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sábado, 15 de abril de 2017

La otra noche tuve sexo contigo

La otra noche tuve sexo contigo
04/04/2017
El HuffingtonPost
Por Jordi Borràs García

Cuando era adolescente, soñé que tenía relaciones sexuales con una chica de mi instituto. Desperté profundamente confundido, ya que era alguien que no me atraía en absoluto. Casi podía afirmar que era la última persona con la que hubiera tenido una aventura en ese momento. Pero lo peor estaba por llegar. Para mi sorpresa, la impresión que me dejó ese encuentro sexual duró más de lo que esperaba y, cuando llegué a clase y vi a mi partenaire onírica, ¡sentí que me había enamorado de ella! Los sueños tienen esta facilidad para emocionarnos, y esto ocurre especialmente en algunos sueños sexuales (incluso cuando son tan inesperados como éste). Explicaré aquí como acabó mi affaire y lo que aprendí a raíz de esta experiencia. Pero antes, aclaremos algo sobre los sueños húmedos.
Cuando entramos en la fase REM -momento en que se dan la mayoría de nuestros sueños-, la sangre fluye hacia los genitales, provocando erecciones masculinas y la tumefacción del clítoris. Quizás por este motivo, en cualquier momento y como si no necesitara más excusa, puede irrumpir un sueño subido de tono. A lo mejor, eres de los que piensan que la sexualidad está sobrevalorada y que, en el fondo, es una dimensión de la experiencia humana cuya importancia radica en su interrelación con otros aspectos de la existencia. Pero no es necesario que creas, como parecía insinuar Freud, que estamos absolutamente sometidos a nuestros impulsos sexuales básicos para reconocer lo llamativo de su presencia en los sueños de muchas personas. Sin duda, los sueños sexuales pueden estar canalizando un deseo y es que quizás, si no existieran, el deseo sería tan poderoso que nos colocaríamos en situaciones indeseables. Recuerdo el caso de Clara, una chica que, en uno de mis talleres, contó con desenfado los sueños eróticos en que tenía relaciones con otras mujeres. Era absolutamente consciente de que tenía que ver con un deseo no expresado en la vigilia. Probablemente, el carpe diem imperante hoy en día le aconsejaría que, si deseaba explorar su bisexualidad tal como sus sueños expresaban, debía seguir su impulso en lugar de frenarlo. Pero Clara afirmaba que era feliz así. Según explicaba, ella y su compañero sentimental apostaban decididamente por una relación que no se abriera a otras personas en lo sexual, y a ella le gustaba respetar ese acuerdo. Por otro lado, ambos entendían los sueños como un espacio en el que esos encuentros podían darse con total libertad.

Dime con quién te acuestas y te diré quién eres
Pero así como Clara vivía estos sueños con tranquilidad, e incluso agradecimiento, no todo el mundo los contempla de la misma manera. Como me ocurrió a mí al despertar de mi sueño adolescente, muchas personas se sienten tremendamente inquietas tras experimentar ciertos sueños. Podemos, incluso, llegar a dudar por unos instantes si lo que hemos vivido ha sido real o no. Esto puede ser especialmente peliagudo cuando la situación que hemos experimentado no encaja con la imagen que tenemos de nosotros mismos en la vigilia. Y es que en sueños nuestra curiosidad natural nos lleva a imaginar, en un entorno seguro, las distintas posibilidades que tenemos como seres humanos explorando lo que Freud llamaba "perversidad polimorfa": la tendencia a buscar la gratificación sexual de las formas más diversas (y, a menudo, socialmente reprobables).
Algunas personas que se consideran homosexuales tienen sueños heterosexuales (y viceversa) que las descolocan.
Clara, por ejemplo, asumía su bisexualidad relajadamente, pero algunas personas que se consideran homosexuales tienen sueños heterosexuales (y viceversa) que las descolocan. "¿Quiere decir que estoy engañándome a mi mismo y que no quiero reconocer que mi orientación sexual es otra?" me preguntó Pau un día. "Muy probablemente, no" le respondí. Y es que hay muchas otras razones para tener sueños de este tipo. En un momento de su proceso terapéutico, Pau soñó repetidamente que tenía relaciones satisfactorias con hombres musculados. Ellos tomaban la iniciativa y él se dejaba llevar... hasta que despertaba excitado, avergonzado, confundido y, sobre todo, preocupado por si estaba negando su homosexualidad. "Quizás siempre he sido gay y aún no me había dado cuenta" me dijo. Nunca negamos esta posibilidad, pero le invité a explorar sus sentimientos de vergüenza y su confusión y, un tiempo después, llegó a afirmar: "Sólo hay una cosa en la que me he estado autoengañando durante años: en creer que no podía decidir por mí mismo". Pau tenía una baja autoestima y había aprendido a actuar sumisamente, tal como hacía en sus sueños. Pero en ellos ocurría algo más: dado que sus padres eran abiertamente homófobos, comprendió que relacionarse con esos hombres era una forma de transgredir los límites parentales. "Estos hombres -afirmó- tienen una fuerza que nunca me he atrevido a reconocer en mí". En un momento más avanzado de la terapia, Pau pudo reconocer su propia fuerza y poder y los hombres atléticos, resueltos y lanzados (que estaban representando esos aspectos de él mismo), dejaron de aparecer en sus sueños.

