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domingo, 7 de julio de 2019

Mercedes Romero Abella, "La maestra gallega" fusilada por elfranquismo


Mercedes Romero Abella, la profesora asesinada con lápices en el bolsillo

El ADN ayuda a identificar a "la maestra gallega", una mujer fusilada en 1936 cuyos restos, mutilados y torturados, aún conservaban su herramienta de trabajo y lucha.

Carmen Rengel El HuffPost

7/7/19




Mercedes Romero Abella portaba varias armas el día que la mataron: un lápiz y un carboncillo de dibujo. La maestra gallega, como es conocida en el mundo de la memoria histórica, llevaba en el bolsillo la munición con la que guerreaba contra la ignorancia y el atraso, con la que batalló hasta el día en que la fusilaron, con apenas 29 años, en A Coruña. Sus restos fueron localizados el verano del pasado año en la fosa común del cementerio de Vilarraso, en el concello de Arangay ahora han sido identificados gracias al ADN. Sus huesos y su lápiz, recuperados del olvido. 

Todas las pistas apuntaban a que Mercedes estaba a la sombra de la iglesia de Vilarraso, pero había que dar con ella, una labor emprendida por la Asociación para la Recuperación de los Desaparecidos en el Franquismo (ARDF). Su nombre y las características de sus restos fueron documentados por el cura que le dio entierro en 1936, el mismo que, dicen los testimonios, lanzó un “dios mío” al ver que le llevaban a una mujer torturada, mutilada y tiroteada. Había cometido el doble delito de ser militante de UGT y, además, la esposa de otro líder sindical. 

Su historia la reconstruye para El HuffPost la hija de Mercedes, María Luisa Mazariego Romero, antigua matrona y profesora de Enfermería, que ahora tiene 87 años y reside en A Coruña. Tenía cuatro años largos cuando a su madre se la llevaron una noche unos hombres y ya no volvió a verla. Guarda recuerdo de aquello, de las caras de los asesinos. Aunque en su casa no se habló de lo ocurrido en las siguientes décadas, ahora hace cabeza, en memoria de quien la trajo al mundo.

Mercedes, cuenta, nació en Cee el 27 de junio de 1907, y desde pequeña vivió en Corcubión. Su padre, alcalde del municipio, abrió el primer estudio fotográfico de la villa. Como sus hermanas mayores eran maestras, su hermana Angelines y ella (que eran las dos más pequeñas) se fueron también a estudiar Magisterio en A Coruña. Fue en ese tiempo en el que conoció al que sería su esposo, Francisco Mazariegos Martínez, un empleado del Banco Pastor, representante del sindicato de Banca en UGT y socialista.

Tras un tiempo aprendiendo el oficio, fue nombrada maestra en la Escuela Unitaria de Monelos, en la que además de impartirse las clases, los niños comían, ya que era una barriada muy pobre de Coruña. Se alojaba allí como las maestras de la época, al ser casa-escuela. Una vez casados, Francisco y Mercedes tuvieron dos hijos: María Luisa y Enrique, nacidos en 1932 y 1933, respectivamente. La maestra fue creciendo profesionalmente y se afilió al Sindicato Provincial de Maestros de UGT en Coruña, que llegó a presidir, según indica la Fundación Pablo Iglesias

Cuando se produjo el golpe de estado de Francisco Franco, en 1936, su marido Francisco se personó en el Gobierno Civil de Coruña, como responsable de su sindicato que era. Pero ese gesto transparente le costó caro: en una zona donde los llamados nacionales se impusieron pronto, el poder legítimo dejó de ser poder rápidamente y el banquero fue detenido, junto con el Gobernador y numerosos políticos de la ciudad. Todos fueron enviados a prisión.

Tras el arresto, Mercedes fue apartada de la escuela en la que trabajaba y se trasladó entonces a vivir a Coruña con sus hijos, junto a su madre. Se instalaron en la plazuela que hay frente a los Dominicos, desde donde iba a las sesiones del mal llamado juicio a su marido. La condena fue a muerte: el 31 de agosto de 1936 fue fusilado y está enterrado en A Coruña. “Tengo la idea de que me llevaron a despedirme, que le dije adiós de lejos desde fuera de la prisión”, dice. 

“Mañana me encontrarán muerta en cualquier carretera”


La familia que dejaba Francisco estaba en peligro, todos se lo decían a Mercedes. “Escapa, vete de España”, era el consejo. Pero ella no quería, con sus hijos tan pequeños. Cuando vio “el cariz que tomaban los acontecimientos”, empezó a preparar el viaje a América de su familia. No pudo emprenderlo. Los fascistas se le cruzaron antes en el camino. 

