¿Qué llevan las celebrities cuando parece que no llevan nada?
Hablamos con Kerry
O’Brien, creadora de Commando, la braga oficial de las actrices para pisar la
alfombra roja de los Oscar.
23 febrero, 2017
ElHuffPost
Entre Diores, Valentinos y Chaneles, hay
algo en lo que coincidirán todas las actrices (o casi) que el domingo desfilen
sobre la alfombra
roja de los Oscar: las bragas. Concretamente un modelo de
microfibra, sin costuras, que lleva el sello de la firma Commando.
Una pieza tan ligera, que mientras recojan sus Oscar y posen ante miles de flashes, las estrellas de la noche sentirán que no llevan ropa interior: “Lo peor que te puede pasar es que estés notando la braguita. Si llevas el modelo correcto deberías poder olvidarte de ella”, explica Kerry O’Brien, la creadora de Commando, una marca lencera que triunfa desde hace años entre celebrities de todo tipo y condición
¿Recuerdas a Beyoncé partiendo el bacalao en las escaleras del Met? Bajo su ‘sheer dress’ de Givenchy solo llevaba una cosa: un tanga de Commando. © Getty Images
Así que ya sabemos que, además de mucha alegría, alboroto y agradecimiento
a la Academia, el domingo las estrellas de la noche sentirán que van “en plan
comando”, una expresión que viene a decir (muy finamente) “ir sin bragas” y que
da nombre a esta empresa estadounidense. “Cuando bajo la ropa llevas lo más
adecuado, te sientes mucho más segura y bella”, cuenta la entusiasta
emprendedora en su visita a Madrid. En el 2003 tuvo una idea revolucionaria,
confeccionar lencería invisible, y ahora, 14 años después, da trabajo a 50
personas a tiempo completo y se ha colado en los cajones más vip.
“Creo que nos eligen por los patrones limpios, por la precisión y la
funcionalidad”, reflexiona O’Brien, pensando en la cantidad de ‘traseros vip’
que se enfundan sus creaciones. “Fue algo muy orgánico. Alguien nos descubrió,
empezaron a llamarnos, las famosas se sentían bien con estas braguitas y
comenzaron a pedírselas a sus estilistas…”, y la rueda se hizo cada vez más y
más grande. Ahora, profesionales como Kate Young, Karla Welch o Leslie Fremar
(que visten a aristocracia hollywoodiense de la talla de Natalie Portman, Michelle
Williams, Sienna Miller, Ruth Negga, Julianne Moore, Scarlett Johansson o Charlize
Theron) citan a Commando como uno de sus secretos de estilo a la hora de hacer
que sus clientas luzcan perfectas. “Las prendas abrazan el cuerpo de la mujer y
lo celebran, no luchan contra él, así que todo sienta mejor”, aclara la
diseñadora de Commando.
Desde la sede de la
compañía en Vermont, se encargan de surtir a la red carpet de lencería a
discreción: “Suena un poco ridículo, pero durante la temporada de premios tenemos
a una persona encargada solo de enviar lo que necesitan las celebrities:
‘Fulanita está en tal ciudad y quiere tal braguita, la otra en la otra punto
del mundo y la necesita en otro color’… No sé cómo lo hacen, ¡pero todas se
olvidan sus bragas cuando viajan y necesitan que se las mandemos en el último
momento!”, bromea Kerry O’Brien.
Gigi Hadid
es una de las fans acérrimas de la marca. Aquí lleva, bajo el body, el ‘Classic
Thong’. © Getty Images
Al éxito de la firma ha contribuido también el triunfo del naked dress,
el vestido transparente que ha ayudado a que la lencería forme parte de la
conversación: ya sea con un culote debajo o con un tanga invisible.
Precisamente este último, el Classic Thong de Commando, el best seller
de la firma, fue la prenda con la que empezó todo. Un tanga que puede ser tan
discreto como se desee; y si no, que se lo pregunten a Beyoncé o Jennifer
Lopez, que deslumbraron en la gala del Met con sheer dresses
que solo escondían esta pieza. O a la mismísima Rihanna, que nos regalaba uno
de los momentos estilísticos más inolvidables de los últimos tiempos cuando
aparecía en los premios del CFDA en 2014 con un vestido de cristales de Swarovski.
O’Brien -miembro del
consejo de diseñadores americanos- estaba allí esa noche en Nueva York: “Cuando
la vimos fue un ¡guau!, apareció con aquel look tan increíble… pero cuando se
acercó y me pude fijar, les dije a mis compañeros de mesa: ‘¡Lleva mi tanga’.
Fue un momento particularmente divertido”, recuerda la empresaria, que explica
cómo ha cambiado el negocio de la lencería en la última década: “Antes nos
elegían porque nuestras braguitas no se notaban; llevabas un vestido opaco y la
ropa interior debajo no existía, era un tabú. Nadie quería hablar de ello.
Ahora ya no es solo que se hable, se etiquete, sino que puede intuirse bajo un
vestido de tul, en la espalda de una camiseta, en una blusa que se abre… La lencería ha empezado a ser lucida y eso abre muchísimas
posibilidades”.
Rihanna,
protagonizando uno de los momentos estilísticos más inolvidables de los últimos
años (con solo un tanga de Commando bajo su vestido). © Getty Images
Sus prendas, fabricadas en Estados Unidos con tejidos europeos, aúnan el
diseño con la tecnología más puntera. Tienen en cuenta ‘detalles’ que muchos
olvidan, como que el cuerpo de la mujer no es un prototipo: “Para hacer las
tallas no solo escalamos, sino que rediseñamos el patrón para que se adapte
perfectamente a cada tamaño”.
También se distancian
del resto de las firmas lenceras en su interpretación de lo que es bello o
sexy: desde Commando apuestan por piezas diseñadas por mujeres y para mujeres. No
para gustar a otros si no para gustarse a sí misma, un cambio de 180 grados en
la concepción de la ropa interior: “Simplemente está diseñado para gente
normal, gente como yo”, explica la fundadora, “y resulta que a las celebrities
les gusta, porque en el fondo son igual que nosotras”.
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