22/08/2018
La razón por la que a veces estás triste después del sexo (aunque sea
bueno)
Los hombres que
lo padecen piensan que son las únicas personas del mundo que lo tienen, pero no
es así.
Cuando tenía
poco más de 20 años, el escritor Brandon G.
Alexander a menudo sentía una tristeza inexplicable después del
sexo, incluso cuando este era "bueno" y con una pareja que le gustaba.
Alexander,
fundador de la web de estilo de vida masculino New Age Gents, explica
a la edición estadounidense del HuffPost que "la mejor manera para
describirlo es como una sensación de vacío o, algunas veces, de vergüenza,
dependiendo de la relación y la intención que tuviera con la persona".
"Nuestra cultura enseña a los hombres a conectar físicamente a alguien,
pero ignoramos que el sexo es muy afectivo y espiritual. La idea de que un
hombre no puede sentir nada antes, durante o después del sexo no es realista,
pero a muchos se les ha condicionado para que piensen lo contrario",
sostiene.
Lo que Alexander experimentó hace años
es lo que los investigadores llaman "disforia postcoital" (DPC). La
DPC es una afección marcada por los sentimientos de agitación, melancolía,
ansiedad o tristeza después de mantener relaciones sexuales, incluso cuando
estas son satisfactorias y consensuadas. La DPC puede durar entre cinco minutos
y dos horas.
También se
le llama tristesse postcoital, que significa "tristeza" en
francés. En el siglo XVII, el filósofo Baruch Spinoza lo resumió así: "Una vez que el
goce del placer sexual ha terminado, viene la mayor tristeza".
Muchos
estudios han investigado las primeras tres fases del ciclo de la respuesta
sexual humana (excitación, meseta y orgasmo), pero la fase resolutiva siempre
se pasa por alto.
No obstante,
eso está empezando a cambiar. En un estudio de 2015 del Journal of Sexual Medicine, casi
la mitad de las mujeres encuestadas había experimentado tristeza postcoital en
algún momento de sus vidas, y alrededor del 5% dijo que, en el pasado, lo había
sentido con frecuencia.
Un nuevo
estudio publicado en
junio por los mismos investigadores indica que la DPC es casi igual
de frecuente en los hombres: en un sondeo online a 1.208 varones,
alrededor del 40% afirmaba haberlo sufrido, y el 4% que era un fenómeno
frecuente.
En fragmentos de la encuesta, los
hombres admiten sentir "una fuerte sensación de aversión hacia sí mismos"
después del sexo y "mucha vergüenza". Otros dicen que han tenido
"ataques de llanto y episodios de depresión" que a veces preocupan a
sus parejas.
Los hombres que padecen DPC piensan
que son las únicas personas del mundo que la tienen, pero deberían reconocer
que hay gran diversidad de experiencias en la fase de resolución del sexo.
A pesar del
número de hombres que han experimentado disforia postcoital, es difícil para
los investigadores estudiarlo, ya que la mayoría de los afectados no están
dispuestos a hablar de ello, comenta Robert
Schweitzer, principal autor de los estudios y profesor de psicología
en la Queensland University of Technology, en Australia.
"Los
hombres que padecen DPC piensan que son las únicas personas del mundo que la
tienen, pero deberían reconocer que hay gran diversidad de experiencias en la
fase de resolución del sexo", explica a la edición estadounidense del HuffPost.
"Como muchos diagnósticos, poder nombrar este fenómeno proporciona cierto
alivio". Schweitzer sigue recopilando informes de personas con DPC para su
investigación.
¿Y por qué
es tan común en hombres como en mujeres? Un estudio entre
gemelas indica que la genética puede tener algo que ver. La DPC a
menudo también está relacionada con abuso sexual, trauma y disfunción sexual,
pero no siempre es así; en este último estudio, la mayoría de los hombres que
tenían DPC no habían tenido esos problemas y estaban en relaciones sanas y
satisfactorias.
La mayoría
de las veces, Schweitzer cree que la disforia postcoital es el resultado de
factores físicos y psicológicos. Físicamente, los orgasmos activan una inundación de endorfinas y otras hormonas que hacen que te sientas bien,
pero después viene la prolactina neuroquímica, lo cual a veces da lugar a un bajón
intenso. Desde el punto de vista psicológico, el estudio establece una relación
entre la frecuencia de la DPC y la "ansiedad psicológica alta" en
otros aspectos de la vida de una persona.
En
ocasiones, los factores psicológicos se ven agravados por el conocimiento de
que no existe una conexión emocional con una pareja sexual, informa la
terapeuta sexual Kimberly Resnick Anderson, que no tiene relación con la
investigación.
"Algunos
de mis clientes, sobre todo hombres con ninfomanía, tienen disforia postcoital
porque, en el fondo saben que no hay una conexión entre ellos y la persona con
la que se acuestan", cuenta a la edición estadounidense del HuffPost.
En otros casos, los pacientes se
preocupan por si sus parejas no están tan involucradas en el sexo.
"Si crees que tu pareja solo
'se está sacrificando por el equipo' y no está verdaderamente interesada en el
sexo, puede ser una pista de vergüenza y culpa", añade Resnick Anderson.
Es importante recordar que el sexo
puede significar cosas diferentes en las distintas etapas de tu vida. Y, como
muestran estos estudios, los complicados sentimientos postcoitales son
completamente naturales.
Necesitamos tener más conversaciones
sobre hombres e intimidad. Cuanto más les digamos que no pasa nada por sentir,
más cambiaremos las viejas ideas sobre los hombres y el sexo.
También se
pueden reducir los sentimientos negativos de estas formas: para empezar, no te
vayas después de enrollarte con una persona o, si estás en una relación,
acurrúcate en vez de irte al salón a ver Netflix. Un estudio de 2012 sobre la fase de resolución del sexo indica
que las parejas que tienen conversaciones en la cama, besándose y abrazándose
después del coito, están más satisfechas en cuanto al sexo y a la relación.
Y sé sincero sobre tus sentimientos
después del sexo, sin culparte a ti ni a tu pareja. Como muestra la
investigación en desarrollo, los hombres y las mujeres sienten muchísimas
emociones después del sexo, y es completamente normal.
Eso es algo que Alexander, el
escritor que con veintipocos años solía experimentar disforia, tuvo que
aprender por sí mismo cuando llegó a los 30.
"Como hombre, no deberías
anestesiar o tratar la DPC por tu cuenta", dice. "Necesitamos tener
más conversaciones sobre hombres e intimidad. Cuanto más les digamos que no
pasa nada por sentir, o por proteger su corazón tomándose un tiempo para
acostarse con alguien, más cambiaremos las viejas ideas sobre los hombres y el
sexo".
Este artículo fue publicado originalmente en
el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Lucía Manchón
Mora
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