La ecuación Agramunt: PP + Prostitutas + Mordidas = Machismo total
Tarde y mal, el Partido Popular ha
abierto un expediente informativo a este senado 'popular'
ElPlural
Loreto Ochando
Dom,
6 Mayo 2018
La semana pasada ELPLURAL.COM dedicaba uno de sus reportajes sobre la
corrupción valenciana a poner negro sobre blanco uno de los hechos más
nauseabundos que se producen, el consumo de prostitución como forma de pago
alternativa a las mordidas o al expolio de erario. Uno de los casos que se
mencionó fue el del senador del Partido Popular, Pedro Agramunt. Un caso, que
oídas sus declaraciones al respecto, merece un tema propio.
El caso del senador
presuntamente ‘putero’, siempre según lo afirmado por la Asamblea
Parlamentaria del Consejo de Europa (PACE), saltaba a la luz cuando el Equipo
Independiente de Investigación sobre la Corrupción en el seno de la (PACE)
emitía una informe en el que acusaba al popular, tal y como señalaba Carlos Hidalgo en este periódico,
como "altamente sospechoso" de haber representado los intereses de
las dictaduras de Azerbaiyán y de Siria a cambio de dinero, regalos y, según
algunos testimonios, los servicios de prostitutas mientras ejercía de
observador electoral.
Contaba Hidalgo que Agramunt fue presidente
de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, cargo del que se vio
obligado a dimitir por las acusaciones de corrupción y tras haber perdido la
confianza del Partido Popular Europeo, que votó una moción en la que se le
instaba a dimitir. Todo ello se debió a que Agramunt había realizado en aquel
momento un viaje a Siria, donde se alojó en hoteles de lujo, para
mantener un encuentro con Bashar El Assad y se ofreció desde allí a
pagar viajes similares a otros miembros del Consejo de Europa para suavizar sus
posiciones sobre las acciones de la dictadura siria.
Pero lo lamentable del
caso, más allá de lo asqueroso, repugnante y machista que es
el consumo de prostitutas pagadas como premio por su genuflexión ante esta
dictadura, son sus frases justificativas una vez saltó el escándalo. En un
ejercicio de machismo más propio de otros siglos que de este en el que vivimos,
el senador popular dijo: “Ojalá
yo pudiera hacer esas cosas”.
Una frase que
resuena como la losa que cae sobre la tumba de las cientos de miles de mujeres
que son obligadas cada día a ofrecer su cuerpo a cambio de dinero; un pedrazo a
quienes luchan por erradicar de las calles esa prostitución forzada, se calcula
que cerca del 90 por ciento de la mujeres que la ejercen lo hacen obligadas por
mafias; un revés en toda regla a la lucha por la igualdad.
Pero lo más
lamentable de todo es que sigue como senador. Agramunt, el
hombre que ha denigrado a todas las mujeres con sus asquerosas palabras, no se
va ni con agua caliente, un clásico ya entre los políticos del partido de la
gaviota, que no dejan de cobrar un sueldo pagado por todos los españoles así
los sepulten en estiércol.
El senador niega la
mayor, de hecho su frase completa al ser preguntado por el tema fue: "Eso
es falso. Yo tengo una edad, me parece a mí que eso es una fantasía. Uno podría
decir 'ojalá yo pudiera hacer esas cosas, pero uno ya no está para eso', para
tener una vida en ese sentido. Es una acusación ridícula y sin pruebas".
Es decir, de sus palabras se desprende que no solo hubiera querido estar con
hasta tres trabajadoras sexuales a la vez, muy probablemente y como se ha
mencionado aquí explotadas por mafias, sino que además lo tilda de “fantasía”.
Una fantasía
sexual para él, pero de dolor, explotación y humillación para las mujeres que
se ven obligadas a “aliviarle”.
Una fantasía que es una película de terror diario para las cientos de miles de
mujeres que los 365 días del año están obligadas a entregarse a hombres que tan
solo las ven como objetos, y que tienen que escuchar de boca de políticos que
deberían abogar por protegerlas, frases tan horripilantes como “ojalá yo pudiera
hacer esas cosas”.
Ahora, tarde y mal,
el Partido Popular ha abierto un expediente informativo al senador. Un
expediente que tiene muchos visos, como siempre, de terminar en agua de
borrajas mientras las mujeres de las que ha hablado seguirán obligadas, día
tras día, a vender su cuerpo a babosos insensibles.
Loreto
Ochando es periodista de tribunales
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