Las gestiones del amigo de
González para acallar las críticas de un obispo a los puticlubs
Luis Vicente Moro le enseñó las fotos de unas monjas “rubias” que salían de
los conventos a los dos meses “con permiso de residencia”
ElPlural
M.P.
Jue, 16 Nov
2017
Con la
Iglesia hemos topado. O al menos topó Luis Vicente Moro, según le cuenta a
Ignacio González en las grabaciones de la Operación Lezo, cuando era
gobernador civil de Palencia. Ambos estaban hablando sobre la oferta de
“puticlubs” de la provincia y la competencia que supondría a la idea de montar
“una casa de putas” para resolver los problemas de un amigo con hoteles
poco rentables. Hasta que en la conversación salió la afición de “algún cura” a
frecuentar estos locales y las críticas molestas del obispo de entonces.
Luis Vicente
Moro fue delegado del Gobierno de Ceuta con José María Aznar. Pero antes de
llegar a la ciudad autónoma, fue gobernador civil de Palencia, nombrado por el
mismo Gobierno del Partido Popular, en 1996. Luego el cargo pasaría a llamarse
subdelegado del Gobierno, fruto del acuerdo entre CiU y PP para que Aznar
llegase a Moncloa. En ese tiempo, Moro adquirió una experiencia que, cuanto
menos, le sirve para contar anécdotas sobre los “puticlubs” de esta
provincia castellana y el papel de la Iglesia católica en la materia.
En la conversación, Moro saca a relucir un club de alterne “al lado de
Palencia, que te caes para atrás”. Y recuerda que sufrió con aquello por las
críticas del “obispo y las amas de casa”. Algo que molestó al entonces
gobernador, “hasta que un día cogí al obispo y le dije ‘¿sabe usted quien usa
de media los servicios de los puticlubs? Pues la clase media-alta, los
casados y algún cura… y algún cura’”.
"¡Unas tías, unas rubias!"
Moro va más allá y cuenta como invitó a su casa “a comer fabada” a Rafael
Palmero, obispo de Palencia durante una década, entre 1996 y 2006. En aquella
época, dice Moro, los conventos “ya empezaban a traer monjas de América” pero
algo le llamó la atención. “Hasta que un día empecé a fijarme en las fotos”
y vio que entre las monjas había “¡unas tías, unas rubias!”.
Unas fotos que, según explica, le enseñó al obispo, que debió de
sorprenderse por la imitación que hace de él Luis Vicente Moro, quien asegura
que las monjas sospechosas “a los dos meses, entraban en el convento…
permiso de residencia y si te he visto no me acuerdo”.
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