Las 5.000
amantes del emérito
Público
11/07/2017
Al emérito monarca le ha salido un contable de sus amoríos que ha establecido
sin ningún género de dudas que a lo largo de su vida se llevó al tálamo a 4.786
mujeres, una cifra que haría palidecer a Casanova o al morenísimo Julio
Iglesias, que presumía de haber hecho 3.000 muescas a su cabecero, patas
incluidas. La etapa más fecunda, según el inventario, habría sido la de sus
primeros veinte años como rey, un “período pasional” en el que habría acumulado
2.154 conquistas, a una media de 125 al año. El voraz apetito de Su Enormidad
sólo se habría interrumpido en su viaje de novios, del que no consta devaneo
alguno.
El autor de este singular catálogo es el coronel retirado Amadeo Martínez
Inglés, que se ha buscado una editorial portuguesa para publicar Juan Carlos
I. El rey de las 5.000 amantes, una compilación que se inicia con la novia
de juventud de nuestro Tenorio y que, al parecer, se nutre en parte de los
informes de una red de espías desplegada por Franco para vigilar las andanzas
de su desenfrenado sucesor desde su paso por las distintas academias militares
hasta su proclamación después de seis años como príncipe heredero.
Martínez Inglés ha dado la impresión de estar un tanto obsesionado con el
exjefe del Estado, sobre el que ha venido publicando varias biografías, y cuya
definición en un artículo de opinión como
“el último representante en
España de la banda de borrachos, puteros, idiotas, descerebrados, cabrones,
ninfómanas, vagos y maleantes”
le valió una multa por un delito de injurias graves a la Corona. Diplomado
en Estado Mayor y profesor de Historia Militar en su Escuela de Oficiales no
es, precisamente, un piernas. Sólo quien ha tenido alguna vez cabeza puede
permitirse el lujo de perderla.
Casi diez años antes de que algún medio resucitará el pasado mes de enero
que el CNI había ingresado cientos de millones de pesetas de los fondos
reservados en cuentas de Luxemburgo para evitar que Bárbara Rey desvelara su
relación con el Rey y difundiera algunos vídeos calientes de la pareja, el
coronel ya había denunciado en una carta al entonces presidente del Congreso Manuel
Marín diversas actividades ilícitas del portador de la Corona. Entre ellas su
implicación en el 23-F, su enriquecimiento desmedido, la corrupción de la
institución, el “presunto asesinato” de su hermano Alfonso y el desvío de
“fondos reservados del Estado para pagar sus aventuras galantes y los chantajes
que alguna de sus numerosas amantes, como el que tuvo que hacer frente a partir
del año 1994 tras su larga relación amorosa de 15 años de duración con una
bella vedette del espectáculo español. Que nos ha costado a los contribuyentes
españoles más de 500 millones de pesetas, pagados con los fondos reservados del
CESID, Presidencia del Gobierno y Ministerio del Interior”. El coronel escribió
pero no tuvo quién le escribiera a él, al menos para dar acuse de recibo de su
misiva.
En este último punto es donde tiene algún sentido su retahíla de amantes en
tapa dura que verá la luz en septiembre, que de ser cierta permitiría entender
el desgaste de caderas que ha sufrido este Don Juan a secas. Una cosa es que el
monarca haya sido cliente VIP de Pikolín, que poco tendría que importarnos
siempre y cuando hubiese cumplido con sus obligaciones oficiales -lo que no
siempre ha ocurrido-, y otra muy distinta que hayamos tenido que financiar sus
ligues y el borrado de sus huellas a escote, y nunca mejor dicho.
A estas alturas lo único que sorprende de esta pretendida adicción sexual
del monarca son las escasas demandas de paternidad que se han conocido -y
archivado comme il faut– ante semejante despliegue de fortaleza física.
Dando por buenos los datos, aunque sólo fuera en un pequeño porcentaje, es
posible afirmar con algunos de los estudios conocidos recientemente en la mano
que este hombre se ha vacunado a conciencia contra el cáncer de próstata.
A Martínez Inglés hay que reconocerle bastante valentía, ya fuera por su
defensa del Ejército profesional, que le costó cinco meses de cárcel en la
prisión militar de Alcalá de Henares, o por su beligerancia contra la guerra de
Irak. Con su último cartucho dispara a lo ya amortizado.
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