratégicos en el Senado, y es una pena porque con el sistema que
tenemos el partido más votado está muy sobrerrepresentado.
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