Un sueño erótico señala tus partes
Así, aunque -insistimos- los sueños sexuales pueden ser consecuencia de una energía libidinosa ineludible, no tiene por qué ser siempre así. Los sueños sexuales pueden ser, por ejemplo, una manera de balancear el sobreesfuerzo que hacemos para comportarnos en sociedad como personas sensatas y educadas. Una oportunidad para dejar rienda suelta al salvaje que, nos guste o no, todos llevamos dentro. Nada, en el fondo, de lo que avergonzarnos. Es más, según se mire, podríamos incluso enorgullecernos de tener este tipo de sueños ya que ponen de manifiesto un impulso profundo a abrazar aquellos aspectos que nos cuesta reconocer, para convertirnos así en personas más completas. Así, los sueños sexuales -especialmente los más turbadores- podrían estar invitándonos a revisar la conexión con partes desatendidas de nuestra personalidad. ¿Has tenido relaciones con un/a menor en sueños? No tiene porque ser síntoma de una personalidad potencialmente perversa. Al contrario, puede estar expresando el deseo de conectar con la alegría propia de un niño (o tu capacidad para el juego, o la inocencia...). ¿En tu sueño tenías relaciones con un animal? Podría ser una invitación a recuperar tu fuerza o a reconciliarte con tus instintos; a lo mejor a relajar el ritmo frenético del día a día y el uso excesivo de la tecnología para ponerte de nuevo en contacto con la naturaleza. ¿Has soñado que abusaba de ti un extraterrestre? Quizás pienses que esta noche te han abducido pero parece más razonable pensar, por ejemplo, que el sueño te preparaba para que conectes con la parte más extraña, estrambótica o peculiar de tu personalidad, aquello que te hace alguien único y especial.
Parece interesante, pues, que cada vez que tenemos un encuentro sexual agradable en nuestros sueños, nos preguntemos por las características de la persona, animal o cosa con la que hemos disfrutado. De esta manera, podríamos comprender qué aspectos personales nos conviene potenciar o integrar. Observar los sueños desde esta perspectiva nos recuerda que la primera persona con quien debemos estar en paz es con nosotros mismos. Recordé el sueño de mi amiga del Instituto, ¿por qué tuve buen sexo con alguien tan distinto a mí? ¿Cómo era yo entonces? Mis motivaciones principales eran artísticas (la música, la pintura, la escritura...) y, a pesar de llevar bien mis estudios, buena parte del tiempo lo dedicaba a mis amigos, a acudir a fiestas, a tener aventuras sentimentales y a meterme en todo tipo de situaciones extrañas o arriesgadas... Mi apariencia era más bien desaliñada, pelos largos y descuidados, pantalones destrozados y camisetas pintarrajeadas, pendientes (algo poco usual en aquella época)... Mi compañera de clase representaba justo lo contrario: una chica adaptada, respetuosa, pulcra, estudiosa. Era de hecho, la mejor de la clase en Matématicas, lo cual la alejaba de mí irremediablemente.
Los sueños sexuales -especialmente los desconcertantes- pueden estar reconociendo nuestra necesidad de conectarnos profundamente con el otro.
Tal como ocurre con las relaciones sentimentales que tenemos en la vigilia, un sueño como ese parecía estar brindándome la oportunidad de ver, gracias al otro, lo que yo no quería atender. Tal como pasa en la vida despierta, la situación me invitaba a hacerme determinadas preguntas: ¿qué reto me pone la otra persona? ¿Qué hay en ella que no veo en mí y que me convendría desarrollar? Sospeché entonces que el sueño me estaba invitando a desarrollar una parte que estaba rechazando por pereza: mi parte reflexiva, educada, juiciosa... Pero aún tenía que descubrir algo más.

Sexo en familia
Si hay un tipo de sueños que nos deja absolutamente fuera de juego es aquél en que tenemos sexo con un familiar. También pude experimentarlo hace muchos años, cuando soñé que tenía, sin ningún tipo de reparo, relaciones sexuales con mi propia abuela. ¿Qué me estaba pasando?
Es cierto que algunas personas que han sufrido abusos sexuales en su infancia pueden tener sueños en que se recree esa misma situación, experimentando de nuevo un maltrato similar. Evidentemente, cuando esto ocurre es importante que se trabaje en un proceso psicoterapéutico. Pero son muchas más las personas que me explican sueños en los que experimentan encuentros sexuales con familiares mayores que ellos, no necesariamente desagradables, y que afirman no haber tenido nunca una experiencia parecida a la que acontecía en el sueño. Este tipo de sueños suele inquietar a quien los vive, por eso resulta curioso ver cómo en otras culturas se les puede atribuir un significado poco turbador y entenderlos, por ejemplo, como indicación de que el soñador está pasando de una etapa vital a otra. Recuerdo una mujer, Tatiana, que en el proceso de quedarse embarazada tuvo un sueño sexual con su padre. Ella estaba segura de no haber recibido abusos de pequeña, ni de su padre ni de ningún otro familiar, y tras explorar el sueño adecuadamente, entendió que éste expresaba su cambio de condición ya que, al disponerse a tener un hijo, iba a ocupar un lugar que, hasta entonces, había sido representado por su propia madre. Algo parecido le ocurrió a Patricia Garfield, cofundadora de la International Association for the Study of Dreams (IASD), que en su libro "Pathway to Ecstasy" explicaba un sueño lúcido en el que hacía el amor con su padre. En su caso, según explicaba, era un sueño lúcido (y, por tanto, era consciente de estar soñando) y decidió seguir su impulso recordándose que en el acto estaba integrando una parte de sí misma. Garfield explica en detalle cómo ha tenido relaciones sexuales oníricas con plantas, animales (una especie de caballo-cabra que llevaba una barba y unas gafas como las de su compañero)... incluso con ella misma.

