29/08/2018
Franco,
el del culo blanco
Javier
Barbancho / Reuters
Franquistas
en el Valle de los Caídos.
Valle-Inclán sin duda realizó un certero retrato del
pueblo español. Me lo imagino asistiendo estupefacto al dantesco espectáculo de
ver desfilar por las televisiones españolas a franquistas, posfranquistas,
tardofranquistas y otras bestias. Asistiría estupefacto a las aseveraciones
acerca de que "detrás de la exhumación de los restos de Franco están los
Illuminati" o que "Franco era un demócrata convencido". Todo
esto con águilas, banderas fascistas y manos levantadas en el Valle de los
Caídos como paisaje de fondo. Somos españoles y mucho españoles,
que diría Rajoy.
No dejaré de sorprenderme de cómo ciudadanos libres
de una democracia occidental y consolidada berrean ideología totalitaria y
fascista, racista y xenófoba, revelando así que en España sigue haciendo
demasiada falta educación sólida y una memoria histórica fuerte y omnipresente.
Los españoles demócratas hace tiempo que apostamos por la decencia en los
espacios públicos, a diferencia de los totalitarios, que siempre hicieron una
férrea apuesta por la barbarie.
Naciones Unidas, allá por el año 1946, en su
resolución 36, manifestó que: "en origen, naturaleza, estructura y
conducta general, el régimen de Franco es un régimen de carácter fascista,
establecido en gran parte gracias a la ayuda recibida de la Alemania nazi de
Hitler y de la Italia fascista de Mussolini" y que por tanto, la Asamblea
General, estaba "convencida de que el Gobierno fascista de Franco en
España fue impuesto al pueblo español por la fuerza con la ayuda de las
potencias del Eje y a las cuales dio ayuda material durante la guerra, no
representa al pueblo español". No cabe lugar para otras interpretaciones.
El
franquismo no está resuelto: somos el segundo país con más desaparecidos
después de Camboya
Recientemente, es por todos sabido, que distintas
personalidades de Naciones Unidas han celebrado también la decisión de la
exhumación de los restos de Franco, así como ONGs como Amnistía Internacional o
la Fundación Internacional de Derechos Humanos. Naciones Unidas lleva mucho
tiempo inquiriendo a España para que resuelva la cuestión franquista, que,
lamento decirles a los que quieren pasar por alto este tema, no está resuelta.
El franquismo no está resuelto: somos el segundo país con más desaparecidos
después de Camboya, seguimos teniendo calles y plazas en honor de fascistas y
traidores a la democracia, seguimos teniendo que soportar aseveraciones por
parte de militares y políticos que evidencian que para ellos el franquismo
sigue muy vivo, que anhelan un fascismo de nuevo en España. Y los demócratas no
callamos, ni callaremos.
La exhumación de los restos de Franco, es una
obligación, es una cuestión inaplazable si queremos sacudirnos reminiscencias
totalitarias, si queremos tratar a nuestra historia con dignidad. Un país
decente no puede permitirse hacer loas a dictadores, mucho menos si esas loas
están financiadas con dinero público, de Patrimonio Nacional, para ser más
exactos. Es por esto que quiero expresar mi agradecimiento al Gobierno de España
por tomar la iniciativa y terminar con tanto dolor y tanta falta de respeto a las
víctimas de la dictadura asesina de Franco.
Es
una tragedia que tengamos que soportar a fascistas dando lecciones de
democracia
Ningún país que apueste por la excelencia democrática
se puede permitir que apologistas del fascismo deambulen por sus medios de
comunicación pidiendo venganza o bramando acerca de la dignidad de sus ideas.
Los totalitarismos, los fascismos, no caben en los medios de comunicación, no
deberían poder entrar por la vasta puerta de la democracia. No caben en este
ágora, a veces complejo y contradictorio, ideologías que pretenden imponer la
discriminación, la violencia; a los españoles no nos cabe ni un ápice más de la
barbarie fascista de Franco.
Es una auténtica tragedia que los partidos políticos
no se pongan de acuerdo ni para cumplir las recomendaciones de Naciones Unidas.
Es una tragedia que tengamos que soportar a fascistas dando lecciones de
democracia. Y es una tragedia que un asesino tenga que compartir espacio con
sus víctimas. Yo, para intentar sacudirme la tragedia de esta España nuestra,
llevo días tarareando aquella canción popular sobre el culo blanco de Franco.
La canto y no puedo evitar reírme, y acordarme de nuestro genial Ramón María
del Valle Inclán cuando decía que el esperpento consiste en "buscar el
lado cómico en lo trágico de la vida". Larga vida a Ramón María de Valle
Inclán. Larga vida al esperpento.
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