¿Qué llevan las celebrities cuando parece que no llevan nada?
Hablamos con Kerry O’Brien, creadora de Commando, la
braga oficial de las actrices para pisar la alfombra roja de los Oscar.
23 febrero, 2018
Entre Diores, Valentinos y Chaneles, hay algo en lo que coinciden todas las actrices
(o casi) que desfilan sobre las alfombras rojas: las bragas.
Concretamente un modelo de microfibra, sin costuras, que lleva el sello de la
firma Commando.
Una pieza tan ligera, que
mientras recojan sus Oscar y posen ante miles de flashes, las estrellas de la
noche sentirán que no llevan ropa interior: “Lo peor que te puede pasar es que
estés notando la braguita. Si llevas el modelo
correcto deberías poder olvidarte de ella”, explica Kerry O’Brien,
la creadora de Commando, una marca lencera que triunfa desde hace años entre celebrities de todo tipo y TODAS, de Beyoncé condición
y cuando decimos todas son o Kim Kardashian, a Sophie
Turner o Zoe Kravitz.
Así que ya sabemos
que, además de mucha alegría, alboroto y agradecimiento a la Academia, el
domingo las estrellas de la noche sentirán que van “en plan comando”, una
expresión que viene a decir (muy finamente) “ir sin bragas” y que da nombre a
esta empresa estadounidense. “Cuando bajo la ropa llevas lo más adecuado, te
sientes mucho más segura y bella”, cuenta la entusiasta emprendedora en su
visita a Madrid. En el 2003 tuvo una idea revolucionaria, confeccionar lencería
invisible, y ahora, 14 años después, da trabajo a 50 personas a tiempo completo
y se ha colado en los cajones más vip.
“Creo que nos eligen por los
patrones limpios, por la precisión y la funcionalidad”, reflexiona O’Brien,
pensando en la cantidad de ‘traseros vip’ que se enfundan sus creaciones. “Fue
algo muy orgánico. Alguien nos descubrió, empezaron a llamarnos, las famosas se
sentían bien con estas braguitas y comenzaron a pedírselas a sus estilistas…”,
y la rueda se hizo cada vez más y más grande. Ahora, profesionales como Kate
Young, Karla Welch o Leslie Fremar (que visten a aristocracia hollywoodiense de
la talla de Natalie Portman,
Michelle Williams, Sienna Miller, Ruth Negga,
Julianne Moore, Scarlett Johansson o Charlize
Theron) citan a Commando como uno de sus secretos de estilo a
la hora de hacer que sus clientas luzcan perfectas. “Las prendas abrazan el
cuerpo de la mujer y lo celebran, no luchan contra él, así que todo sienta
mejor”, aclara la diseñadora de Commando.
Desde la sede de la compañía
en Vermont, se encargan de surtir a la red carpet de
lencería a discreción: “Suena un poco ridículo, pero durante la temporada de
premios tenemos a una persona
encargada solo de enviar lo que necesitan las celebrities: ‘Fulanita
está en tal ciudad y quiere tal braguita, la otra en la otra punto del mundo y
la necesita en otro color’… No sé cómo lo hacen, ¡pero todas se olvidan sus
bragas cuando viajan y necesitan que se las mandemos en el último momento!”,
bromea Kerry O’Brien.
Al éxito de la firma ha contribuido también el triunfo
del naked dress, el vestido transparente que ha ayudado a
que la lencería forme parte de la conversación: ya sea con un culote debajo o
con un tanga invisible.
Precisamente este último, el
Classic Thong de Commando, el best seller de la firma, fue la
prenda con la que empezó todo. Un tanga que puede ser tan discreto como se
desee; y si no, que se lo pregunten a Beyoncé
o Jennifer Lopez,
que deslumbraron en la gala del Met
con sheer dresses que solo escondían
esta pieza. O a la mismísima Rihanna,
que nos regalaba uno de los momentos estilísticos más inolvidables de los
últimos tiempos cuando aparecía en los premios del CFDA
en 2014 con un vestido de cristales de Swarovski.
O’Brien -miembro del consejo
de diseñadores americanos- estaba allí esa noche en Nueva York: “Cuando la
vimos fue un ¡guau!, apareció con aquel look tan increíble… pero cuando se
acercó y me pude fijar, les dije a mis compañeros de mesa: ‘¡Lleva mi tanga’.
Fue un momento particularmente divertido”, recuerda la empresaria, que explica
cómo ha cambiado el negocio de la lencería en la última década: “Antes nos
elegían porque nuestras braguitas no se notaban; llevabas un vestido opaco y la
ropa interior debajo no existía, era un tabú.
Nadie quería hablar de ello. Ahora ya no es solo que se hable,
se etiquete, sino que puede intuirse bajo un vestido de tul, en la espalda de
una camiseta, en una blusa que se abre… La lencería ha empezado a ser
lucida y eso abre muchísimas posibilidades”.
Sus prendas,
fabricadas en Estados Unidos con tejidos europeos, aúnan el diseño con la
tecnología más puntera. Tienen en cuenta ‘detalles’ que muchos olvidan, como
que el cuerpo de la mujer no es un prototipo: “Para hacer las tallas no solo
escalamos, sino que rediseñamos el patrón para que se adapte perfectamente a
cada tamaño”.
También se
distancian del resto de las firmas lenceras en su interpretación de lo que es
bello o sexy: desde Commando apuestan por piezas diseñadas por mujeres y para
mujeres. No para gustar a otros si no para gustarse a sí misma, un cambio de
180 grados en la concepción de la ropa interior: “Simplemente está diseñado
para gente normal, gente como yo”, explica la fundadora, “y resulta que a las celebrities
les gusta, porque en el fondo son igual que nosotras”.
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