Aunque los sueños permiten esto y más, es habitual que nos avergoncemos ante determinadas experiencias. Es lo que le ocurrió a un amigo mío que, un día, me envió un whatsapp para pedirme si podíamos tomar un café. Me sorprendió porque hacía tiempo que no nos veíamos pero, en su mensaje, decía que necesitaba compartir algo importante. Yo sentía mucha curiosidad pero, cuando nos encontramos, me dijo que no sabía cómo explicarme lo que le había pasado. Al final me confesó que se trataba "sólo de un sueño. Como tú trabajas con esto, ya sabrás que no todo lo que pasa en los sueños es verdad" parecía protegerse para lo que me iba a contar. "La otra noche tuve sexo contigo" me dijo con una risa nerviosa. Cuando acabábamos el café, mi amigo ya respiraba tranquilo. Por lo que habíamos deducido, ese sueño parecía expresar su deseo de recuperar nuestra relación y los buenos momentos que habíamos podido compartir. En realidad, continuaba sin haber nada sexual entre nosotros.
Un sueño sexual podría ser esencialmente una forma de prepararnos para ser más afectuosos, más curiosos y desprejuiciados.
Confieso que yo también sonreí cuando comprendí que el sueño sexual con mi abuela hablaba de algo tan inocente y puro. Tal como otros sueños habían expresado, de forma menos llamativa, éste también hablaba de mi deseo de estar con ella, de lo que reconocía como un sentimiento de conexión profunda y de gratitud, de amor sincero. Y lo declaraba utilizando el símbolo más evidente para hablar de una conexión íntima y profunda: la unión sexual. Esto explica que no sean pocas las personas que tienen sueños así después de discutir con alguien muy querido. El sueño, así, parece estar abonando el terreno para una futura reconciliación.

Un movimiento (sexy) más allá del egoísmo
Como vemos, Así, podrían entenderse como una llamada para que reconozcamos que aquellas personas que sentimos tan distintas a nosotros, en el fondo, están más cerca de lo que creemos.
En una cultura como la nuestra, que promueve alegremente el narcisismo, parece natural que pensemos que los sueños son, exclusivamente, la manifestación en imágenes internas de las distintas partes del soñador. Pero esta visión puede ser excesivamente limitada. ¿Y si los entendiéramos como una incitación para que nos relacionemos con los demás? De este modo, un sueño sexual podría ser esencialmente una forma de prepararnos para ser más afectuosos, más curiosos y desprejuiciados, para estar más predispuestos a establecer una relación profunda y estimulante con personas distintas a nosotros. En definitiva, para que construyamos entre todos y todas un mundo más amoroso.
Quizás aquél sueño con la chica del instituto también estaba equilibrándome para que diera un paso más allá y fuera capaz de abrazar al diferente, al que no es como yo. En este sentido, el sueño no sólo pretendería nuestro equilibrio psicológico sino algo más ambicioso que es consecuencia de éste: el equilibrio colectivo. Establecer puentes con aquellos que no son como nosotros parece una urgencia en estos momentos, y los sueños -particularmente los de carácter sexual- podrían estar recordándonos la importancia de que esa conexión con los demás se acabe produciendo. En estos tiempos, en que algunos nos invitan a construir muros y a imaginar enemigos por todas partes, los sueños sexuales desconcertantes podrían empezar a verse, incluso, como un remedio psicológico que estaría favoreciendo la continuidad de la familia humana en la Tierra.

Sobre el autor:La otra noche tuve sexo contigo
Jordi Borràs García es psicólogo, asesor de DreamsCloud, fundador de la plataforma Mondesomnis para la divulgación y estudio de los sueños, y miembro de la actual junta directiva en la International Association for the Study of Dreams.


¿Monarquía o República?