Su hija se remonta a “una noche de noviembre” de ese año. Reconoce que le duele “muchísimo” hablar de lo ocurrido y que cree que, como si fuera un mecanismo de defensa, su cabeza olvida la fecha, aunque su abuela se la recordase para que fuese a misa, año a año. Los documentos dicen que fue el 19 de noviembre cuando llegaron unos hombres a la casa, que según algunos testimonios del momento indican que podrían ser falangistas. María Luisa recuerda un coche negro, “aunque para los niños todo lo malo es negro”. Al menos, seguro que era oscuro. Uno de ellos se quedó en el coche y otros dos subieron a la casa, diciendo a Mercedes que tenía que acompañarlos a declarar.

La respuesta de Mercedes, claro, fue que a esas horas nadie va a declarar a ningún sitio. Sabía lo que le esperaba. Por eso pronunció además una frase terrible: “mañana me encontrarán muerta en cualquier carretera”. Pidió un segundo para despedirse de sus hijos “y se marchó con esos hombres para no regresar”. Sus hijos quedaron durante años al cuidado de su familia, sin pensión de orfandad siquiera. 

Una de las hermanas de la profesora, al pasar por la casa y ver que no estaba, dio la voz de alarma y comenzó su búsqueda. Un primer hallazgo macabro: su velo de viuda se encontró manchado de sangre en La Cuesta de la Sal. Su cadáver apareció arrojado al río Mandeo. Su hija no habla de los detalles que están bien documentados: Mercedes fue violada y torturada, apareció con los dos pechos seccionados y muerta finalmente por disparos. 

Sus restos, como se hacía con los demás que aparecían en la misma zona, fueron trasladados hasta Aranga, donde el cura los enterró -con particular cariño- junto a su iglesia. Ahí han estado sin nombre, sin lápida, sin flores, durante todos estos años, hasta que la pelea memorialista de la ARDF los sacó a la luz, a base de ayudas particulares y de microdonaciones, como explica Santiago Carcas, su presidente.

Los testimonios populares daban cuenta de la existencia de esta fosa, que contaba con una documentación más profusa que en otros casos, gracias a la labor de un sacerdote que dejó pistas en sus libros, por si alguna familia podía reclamar algún día. Hacía falta dinero y voluntad para abrirla. 

Mercedes fue una profesional comprometida, madre joven, incluida hoy en el Dicionario de Mulleres Galegas, mujer asesinada en una fosa de hombres asesinados, de la que “no hay correspondencia encontrada con expedientes en causas criminales de audiencia”, que sencillamente fue perseguida por sus ideas y las de su compañero de vida. Ahora descansa como merece, identificada y reivindicada. Otro paso más en la pelea por la verdad, la justicia y la reparación. 


12 mujeres explican cómo llegan exactamente al orgasmo


12 mujeres explican cómo llegan exactamente al orgasmo

"Mi mantra es: 'Llego al clímax. Llego al clímax...' ¡hasta que llego!".

25/08/2018
Por Brittany Wong, HuffPost US

Es hora de que las mujeres cierren la brecha del orgasmo.

Las investigaciones demuestran que las mujeres hetero, por estadística, tienen menos orgasmos que cualquier otro grupo demográfico; por ejemplo, tienen menos orgasmos que las mujeres lesbianas. Eso podría deberse a que sus parejas —en relaciones heterosexuales— no priorizan el placer de la mujer durante el sexo.

El huidizo orgasmo femenino probablemente no sería tan huidizo si se valorara de forma igualitaria y si los hombres se interesaran en aprender las formas exactas con las que las mujeres llegan al clímax. (La estimulación del clítoris es imprescindible para el 36% de las mujeres, según un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad de Indiana en colaboración con OMGYes).

Ya que la brecha del orgasmo es algo deprimentemente real, la edición estadounidense del HuffPost ha preguntado a varias mujeres cuál es su forma infalible para correrse, ya sea por su cuenta o con alguien más. A continuación puedes leer sus estrategias.



Algunos nombres han sido modificados para proteger la privacidad de las fuentes. Sus respuestas se han editado y condensado para favorecer su claridad.



