El infierno del padre Apeles: arruinado, pastillas, alcohol y suicidio
Josep-Apel·les Santolària de Puey i Cruells, 52 años. Para hacerse famoso se sacó la ele geminada del nombre y se hizo llamar "padre Apeles". Las dos palabras eran mentira: Apeles no es un apellido y no era padre, lo desmintió la Conferencia Episcopal. No pertenece a ninguna diócesis ni instituto religioso en España. Ganó millones gracias a la productora catalana Gestmusic que lo hizo famoso en Moros y cristianos y Crónicas marcianas. Se arruinó en alcohol. Ahora el digital Jaleos le dedica uno de aquellos perfiles temibles del tipo Qué fue de y la estampita da pena. La última vez que lo vimos fue en el funeral de Montserrat Caballe, aquel donde Josep Carreras lamentó que no se hablara catalán.
¿Qué hace ahora el hombre del clergyman y alzacuello blanco? Vive en Bolonia trabajando de archivador en la diócesis italiana. Se prepara, ahora sí, para ser cura: estudia el noviciado y las vidas de santos. Muy alejadas de la suya, de excesos, cuando frecuentaba alfombras rojas con señoras escotadas y operadas se le atribuyó una relación sexual con Yola Berrocal. Pero ahora la realidad es otra, de juguete roto: "Intentó suicidarse mediante una masiva ingesta de fármacos y alcohol por la que fue ingresado de urgencia en el hospital. Meses antes ya había confesado que cada día le pedía a Dios que fuera el último de su vida: "Me voy solo al cine y bebo sin parar. No sé ni el día ni la hora que es, mis ventanas están bajadas".
Quedan lejos sus debates con Pilar Rahola defendiendo posturas ultraconservadoras. Existe la tentación de recuperarlo para ver qué opina del procés. Pero Gestmusic ya sólo produce Operación triunfo y Tu cara me suena. Apeles, o si lo prefiere: Apel·les, archiva documentos eclesiásticos en una diócesis italiana. Para llegar a papa le queda mucho.
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