Twitter rescata este vídeo de Suárez por el aniversario de la República
En él, el expresidente confesaba cómo evitó un referéndum sobre el modelo de Estado.
14/04/2017

Redacción ElHuffPost
Como cada 14 de abril, las redes sociales se llenan de mensajes en favor de la II República, que se proclamó tal día como hoy hace 86 años.
Pero en este aniversario, además de mensajes con la bandera tricolor o reclamando la vuelta del modelo republicano, muchos han rescatado un vídeo publicado por LaSexta Columna en el que el expresidente del Gobierno Adolfo Suárez confesaba a la periodista Victoria Prego cómo evitó un referéndum sobre la monarquía y la república.
Fue en 1995, durante una entrevista con Antena 3, y así se expresó Suárez:
Suárez: "Pues es simplemente que cuando... que la mayor parte de los jefes de Gobierno extranjeros me pedían un referéndum sobre monarquía o república"
Prego: "Claro, y eso era peligrosísimo en ese momento"
Suárez: "Hacía encuestas y perdíamos..."
Prego: "Claro"
Suárez: "Y era Felipe [González] el que les estaba pidiendo a los otros que lo pidieran. Entonces yo metí la palabra rey y la palabra monarquía en la ley y así dije que había sido sometido a referéndum ya"
Prego: "¡Claro!"


La Humillación (El juez llamaba Ramón a Cassandra)

15.04.2017
Público
Hordas de seres anónimos, con sus comentarios, burlas y chistes, hacen diariamente leña del árbol herido. Practican la humillación extrema. El caso de Cassandra Vera ha sido uno de los últimos ejemplos del ensañamiento que se da en las redes. Ensañamiento basado, en este caso, la transfobia y la ignorancia
Entro en Internet con precaución. Desde hace un tiempo, navego entre redes sociales, foros y comentarios con la prudencia del que se esconde de la agresión. Habitamos unos tiempos jodidos. Unos tiempos en los que la humillación ha adquirido rango de habilidad social. Un tuit, un error, un desliz es suficiente para que hordas de seres anónimos, con su comentarios, burlas y chistes, hagan leña del árbol herido. Yo mismo he participado de algún ejercicio de ingenio para redes a costa del error, el despropósito o la arrogancia de alguien. Pero estas últimas semanas he pensado mucho en el concepto de humillación que emplea nuestra sociedad. Y lo he hecho a raíz de la condena a Cassandra Vera por las bromas tuiteadas sobre Carrero Blanco, el que fuera primer ministro de la dictadura franquista.

Creo que en la propia esencia del humor, del chiste, hay un ligero componente de humillación. Tolerable, porque el humor es eso, además de otras muchas cosas, pero nos reímos ‘de’ cuando deberíamos hacerlo ‘con’. Nos reímos del torpe, del que se cae, del tartamudo, del hombre cornudo, del mariquita, del que la tiene pequeña, del feo, de la gorda,… El humor es un ejercicio de inteligencia desde el momento en que nos obliga a distinguir la gracia de la humillación, aunque la primera contenga trazas de la segunda. Tragedia más tiempo, como decía Woody Allen. Un ejercicio de discernimiento, mi palabra favorita del último cuarto de siglo.
Los chistes de Cassandra son malos. Muy malos. Tengo la sensación de que no nacen del sentido del humor ni de la ironía; siento que nacen del rencor pero ¿quién soy yo para valorar eso si ni siquiera conozco personalmente a Cassandra? Pero lo que tengo claro es que la calidad de un chiste no tiene nada que ver con leyes, ni con códigos penales, ni con justicia y, mucho menos, con sentencias condenatorias.
Ante ese asunto pensé que las leyes mordaza, los artículos del Código Penal que plantean conceptos tan arbitrarios como el enaltecimiento del terrorismo y la humillación de las víctimas, son una puerta abierta al abuso de autoridad. Esos dos conceptos, enaltecimiento y humillación, en una sociedad tan compleja y llena de aristas como la actual, acaban siendo aliados de la susceptibilidad en lugar de argumentos de justicia. Lo vimos cuando se detuvo a dos titiriteros por un espectáculo de marionetas para adultos y se ha vuelto a repetir ahora, con la sentencia contra Cassandra.
Hay dos cosas realmente molestas en ese caso y esa sentencia. Una es la propia posibilidad de poder condenar a una persona a un año de cárcel por hacer un chiste en una red social. Eso ya es un despropósito y un atentado a un derecho fundamental. Primero, porque ningún ordenamiento jurídico, ningún código penal, puede estar sometido a la susceptibilidad de un individuo o de una asociación. Lo fina que tengamos la epidermis para tolerar o no un chiste no es un principio jurídico. Deberíamos haber aprendido ya que la libertad de expresión no significa exclusivamente que podamos decir lo que queramos; también supone que nos acostumbremos a escuchar cosas que no nos gustan. Hay chistes de mariquitas que me hacen gracia y chistes de mariquitas que no. Hay personas que cuentan esos chistes y me divierten y hay quien los cuenta y me ofende. No los denunciaría jamás porque el hecho de que me moleste su chiste, desde dónde nace la broma, no es más que una cuestión de tolerancia al otro. Dos libertades enfrentadas. Solo la voluntad desnivela ese equilibrio. Tiene que quedar muy clara, en ese chiste, broma, comentario u opinión, la voluntad de favorecer o promover la violencia, el hostigamiento, la discriminación o el odio hacia una persona o un colectivo. Y nada de eso aparece en los tuits de Cassandra. Excepto, o al menos es lo que yo percibo, rencor. Un rencor muy parecido al que sienten billones de adolescentes en esta sociedad. Pero ¿verdad que nadie piensa meter en la cárcel a todos los adolescentes de este país? Muy mal hemos progresado si un chiste que hicieron Tip y Coll en 1984 no se puede hacer treinta y tres años después.

