¿Es factible un ‘pucherazo’ en España?
Por Paco Bello -
27/06/2016
Empecemos por aclarar, desde ya, que más allá de
mínimas irregularidades, el sistema electoral es fiable en lo que respecta al
voto y al recuento que reflejan las actas que se cumplimentan y firman en los
colegios. La duda, si la hubiere, tendría que ver con el proceso de recuento
posterior. Pero vayamos por partes, y apuntemos antes algunas de las
particularidades y curiosidades que se han dado en estos comicios
Grandes variaciones en los avances de participación
No es la primera vez que se celebran elecciones
generales en junio. De hecho esta es la tercera vez que coinciden en ese mes
tras las de 1986 y 1993. Y es importante que no sea una singularidad porque de
otra forma podríamos achacar el sorprendente incremento porcentual de
participación entre las 18 y las 20 horas a esta circunstancia. Pero no es el
caso.
En 1986 la diferencia de participación entre las 18 y
las 20h fue de 14,2 puntos porcentuales y de 15,3 en 1993. Esto quiere decir
que en realidad no hubo ninguna diferencia tampoco con el resto de los
porcentajes en el resto de los comicios celebrados en diferentes fechas. En
España esta diferencia nunca ha bajado del trece y nunca ha pasado del quince,
hasta ayer, que se marcó un hito con una diferencia de 18.5 puntos, entre 3,5 y
4 puntos por encima de la media: más de un 20% o, lo que es lo mismo, de 1,2 a
1,4 millones de votos más de los previstos en este caso
.
En estadística, con estas magnitudes, y con un histórico
de datos tan importante, un cambio de esta naturaleza resulta absolutamente
inexplicable y desconcertante.
Otra cuestión a tener en cuenta es que la
participación va a resultar la más baja en unas elecciones generales (alrededor
de un 65%) una vez se contabilice el voto del extranjero. Aunque por otra parte
era previsible dada la fecha y la especial circunstancia de repetición
electoral. El caso es que la nueva abstención no ha afectado al PP (todo lo
contrario), y se ha concentrado exclusivamente en Unidos
Podemos que es el que computa toda la desafección (según los datos de
Interior).
El estrepitoso error de las ‘israelitas’ y del resto
de encuestas
Con la enorme muestra que suponen las 132.000
entrevistas realizadas por la empresa demoscópica Sigma Dos para RTVE y FORTA,
el margen de error en el sondeo se supone mínimo. Y así ha sido normalmente en
estos casos hasta el pasado diciembre, aunque el error de ayer supere cualquier
ejemplo previo.
Las dos ‘israelitas’ que se han realizado (porque a la
de Sigma Dos se une la de GAD3 para COPE), han acertado con la parte alta de la
horquilla de los resultados de PSOE y C’s (que finalmente solo han perdido
100 mil y 300 mil votos respectivamente), centrando el grueso del error entre
Unidos Podemos (que pierde la friolera de más de un millón de votos) y el
PP de la corrupción (que gana 650.000). Casualmente, aunque esto no pase de
curiosidad, la diferencia porcentual de la previsión se corresponde con ese de
3,5 a 4% de participación extra ya comentado entre las 18 y las 20h. Así, la
media de las encuestas pronosticaban para Unidos Podemos un porcentaje en
torno al 25% (y se ha quedado en un 21%), y para PP de un 29% (y ha llegado al
33%). Algo que resulta tan sorprendente como inesperado si además tenemos en
cuenta la media de todas las encuestas del último mes, incluyendo al último
barómetro electoral del CIS
El extraño caso de INDRA
Es probable que no todo el mundo sepa que el recuento
electoral corre a cargo de una empresa y no de la Administración. Esta empresa
se nutre de los datos que son enviados por el representante de la
Administración presente en los colegios electorales que se pone al cierre del
acta en contacto con el centro de recogida de datos de los comicios.
