Blas Infante y Queipo de
Llano, cómo desenterrar a la víctima y al verdugo
El
Ayuntamiento de Sevilla inició el miércoles los trabajos para exhumar al padre
de la patria andaluza, fusilado en 1936 bajo el mando del general golpista.
Queipo está enterrado en la Macarena y ahora un aspirante a hermano mayor de la
cofradía baraja trasladarlo a una cripta anónima dentro del templo
Público
SEVILLA
DANIEL CELA
La memoria
histórica de Sevilla tiene dos heridas abiertas: una está en el cementerio
de San Fernando, donde yacen alrededor de 3.500 víctimas del franquismo
apiladas en fosas comunes, entre ellas Blas Infante, considerado padre
de la patria andaluza; la otra se encuentra en el interior de la basílica de
la Macarena, donde fue enterrado con honores el hombre que ordenó fusilar a
muchos de los anteriores: el general golpista Gonzalo Queipo de Llano.
La reciente
entrada en vigor de la Ley andaluza de Memoria Histórica ha removido
conciencias y, ahora, quiere remover la tierra que oculta a miles de
desaparecidos durante en el inicio de la Guerra Civil. Muchos se preguntan por
qué 80 años después de ser fusilado (agosto de 1936), Blas Infante sigue
enterrado en una fosa común, y su asesino permanece en una de los templos
religiosos más venerados de Sevilla. En los últimos días se han iniciado dos
procesos paralelos, muy distintos entre sí, que podrían culminar en 2018 con
dos exhumaciones históricas: la de las víctimas y la del “criminal de guerra”,
en palabras del Gobierno andaluz. A Queipo de Llano, que comandó las tropas
franquistas en Andalucía en el 36 y fue responsable de la victoria sublevada en
el suroeste peninsular, se le atribuye el exterminio de 14.000 personas sólo en
Sevilla.
El
Ayuntamiento hispalense ha empezado esta semana los trabajos para la
delimitación y posterior exhumación de la fosa de Pico Reja, una de las seis
que hay en el cementerio de San Fernando. En esta primera demarcación los
historiadores contabilizan 1.131 víctimas del franquismo, entre ellas Blas
Infante, que fue fusilado a mitad de agosto de 1936, fecha en la que está
acreditada la apertura de la fosa de Pico Reja. Según la investigación del
historiador José Díaz Arriaga, que acompasa a los trabajos de exhumación, los
restos del padre de la patria andaluza podrían estar a media altura de la fosa,
tiendo en cuenta el día y la hora a la que fue tiroteado. El inicio de la
exhumación, que correrá a cargo de la Dirección General de Memoria de la Junta,
está previsto para comienzos de 2018.
En paralelo
a estos trabajos, la hermandad de la Macarena está a punto de renovar su junta
de gobierno en unas elecciones internas que se celebrarán el próximo 12 de
noviembre. Uno de los candidatos a hermano mayor, Santiago Álvarez Ortega
(actual teniente de hermano mayor), se ha atrevido a plantear una solución para
terminar con el espinoso asunto de los restos de Queipo. Álvarez Ortega propone
la construcción de un gran columbario en el interior de la basílica, una cripta
con 10.000 nichos para acoger a los hermanos difuntos, incluido el general
fascista, que está enterrado allí en su condición de hermano de la Macarena.
Queipo seguiría en la basílica pero, y aquí está la clave, de manera “anónima”
junto al resto de nazarenos.
El Gobierno
andaluz ha solicitado formalmente que se exhumen los restos de Queipo de
Llano en cumplimiento de la Ley de Memoria
Es una
solución intermedia que no agrada a todos, ni a los cofrades de la Macarena ni
por supuesto a las asociaciones memorialistas, que exigen sacar al general de
Franco de un templo que aún visitan muchos devotos familiares de víctimas del
franquismo. El Ayuntamiento y el Gobierno andaluz, ambos gobernados por el
PSOE, ya han solicitado formalmente a la hermandad que exhumen a Queipo en
cumplimiento de la Ley de Memoria. La cofradía ha puesto el caso en manos de
sus abogados.
De momento,
las gestiones del alcalde socialista Juan Espadas y de la presidenta
andaluza Susana Díaz con el Obispado de la ciudad y con la propia
hermandad de la Macarena han tenido poco resultado. No es de extrañar que el
Ayuntamiento de Sevilla haya optado por dar prioridad a la exhumación de Blas
Infante y los miles de represaliados que están enterrados en las fosas comunes
de San Fernando. En el área de Pico Reja, que se empezó a perimetrar el
miércoles, se cree que hay 1.131 cuerpos, de los 3.500 fusilados documentados
en los seis enterramientos ilegales del campo santo. Casi todos son víctimas
represaliadas por Franco y Queipo de Llano, pero también fueron enterrados en
San Fernando 950 golpistas (sólo una veintena terminaron en fosas comunes,
según las investigaciones). Algo más de 400 están en el panteón denominado
Héroes de la Patria, mandado construir en el 36 por el alcalde falangista
Ramón de Carranza.
Este año, la
crisis catalana ha tenido un efecto colateral en Andalucía, donde PSOE, Podemos
e IU han renovado sus votos andalucistas y pugnan entre sí por la bandera de la
defensa del autonomía, incluido sus símbolos: Manuel García Caparrós, el
joven sindicalista que murió de un disparo de la Policía durante la
manifestación del 4 de diciembre de 1977 a favor del autogobierno andaluz; y el
propio Blas Infante.
La mayoría
de los represaliados fueron apilados en fosas comunes, unos sobre otros y
sólo 60 fueron enterrados en sepulturas individuales
Sin embargo,
los mismos responsables de la exhumación de Pico Reja advierten de que la
identificación de los cuerpos será muy complicada. José Díaz Arriaza es autor
de la primera investigación sobre el trato que recibieron los cuerpos de los
combatientes durante los primeros años del franquismo en Sevilla. En su libro
'Un rojo amanecer'. El Cementerio de San Fernando de Sevilla durante la Guerra
Civil y la dictadura, se dice que la mayoría de los represaliados fueron
apilados en fosas comunes, unos sobre otros, y sólo 60 fueron enterrados en
sepulturas individuales (políticos o militares de familias de renombre que
recogieron sus cadáveres después de ser fusilados).
La
dificultad de la exhumación e identificación de los cadáveres estriba en que en
Sevilla, al contrario que en el cementerio de Málaga, no hubo una fosa
exclusiva para fusilados. Es más que probable que en el agujero de Pico Reja se
mezclen los huesos de víctimas de la represión fascista con restos de otro tipo
de inhumaciones, enfermos, indigentes, fetos de abortos… La exhumación parcial
de la fosa servirá para diferenciar unos cadáveres de otros buscando indicios
que definan una secuencia de los hechos criminales. El siguiente paso será la
documentación y análisis de campo de cada cuerpo individualizado y el registro
de huellas de violencia a partir de lesiones perimortem que evidencien la
muerte bajo signos de violencia como pruebas de los crímenes.
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