El otro aspecto indignante de este caso tiene que ver con el trato que recibió Cassandra durante el juicio. Y eso me lleva al comienzo de esta columna y al concepto de humillación. No voy a valorar las redes sociales, donde los imbéciles y la peor calaña encuentran un altavoz para canalizar su odio, sus miserias y su inhumanidad. Es su cárcel, allá ellos con su mezquindad. A mí me ofende la Justicia, con jota mayúscula. Cassandra ha sido condenada por un delito de humillación a las víctimas del terrorismo en un juicio humillante con su identidad de género. ¿Tiene sentido condenar por algo que el propio tribunal está haciendo? Un juez que se dirige a Cassandra en masculino, llamándola Ramón, está demostrando una falta de sensibilidad, un desinterés por las buenas prácticas, una falta de respeto que le deslegitima, moralmente, para hablar de humillación, ofensa y consideración. No fue desconocimiento, ya que Cassandra se reconoce en una identidad femenina. Fue un uso irrespetuoso con una realidad que pone en evidencia las dificultades de las personas trans a tener un reconocimiento de su identidad de género. Cassandra tiene un dni que no se corresponde con la identidad con la que ella se identifica. Tal vez es urgente una ley de transexualidad, a nivel estatal, que facilite estos trámites e impida que se pueda seguir juzgando la humillación humillando. Porque al final estamos hablando de transfobia y es muy difícil dar lecciones de justicia cuando uno, aunque sea juez, se está burlando de la justicia.

Llevo años caminando por la cuerda floja. El sentido del equilibrio nunca fue tan determinante en nuestra propia supervivencia como ahora. Siento habitar en el despropósito. Por un lado, energúmenos que ondean su transfobia impunemente. Por otro, personas que convierten a Cassandra, a Wyoming o a Dani Mateo, en símbolos de la libertad de expresión. Los primeros, me repugnan y si sus afirmaciones son constitutivas de un delito penal o una sanción civil o administrativa, denunciemos. A los segundos, mesura. Que Cassandra no es Clara Campoamor, ni Wyoming y Mateo son Assange y Raif Badawi. Que al final, frivolizar con la historia y con las víctimas de este país, que murieron en la lucha y la defensa de la libertad de expresión y pensamiento, acaba siendo igual de ofensivo.

Nueva droga 80 veces más potente que la marihuana

El 'súper cannabis' La Guardia Civil detecta una nueva droga 80 veces más potente que el cannabis
Los agentes se incautan en el aeropuerto de Alicante de 12 kilos de una nueva droga cannabinoide sintética cuya textura grumosa se disuelve en agua y posteriormente se echa sobre el cigarro a fumar, a modo de espray.
Alicante
Público | europa press

La Guardia Civil ha detectado la entrada en el aeropuerto de Alicante-Elche de una nueva droga cannabinoide sintética con efectos hasta 80 veces más potentes que el cannabis tradicional. Los agentes se han incautado de 12 kilos de esta sustancia camuflada en paquetes que procedían de Hong Kong y que habrían alcanzado el valor de 3,5 millones de euros en el mercado. La operación se ha saldado con la detención de dos hombres de 36 y 37 años, vecinos de El Campello (Alicante), según ha informado el instituto armado en un comunicado.
A mediados del pasado mes de marzo, los agentes de la Guardia Civil pertenecientes a la Oficina de Análisis e Investigación Fiscal (Odaifi) del aeropuerto de Alicante-Elche, constataron la presencia de unos envíos susceptibles de portar algún tipo de sustancia estupefaciente.
Tras su análisis, los guardias civiles, en colaboración con el servicio de aduanas del aeropuerto, comprobaron que estos envíos procedentes de Hong Kong contenían unas bolsas ocultas y mezcladas con otras que contenían golosinas, todo dentro de paquetes de café con dirección a un bar de El Campello frecuentado por la comunidad inglesa de la localidad.
Los efectivos iniciaron gestiones con los laboratorios de Sanidad de Subdelegación del Gobierno para efectuar análisis periciales y determinar de qué tipo de droga se trata, ya que no estaba tipificada hasta el momento.
De las muestras obtenidas de la sustancia encontrada —de textura grumosa y color claro—, la Guardia Civil obtuvo como resultado que se trata de un fuerte cannabinoide de elaboración sintética y de potentes efectos en el organismo humano.
Los agentes informaron a la autoridad judicial de Elche y ésta autorizó la entrega vigilada de los paquetes para poder detener a los destinatarios de esta nueva droga.
La primera vigilancia en las inmediaciones del bar que figuraba como destino de los paquetes se saldó con la detención de un hombre de nacionalidad inglesa, de 36 años, justo en el momento en que se disponía a recoger los paquetes.
Según ha arrojado la investigación, este hombre es quien ejercía las labores de recogida del correo para la organización que importaba la droga desde Hong Kong.
Dos días después fue arrestado otro hombre inglés de 37 años en el aeropuerto de Alicante-Elche cuando se disponía a huir de la justicia española.
Se esparce a modo de spray
La operación ha concluido con la intervención de alrededor de 12.200 gramos de esta sustancia sintética cuyo valor se estima que ronda los 3,5 millones de euros, una vez procesada y distribuida en dosis.
Ante la gravedad de los hechos, y el riesgo de fuga de los dos detenidos, la autoridad judicial ha decretado el ingreso provisional en prisión de ambos por un presunto delito contra la salud pública.
Una vez efectuados varios análisis de las muestras, la Guardia Civil ha determinado que los efectos que produce en el organismo humano son 80 veces más potentes que un gramo de cannabis tradicional.
Su textura grumosa se disuelve en agua y posteriormente se echa sobre el cigarro a fumar, a modo de espray, impregnando dicho cigarro y humedeciéndolo.
Desde la Benemérita han destacado la importancia de la detección de esta nueva droga sintética a España y han advertido de su peligrosidad por ser una sustancia desconocida.


