Lo último para copiar en un examen
Descubren a un opositor a Técnico de
Hacienda copiando mediante un sofisticado sistema tecnológico
En las horas previas a hacer un
examen se te pasan muchas por cosas por la cabeza: ¿Y si me quedo en blanco? ¿Y
si no me da tiempo a estudiarme este tema? Claro, que también se da la variante
de no haber tocado el libro nada más que para meterlo en la mochila y pasearlo.
En cualquier caso, no son pocos los estudiantes que han copiado en un examen.
Las chuletas son casi más antiguas que el ruido, pero eso no ha prohibido que
las técnicas evolucionen acordes a la tecnología del momento.
Atrás quedaron los años en los que
se acudían a los exámenes con litros de tinta en el cuerpo, ya sea en manos o
piernas. Los métodos se han sofisticado gracias a la tecnología, como
todos los ámbitos de la vida. Ahora sólo necesitas un reloj inteligente, por
ejemplo, o un pinganillo minúsculo y un equipo prácticamente indetectable.
Bluetooth y a funcionar
Este es el caso de un aspirante a
Técnico de Hacienda. El tribunal de la oposición le descubrió copiando mediante
un sofisticado sistema tecnológico, que incluía un MP3, un micropinganillo y un
bolígrafo adaptado que actuaba a modo de selector para elegir los
temas. Todo ello, según informa el Gobierno de Navarra, que precisa
que el opositor fue descubierto con la colaboración de la Policía Foral, estaba
conectado a través de bluetooth.
Los hechos ocurrieron el pasado 24
de abril, en la cuarta y penúltima prueba de la oposición para cubrir
diez plazas del puesto de trabajo de Técnico de Hacienda al servicio de la
Administración de la Comunidad Foral, a la que se habían presentado 134
personas, de las que 11 habían aprobado las tres primeras fases.
Comportamiento sospechoso
El
comportamiento del aspirante había levantado ya las sospechas del tribunal en
las anteriores pruebas, por lo que se puso en conocimiento de Función Pública y
de la dirección general de Interior y se organizó un dispositivo de cara al
cuarto examen para destapar al posible infractor con el principal objetivo de
evitar ningún tipo de perjuicio al resto de personas examinadas.
Así dos policías forales se
integraron en el tribunal como colaboradores en la vigilancia del aula en la
que se encontraba el sospechoso, mientras otros agentes efectuaban un rastreo
por los alrededores del edificio donde se realizaba la prueba, en prevención de
que el opositor pudieran estar siendo ayudado desde fuera por alguien que le
transmitía la información.
Los policías presentes en el aula
detectaron la existencia de algún dispositivo que estaba recibiendo una señal,
que se hacía más fuerte al acercarse al aspirante sospechoso y se perdía al
alejarse de su lado. Además, observaron que el aspirante efectuaba movimientos
extraños manipulando su bolígrafo.
Los agentes interceptaron la señal y
la pusieron a disposición del tribunal, que pudo comprobar que el contenido de
lo que se escuchaba en la transmisión de audio se correspondía con el objeto
del examen que se estaba realizando en ese momento. La presidenta del
tribunal y un policía foral se acercaron al aspirante y le solicitaron que
mostrase el dispositivo electrónico que estaba usando para copiar, ante lo que
éste reconoció su actuación.
Se comprobó
que utilizaba un MP3 con los temas del examen grabados, que llevaba sujeto en
el brazo oculto bajo la camisa, los escuchaba, vía bluetooth, gracias a un
pinganillo minúsculo que llevaba en el oído y que era invisible a primera
vista. Para seleccionar los temas concretos que habían resultado elegidos en el
examen, usaba un bolígrafo, previamente manipulado, que, a modo de selector, le
permitía saltar de una pista a otra hasta encontrar el tema deseado.
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