"Para mí, no hay nada más fiable que mi propia mano. Aunque tengo un buen vibrador, al final siempre recurro a mi mano cuando lo necesito. ¡Y también es mi forma favorita de llegar al orgasmo con mi pareja! Una vez me di cuenta de que mi propia felicidad sexual servía también para encender a mis parejas, así que empecé a implicarme más durante el sexo por penetración. Para mí es lo más fácil cuando estoy encima o cuando mi pareja está detrás de mí; al final me funciona siempre". ― Corinne Dodenhoff, ilustradora

"Siempre necesito estimulación directa del clítoris para llegar al orgasmo, ya sea con sexo oral de mi pareja, con sexo vaginal combinado con estimulación del clítoris (es decir, yo encima, con el misionero, a estilo perrito con estimulación manual o de un juguete), o masturbación con estimulación del clítoris. Con la masturbación, suelo preferir un vibrador, con o sin penetración vaginal, o con mi mano. En general soy multiorgásmica, pero sólo con estimulación del clítoris. El porno puede ayudar, pero no tiene por qué. La penetración vaginal puede intensificar los orgasmos, pero nunca he estado cerca del orgasmo sólo con estimulación vaginal o anal". ― Jessica Mehta, autora de 'The Wrong Kind of Indian'

"Cuando estoy sola, necesito sentarme —apoyada sobre una pila de almohadas, contra la pared o en el sofá— para llegar al orgasmo. Si estoy tumbada, el clítoris está más inaccesible y no soy capaz de estimularlo igual. Pero sentada, estoy más expuesta y más directamente estimulada con el vibrador. Además, necesito un tipo específico de vibración: que dé golpes secos y tenga un motor potente. Hace poco compartí esta información personal con una amiga, que se sorprendió mucho al oírlo y ahora está encantada con su propio potencial orgásmico. ¡Nunca se le había ocurrido sentarse para tocarse el clítoris!". Jennifer Gunsaullus, socióloga y coach de relaciones

"Mi camino para llegar al orgasmo sola o con una pareja es crear en mi mente una fantasía erótica. A veces sólo con la estimulación física cuesta llegar al orgasmo si no se implica tu mayor órgano sexual: tu mente. Lleva práctica reconectar con tu mente sexual y encarnar la excitación con algo más aparte de los genitales. Para el placer a solas o en pareja, recomiendo conversaciones subidas de tono, sexting, compartir fantasías y leer (¡incluso escribir!) historias eróticas. He aprendido que hay que prestar atención a qué palabras, escenas o historias te ponen a tono, cuáles te excitan y te hacen estremecerte. Estas fantasías se convierten en tu propio lubricante mental al que puedes acceder en cualquier momento en el que quieras ponerte cachonda sola o en pareja". ― Luna Matatas, educadora del placer y artista de burlesque

"Si quiero correrme de verdad, me pongo a horcajadas con mi novio y él se queda tumbado. Si estoy muy cerca, sólo frotarme con él pecho contra pecho, con todos los sentidos despiertos y sintiendo el amor que siento por él, me hace llegar. Si todavía me queda un rato, dejo viajar mi imaginación hasta una idea muy picante, como que soy una trabajadora sexual y tengo que hacer que se corra o pienso en lo cachondo que es estar follando. Si eso sigue sin funcionar, le digo que ponga su boca en mi pecho y que chupe muy fuerte, o me tumbo boca abajo y le digo que azote o me haga un dedo o amenace con metérmela por el culo mientras me masturbo. Después de ese primer orgasmo del clítoris, si quiero seguir corriéndome, le pido que me dé por detrás o por debajo colocando mi pelvis en el ángulo adecuado". ― Lisa

"Mi camino hacia el orgasmo ha ido cambiando varias veces a lo largo de mi vida. Antes mis orgasmos venían de la estimulación del clítoris, sin nada en la vagina. Después, la clave era una combinación de dedos presionando fuerte y bien, y moviéndose por mi punto G al mismo tiempo que tenía el vibrador en el clítoris. Ahora, todo viene del cérvix, lo que significa que necesito una presión profunda y repetitiva en combinación con mi vibrador en el clítoris. Eso es lo que actualmente me hace explotar una y otra vez. El clítoris siempre tiene que estar implicado, aunque tenga un orgasmo de punto G o un orgasmo de cuello de útero. Siempre he tenido la suerte de ser multiorgásmica y he ayudado a muchas mujeres a aprender cómo hacerlo también". ―Celeste Hirschman, coach del sexo en San Francisco

"Antes, si un hombre que me parecía atractivo tenía talento oral, ¡misión cumplida! Pero, a día de hoy, necesito una dinámica mucho más entregada y significativa para hacerme llegar. (Mis orgasmos se alimentan de conexión emocional y confianza mutua). Y cuando estoy ahí, me encantan los movimientos creativos; el hacerse de rogar, unos dedos hábiles, una buena boca y las conversaciones guarras siempre ayudan. Las llamadas sensuales durante la hora de la comida, la cuenta atrás hasta que me corro o que nos miremos mientras yo uso mi Hitachi mientras él se masturba a mi lado es toda la inspiración que necesito". ― Hudsy Hawn, coach, dominátrix profesional y escritora