El secreto para una vida sexual feliz

El secreto para una vida sexual feliz
13/11/2016
Redacción ElHuffPost
¿Qué es mejor: una satisfacción sexual inmediata o trabajarse la relación a largo plazo?
Eso es lo que ha respondido un reciente estudio publicado por la Journal of Personality and Social Psychology en el que se prueba que, tanto en las relaciones heterosexuales como en las homosexuales, las expectativas respecto al sexo influyen en la calidad de las relaciones sexuales.
En el estudio, realizado con 1.900 personas, los investigadores han descubierto que hay más o menos dos grupos de personas: los que creen en un crecimiento y en un aprendizaje mutuo respecto al sexo, y quienes consideran que existe una suerte de "destino sexual".

Según indican los responsables del estudio, aquellos con expectativas más bajas acababan teniendo relaciones sexuales más duraderas y exitosas. Así lo explica la doctora Jessica Maxwell:
"La gente que cree en un destino sexual usa su vida sexual como un barómetro para determinar cómo funciona su relación sentimental y equiparan los problemas en la cama a los de su relación de pareja.
Por otro lado, la gente que cree en crecer sexualmente no sólo piensa que puede mejorar en sus problemas sexuales sino que no dejan que les afecte a su relación sentimental".
En resumen, si crees que en el trabajo en pareja y la comunicación por delante del éxito inmediato, es más probable que tengas una relación sexitosa.
Tener altas expectativas y pensar que el buen sexo está relacionado al concepto de "media naranja" no es la actitud más saludable, tal y como indica Maxwell: "La creencia en un 'destino sexual' tiene mucha similitud con otras disfunciones sexuales y creo que es importante reconocerlo y tomar medidas".


Franco, el militar rebelde fascista genocida, pudo ser "Premio Nobel de la Paz"

El año que Franco pudo ser “Premio Nobel de la Paz
En la primavera de 1964, el Colegio de Gestores Administrativos de Madrid inició una insólita campaña para intentar que el dictador –al que nombró presidente de honor- recibiera ese galardón internacional. El ayuntamiento de Sestao se adhirió a esa iniciativa como “agradecimiento a quien tanto se lo merece”.
Público
Bilbao 8-4-17
DANILO ALBIN

Respire profundo. Si está de pie, busque una silla. Ahora piense en la mayor extravagancia posible en una dictadura. ¿Se le ha ocurrido algo? Aquí tiene una, y de las buenas: el dictador Francisco Franco, responsable de un régimen que asesinó a miles de personas, podría haberse postulado al Premio Nobel de la Paz. Sí, Franco. Sí, al Nobel de la Paz. Esa era la intención del Colegio de Gestores Administrativos de Madrid, una entidad que veía en el sanguinario general a un auténtico pacificador.

53 primaveras más tarde, Público ha tenido acceso a un documento inédito, insólito e increíble: en mayo de 1964, el citado colegio profesional emprendió una campaña nacional para tratar de conseguir que Franco fuese postulado para ese galardón. De esa manera, pretendían homenajearle por los “25 años de paz”. Se referían así al cuarto de siglo que había pasado desde el 1 de abril 1939, cuando la dictadura franquista acabó de imponerse en la totalidad del país.

La iniciativa pretendía homenajear a Franco por los “25 años de paz”


“Primero. Nombrar al Excmo. Sr. Don Francisco Franco Bahamonde Presidente Honorario del Colegio Oficial de Gestores Administrativos de Madrid, con el adosamiento tal cual ha sido una realidad de ‘Gestor de la Paz’”, decía el primer párrafo de la resolución. En su segundo punto, las autoridades de esa entidad anunciaban que realizarían todas las gestiones que fueran necesarias para “erigir un monumento al Generalísimo Franco que simbolice aquella condición de ‘Gestor de la Paz’”.

