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08/08/2018 |
Cómo la sal puede potenciar radicalmente el sabor de la sandía
No sólo afecta
al sabor, sino que influye positivamente en nuestro cuerpo con el calor del
verano.
Cuando tenía 5
años, un día estaba jugando en el patio de mi vecino y vino su madre con una
bandeja llena de rajitas de sandía. Y yo le pedí sal.
"¡¿Sal?!", soltó un coro de niños en tono
acusador, volviendo sus dulces cabecitas incrédulas hacia mí. De repente, en mi
más tierna infancia, supe lo que era ser La Rara.
Echarle una pizca de sal a la sandía es un hábito que
aprendí de mi padre, que —ahora que lo pienso— tenía unas costumbres culinarias
raras, como comer palomitas y leche (todo junto, en un bol, como si fueran
cereales) y freír el pollo sin la piel (daba asco). De sus gustos raros, yo he
heredado el de salar la sandía.
¿Los motivos para echar sal a una buena raja de
sandía? Simplemente, porque sabe bien. Si estás acostumbrado, es algo que
parece natural, como el pan con queso o el melón con jamón, pero para quien
nunca lo ha probado, puede sonar como echarle kétchup a una tarta. Nunca se les
habría ocurrido.
Misión:
liberar el dulzor de la sandía
Según Barb Stuckey,
autora del libro Taste What You're Missing, The Passionate Eater's Guide to Why
Good Food Tastes Good, añadir sal a una sandía dulce puede parecer
contraintuitivo, pero hay algo de ciencia alimentaria detrás de ello.
"La sandía tiene tres elementos del sabor: dulce,
ácido y amargo", explica. El amargo refrena el dulce y, de hecho, lo
suprime hasta cierto punto. La sal tiene el efecto de tumbar el amargor y
realzar el dulzor o, como afirma Stuckey, de "liberar [el dulzor] del yugo
del amargor".
Y aunque cueste justificar la idea de añadir (aún más)
sal a nuestra dieta, en verano hay motivos fisiológicos para buscar la sal,
argumenta Stuckey.
"Nos apetecen cosas saladas cuando tenemos calor
porque perdemos sodio con el sudor", afirma, "y no hay forma de que
nuestro cuerpo almacene sodio. Así que la Madre Naturaleza crea nuestras ganas
de salado para mantener así equilibrados los electrolitos de sodio en nuestro
cuerpo".
Pero no todo el mundo tiene predisposición al gusto por
mezclar dulce y salado. De hecho, en Estados Unidos es completamente normal
comer crema de cacahuete, mientras que en Italia (de donde es mi marido) lo dolce-salato es muy
raro.
En cualquier caso, lo importante antes de echar sal a
la sandía es encontrar una buena sandía. Aquí puedes
encontrar varios trucos.
Y un consejo más si lo de la sal no te convence: prueba primero con un chorrito
de limón.
Este artículo fue
publicado originalmente en el 'HuffPost' EEUU y ha sido traducido y adaptado
del inglés por Marina Velasco Serrano