Esta concesión siempre ha estado en manos de la más
que polémica empresa público-privada INDRA, excepto en las pasadas
elecciones de diciembre, en las que ganó el concurso la empresa SCYTL. Poco
después INDRA recuperaría la concesión tras hacer una oferta ¡un 40% inferior!
al importe original. ¿Tanto ganan en unas elecciones como para permitirse ese
ofertón, o es que la Administración estaba dilapidando el erario público? Más
que nada porque, aunque un contrato de unos pocos millones de euros sea peccata minuta en una empresa que factura más de 3.000
anuales, hay que dar por supuesto que no contratan a pérdidas (excepto que
existan intereses ocultos, claro)
.
Lo de las intrigas y vinculaciones con casos de
corrupción de integrantes de INDRA da para escribir un libro, pero ahora solo
cabe mencionar que su presidente es Fernando Abril-Martorell, hijo del conocido
político franquista. El susodicho compatibiliza este cargo con otros altos
cargos, como por ejemplo los que ostenta en Telefónica y Prisa (compartiendo
actualmente Comité Editorial en el diario El País con Felipe González).
Recapitulando
Aunque por sí mismas no determinan nada, se han dado
tres circunstancias singulares: Nunca se había dado una variación de
participación semejante; nunca las encuestas habían fallado por tanta
diferencia (y solo restando y sumando porcentajes equivalentes con dos
partidos), e INDRA recupera de forma poco ortodoxa la concesión del recuento.
¿Es posible falsear los datos? ¿Es posible un fraude
electoral?
Por supuesto que sí, pero otra cosa es que no sea
posible detectarlo.
Cómo se manejan los datos finales del recuento
en la empresa concesionaria depende de muy pocas personas, por tanto desde
ese punto de vista es más que posible alterar el resultado. Pero los resultados
de las mesas electorales son públicos y deben ser accesibles en todos los
colegios electorales tras la votación, por lo que en teoría debería ser muy
sencillo cotejarlos con los que ha ofrecido el Ministerio de Interior. El
problema es que hablamos de muchas decenas de miles de mesas electorales, y
para detectar un fraude ‘moderado’ (incluso de un millón de votos) habría que
contabilizar la totalidad de las actas.
Este es el trabajo que se supone debería realizarse en
el recuento oficial definitivo (en este caso a partir del próximo jueves), pues
así lo dicta la LOREG:
104.1 “Cada Junta se reúne, con los representantes y
apoderados de las candidaturas que se presenten, en la sede del local donde
ejerce sus funciones el Secretario.”
105.2 “A continuación, el personal al servicio de la
Junta proceden bajo la supervisión de ésta, a la apertura sucesiva de los
sobres referidos en el artículo 100, párrafo segundo, de esta Ley.”
El caso es que por norma no se cumple la Ley, y no se
abren los sobres ni se realiza el recuento manual, dándose por válidos los
datos telemáticos ofrecidos por el Ministerio de Interior, incluso cuando
median quejas por parte de algún partido político ‘menor’.
¿Van los partidos que pudieran haber sido perjudicados
a exigir que se cumpla la Ley?
Aunque es un asunto delicado y poco gratificante que
además suele tener mala prensa (por aquello de la desconfianza en la sacrosanta
democracia del régimen del 78), los partidos que no han visto reflejados los
resultados de las encuestas en el recuento oficial deberían forzar el recuento
general, más allá de los recuentos de aproximación internos que hagan con
la documentación que hayan obtenido de sus delegados y colaboradores.
No en vano el primer responsable del escrutinio provisional,
exista o no un fraude electoral, es el mismo que hace una semana escuchábamos
conspirar contra rivales políticos en las grabaciones que ponía a disposición
de todo el mundo el diario Público. Si esto no es motivo suficiente para
sospechar habrá que buscar un nuevo significado de fe. Así que sería propio de
soplagaitas ingenuos no exigirlo por no molestar. Además, si
finalmente comprobamos que todo es correcto, tendremos motivos para
congratularnos por lo bien que funciona nuestro sistema electoral.
¿Lo harán o vamos a tener que confiar en la decencia
del PP?
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