La idea más estrambótica venía en el tercer punto. “Interesar de las autoridades a las que corresponda para solicitar, a su vez, del Comité encargado de concederlo, el Premio Nobel de la Paz para el Generalísimo Franco, previa recogida, en todo el territorio nacional, de más de 10.000.000 de firmas de españoles que como nosotros sean conscientes del agradecimiento hacia quien tanto se lo merece”, señalaban. En el renglón siguiente, los autores de esta propuesta reivindican el “sacrificio” e “inteligencia” del dictador.
Tras exponer estos objetivos, sus promotores anunciaban que buscarían “la colaboración de todos los colegios oficiales de gestores administrativos de España y a los miembros integrados en los mismos”. También tenía previsto solicitar “la adhesión y colaboración de todos los medios de información”, así como de los “distintos colegios profesionales y entidades culturales y técnicas, sindicatos, etc”.
Apoyo de Sestao
El 26 de mayo de 1964, esta propuesta llegó al pleno del ayuntamiento de Sestao (Bizkaia). La corporación, presidida por el falangista Jesús Sainz Planillo, abordó este asunto en el apartado de “correspondencia y disposiciones oficiales recibidas”. Tras dar lectura a la propuesta del Colegio de Gestores Administrativos de Madrid, los concejales del régimen levantaron alegremente la mano. “La corporación, por unanimidad de todos los presentes, acuerda adherirse a la precedente propuesta”, puede leerse en el acta municipal. Para que no hubiese margen de duda, el encargado de redactar el informe dejó escrito en un costado del folio: “Propuesta Premio Nobel de la Paz al Generalísimo Franco”.

Tras ser consultadas por Público, fuentes del Colegio de Gestores Administrativos de Madrid mostraron su absoluto desconcierto ante este tema. “No teníamos ni idea de esto”, apuntaron. En ese contexto, tampoco pudieron confirmar si Franco sigue ostentando el título de “presidente de honor” que se le asignó en 1964, con el añadido de “Gestor de la Paz”. Lo del Premio Nobel se responde por sí solo.


Entre torrija y torrija, un libro. (No todo van a ser procesiones)

11 libros contra la religión para leer esta Semana Santa
Entre torrija y torrija, un libro. No todo van a ser procesiones.
13/04/2017
ElHuffingtonPost
La Semana Santa no son vacaciones, sino un tiempo para el recogimiento, la contrición y la oración. Eso es lo que dice la Iglesia. Pero si eres de los que prefiere aprovechar esta semanita libre para desconectar del trabajo y disfrutar de una cerveza al calor de la primavera, también puedes meter en la maleta uno de estos once libros contra la religión.
¿Qué mejor momento para leer sobre el espejismo de Dios, las raíces biológicas de nuestras creencias o las falacias del creacionismo que en los días que nos brinda la liturgia católica? Ni siquiera hace falta que seas ateo, basta con que tengas ganas de leer y un poco de miedo a la multiplicación de "fervor popular" que invade el país durante estas fechas.

No está claro si este ensayo fue realmente escrito por el ilustrado franco-alemán, pero es que no es fácil trazar su autoría: se publicó de manera clandestina en 1772. Fuera quien fuere quien lo escribió, El buen sentido no hace prisioneros: "Dios no existe más que en la imaginación de los hombres, y se le conoce sólo por los desastres, disputas y locuras que ha causado sobre la tierra". Fue tildado de "folleto odioso", y no sólo por los más beatos: carga también contra otros ilustrados como Rousseau, Voltaire y Diderot, que tenían posturas algo más ambivalentes sobre la divinidad. No es de extrañar que Michel Onfray, otro ateo ilustre, incluyese a Holbach en su catálogo de "ultras" de la Ilustración.
A Dios se le conoce sólo por los desastres, disputas y locuras que ha causado sobre la tierra. El buen sentido

El físico Manuel Toharia es uno de los grandes divulgadores de nuestro país y en su último libro escribe de manera somera pero rigurosa la historia de todo lo que nos rodea. ¿Qué tiene eso de antirreligioso? Pues todo o nada, depende de a quién se le pregunte. El caso es que uno de los hilos conductores inevitables de su obra es la constante lucha de la ciencia por avanzar frente al prejuicio religioso y las prohibiciones eclesiásticas, como la refinadísima hoguera.

Estuvo en la cárcel por pacifista durante la Primera Guerra Mundial, se le impidió dar clase por expresar en público sus ideas sobre la vida sexual de los estudiantes, afirmó que un mundo gobernado por fascistas no era un lugar donde mereciese la pena vivir... e hizo avanzar la filosofía analítica y las matemáticas con su constante reflexión sobre los axiomas, esas proposiciones teóricas "evidentes" que se aceptaban sin demostración previa. Russell no se sentía cómodo con ellos y tampoco con Dios, ese axioma. Así que en Por qué no soy cristiano, hizo una encendida defensa del no creyente, una reflexión sobre el miedo como base de la fe y una afilada crítica a la idea cristiana del sexo.

