El 'número tres' del Vaticano, culpable de
abusar de un menor y violar a otro
George Pell se convierte así en
el integrante más alto del Vaticano en ser condenado
Andrea De
Lucas Martes, 26
de febrero de 2019
ElPlural
El cardenal George Pell, quien fuera consejero directo del papa Francisco,
considerado el “número tres”
del Vaticano, y superministro
de Finanzas, ha sido declarado como culpable
de abusos sexuales a dos niños durante los años 90 por el tribunal de
Melbourne. Algo se sospechaba desde el pasado 11 de diciembre, cuando se supo
que Pell ya había sido imputado por cinco casos de conducta sexual inapropiada.
Hoy se ha conocido que los afectados fueron dos menores de 13 años que
pertenecían al coro, a uno de ellos incluso llegó a violarle. George Pell se
convierte así en el integrante más alto del Vaticano en ser condenado, según
informa el diario El País.
El caso de Pell se hace público a la vez que
finaliza la cumbre de abusos en el
Vaticano, a la que han acudido 190
líderes religiosos dispuestos a detener esta lacra, en donde se
solicitó eficacia y contundencia ante estos hechos. Esta
petición se contradice con la acusación al cardenal, ya que el australiano ha
seguido en su cargo de economía en el Vaticano. De igual manera, se le alejó
del consejo de cardenales que orienta al pontífice “por motivos de edad”, y se
reunieron sin Pell el pasado diciembre.
El trato a Pell durante toda la acusación también
es contraria al que han recibido otros cardenales, como Theodore McCarrick, a quien expulsaron
del sacerdocio hace pocas semanas. Hasta ahora, el cardenal australiano estaba en libertad condicional,
aunque podría ser arrestado a partir de mañana, que será cuando se inicien las
vistas para establecer una condena que podría llegar hasta los diez años de cárcel.
Aunque el cardenal ya tenía un pasado en Australia, por una larga lista de
acusaciones de víctimas, el Papa siempre le atribuyó la presunción de
inocencia, y creyó su versión, ya que el propio Pell
negó en varias ocasiones lo sucedido.
En Melbourne
tuvo cinco cargos entre 1996 y
1997, entre los que se denunció
la penetración a una menor justo después de que el entonces arzobispo de
Melbourne celebrara una misa. Los otros cuatro cargos fueron por actos
indecentes a otros dos menores. En el juicio se dijo que, en 1996, Pell se
cruzó con los dos menores en la catedral después de una misa, les increpó que
se habían metido en un lío por beber vino de la misa, y seguidamente abusó de
ellos. Después de estos hechos, un año después, volvió a abusar de uno de los
menores.
Según medios locales, que recogen el comunicado
emitido, una de las dos víctimas asegura que es solo “un tipo trabajador común
y corriente que mantiene y protege a su familia lo mejor posible”, y que quiere
que se le etiquete como un portavoz de las víctimas por pederastia: “Necesito
espacio y tiempo para soportar el proceso judicial en marcha”. También señaló
que sufrió “vergüenza, soledad, depresión y una lucha (interna)”, algo común en
víctimas de abusos, y que le costó “años en entender el impacto” que esos
hechos tuvieron en su vida. En cuanto a la otra víctima, falleció de sobredosis
hace cinco años, en 2014.
Antes de ingresar en el Vaticano, Pell fue
sacerdote en su localidad natal, Ballart,
desde 1979 hasta 1984, cuando se sucedieron decenas de acusaciones de abusos
hacia otro cura, Gerald Ridsale,
quien fue condenador a ocho años de cárcel, y hechos de los que Pell dijo no
saber nada. Tampoco sabía nada, según declaró, de las 4.444
denuncias entre 1980 y 2015, y muchos se produjeron mientras él estaba
en el arzobispado de Melbourne, entre 1996 y 2001. Emiliano Fittipaldi,
periodista en L’Espresso y escritor del libro Lujuria, que narra estos hechos,
dice que en Australia se llegaron a pagar ocho millones de euros a las víctimas
para no volver a mencionar esos asuntos.
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