La idea del no creyente puede resultarle cómoda a algunos de los que reflexionan sobre Dios y la religión, pero no es el caso de Gonzalo Puente Ojea. El escritor y diplomático, que fue creyente antes de convertirse en ateo y escribir esta obra fundamental en la tradición antirreligiosa en español, apuesta por un ateísmo militante y criticaba duramente el silencio público de la increencia, pues deja campo libre a la "fe recibida" y a la "transmisión del legado mítico". Elogio del ateísmo lleva por subtítulo Los espejos de una ilusión, que el autor describió como las decenas de herramientas de alienación utilizadas por las religiones. Es particularmente brillante su descripción del Corpus eclesiástico, su jerarquía y organización, como una "malla" de "dominio universal acompañada de su propio código jurídico". Y, por supuesto, con sus castigos propios.

Probablemente no han leído a Puente Ojea, pero los impulsores del llamado Nuevo Ateísmo no hicieron otra cosa, nada más empezar el siglo XXI, que incidir en la línea de un ateísmo batallador que había propuesto el ensayista español nacido en Cuba. Una de las principales figuras de ese ateísmo militante de nuevo cuño es el filósofo Daniel C. Dennett, que le dio una patada a la mística con su libro Romper el hechizo. En él sostiene que la religión es otra más de las ideas abstractas que diferencian al homo sapiens, y que olvidar ese aspecto ha terminado por convertirla en una cárcel. Por eso, propone devolverla a su sitio como fenómeno biológico, para conocer su verdadera naturaleza.


De las Cruzadas al 11-S, de los sanguinarios tiranos de la época clásica a las presentes matanzas de religión, pasando por la Inquisición y la Ilustración, Dawkins hace un completo repaso de todas las desgracias que la religión, ese espejismo, le ha causado a su víctima y "creador": los seres humanos. Su premisa es básica y conocida, pero la perfila con un espléndido estilo: Dios no sólo no existe, sino que es una noción nociva que hay que descartar cuanto antes. Biólogo, zoólogo y etólogo además de divulgador, el autor británico ceba de argumentos con este libro la famosa frase de Pirsig: "Cuando una persona sufre un delirio, lo llamamos locura. Cuando muchas personas sufren un delirio, lo llamamos religión".

Más ateísmo militante, bajo un estandarte transparente: la ciencia debe destruir la religión. Como Dawkins, el neurocientífico y filósofo Harris recorre el mundo en lo geográfico y en lo temporal para desmenuzar todas y cada una de las desgracias causadas por la fe. Ataca todas las religiones organizadas como enemigas de las inquietudes humanas que más progreso han producido, indaga en su tendencia a la violencia y reflexiona sobre su intención de anclar a los seres humanos al pasado. El fin de la fe contiene reflexiones muy severas sobre el cristianismo, el judaísmo y, especialmente, el islam. Quizás por eso provocó una enorme polémica y permaneció durante casi un año en lo más alto de las listas de libros más vendidos.

Si algún aspirante a polemista quiere aprender de verdad de qué va eso, debe leer a Hitchens. El escritor y periodista británico se metió en todos los charcos que pudo antes de que un cáncer le matara con 62 años. Le dio tiempo a dejar escrito uno de los alegatos antirreligión más potentes de nuestro siglo, en el que al más puro estilo Orwell, cada línea es una idea o un dato importante sobre la religión como destrucción y como negocio. Como los autores anteriores, el cuarto jinete del Nuevo Ateísmo presenta una panoplia de religiones, lugares y catástrofes para extraer el corolario de que la fe tiende al totalitarismo y por lo tanto destruye la libertad individual.

Tras el repaso a la nueva tradición atea anglosajona, toca regresar a los territorios de la increencia en castellano. Aunque no es exactamente así, porque Savater perfiló este libro en un banco de Londres, a la sombra de una escultura de Bertrand Russell. Si la fe es tan transversal como una plaga, también han de serlo quienes aspiran a quitarle el protagonismo que le queda, ¿no? En La vida eterna, Savater no abandona su claridad pedagógica para navegar por la manera en la que las religiones se han apropiado de los temas de la reflexión filosófica y hasta qué punto puede desligarse la fe de una de las más potentes aspiraciones humanas: la de la inmortalidad.


Incluir a la religión en el lugar que le corresponde junto a otras alucinaciones y supersticiones es ya lo bastante atrevido como para tener en cuenta este libro. Pero es que además, Shermer despliega en él una inusual habilidad expositiva para desentrañar las maneras en las que nuestro equipamiento genético lleva incorporados mecanismos para generar creencias y de qué manera podemos hacer que, en lugar de que nos sirvan para creer algo falso y dejar de creer en algo verdadero, nos sean útiles para no creer en algo falso y creer en algo verdadero.



No es exactamente un libro antirreligión, aunque en sus páginas haya múltiples referencias, directas o no, a la nefasta influencia de la fe en la educación y la moral. Pero al escribir sobre el libro de Shermer se me ha quedado colgada una cita de Stephen Jay Gould que cuadra perfectamente con este manual de Francisco Ferrer Guardia para crear una educación humanista, racional, justa y liberadora: "El descrédito de una fe sólo se hace en interés de un modelo de explicación alternativo y no como un mero ejercicio de nihilismo. Ese modelo alternativo es el propio racionalismo, que, vinculado a la honradez moral, se convierte en la herramienta para el bien más potente que nuestro planeta haya conocido".