"La mayoría de las veces tengo orgasmos por excitarme con los dedos o con la boca de mi pareja en mi zona del clítoris. Soy una persona sociable. Mientras ocurre esto, me pongo a pensar en lo que llamo mis 'Leyes Orgásmicas de Atracción'. Libero a mi cerebro de todo, excepto de la excitación y la anticipación del orgasmo. Mi mantra es: 'Llego al clímax, llego al clímax...' ¡hasta que llego!". Caytha Jentis, escritora/creadora 'The Other F Word'

"Yo uso mi Hitachi Magic Wand. Muchas mujeres a las que les cuesta tener un orgasmo a menudo necesitan una mayor frecuencia y una mayor vibración o presión, por eso destaca tanto el Hitachi. La gran mayoría de los vibradores no ofrecen la intensidad necesaria para alcanzar el orgasmo. (Pero asegúrate de coger el Hitachi con cable, no con pilas, ya que el que lleva pilas no da la vibración y la presión necesarias)". ― Mistress Georgia Payne, dominátrix en Los Ángeles y autora de 'How to Be A Dominant Diva'

"Para un orgasmo por sexo oral, necesito que me meta dos dedos dentro de la vagina, que presione hacia delante y se quede quieto ahí, y que me ponga la lengua en el clítoris, empezando justo debajo y chupando arriba y abajo, para que dé directamente en el clítoris y no en el prepucio. Los dedos tienen que moverse en círculos por el prepucio en dirección contraria a las agujas del reloj para que el prepucio estimule el clítoris. Durante el coito, yo misma hago este movimiento o me pongo un vibrador justo sobre el prepucio del clítoris. Mi consejo para la gente que quiere más orgasmos con su pareja: sed específicos. La educación de tu pareja probablemente se limita a artículos vagos con consejos del tipo 'crea un ambiente romántico' o '¡experimenta!'. Dile exactamente qué movimiento y qué lugar te gustan más. Enséñale qué quieres tú". ― Suzannah Weiss, escritora de sexo y relaciones

"Para mí, la forma más fácil de llegar al orgasmo es reconocer hasta la más ligera sensación de placer como un pequeño orgasmo. Creo que la capacidad de tener orgasmos es nuestra naturaleza. No es un lugar al que tengamos que llegar, sino más bien lo contrario; tenemos que quitar los bloques que nos impiden estar en ese estado natural. Una respiración profunda combinada con un largo sonido en la exhalación, una relajación profunda de sensación y placer, y dejar que el cuerpo se mueva con un movimiento suave son caminos fáciles hacia el orgasmo".― Sofia Sundari, profesora de tantra

 "Guardo un vibrador Magic Wand inalámbrico en un cajón justo debajo de mi cama. Lo primero que hago por la mañana es cogerlo, lo uso antes de irme a dormir por la noche y en cualquier otro momento a lo largo del día si me apetece. Así que uso mi vibrador como dos o tres veces al día. ¡Qué BUENA inversión! Normalmente pienso en cosas guarras o veo algo de porno. ¡En sólo cinco minutos puede estar el trabajo hecho!". — Kendra Holliday, educadora sexual.

Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' EEUU y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco

Como poner cachonda a tu pareja con solo palabras


Cómo poner cachonda a tu pareja con solo palabras

Un buen intercambio de frases sucias es capaz de sacarte de la rutina para ayudarte a mejorar tu rendimiento en la cama.



ElHuffPost

07/07/2019

Poner cachonda a tu pareja solo con palabras no tiene por qué ser complicado. Como resume el columnista sexual Dan Savage, la mejor forma de hablar sucio es ser simples y directos: “Dile lo que le estás haciendo, dile lo que le vas a hacer, dile lo que acabas de hacerle”.

Aun así, por simple que sea, a muchas personas les cuesta, y al final acaban diciendo algo que han oído en Pornhub que no suena natural o algo que resulta incómodo, extraño y cortarrollos.

Como esa escena de la famosa serie de los 90, Seinfeld, en la que Jerry le cuenta a George lo que le ha dicho a una mujer la noche anterior: “Ella me estaba hablando de sus braguitas y yo le suelto: ’¿Hablas de las braguitas que tu madre te dejó preparadas?”.

″¿Las braguitas que tu madre te dejó preparadas?′ ¿Qué significa?”.

Ni idea, pero quienes no saben muy bien cómo decir guarradas (y que suenen bien) se sentirán identificados con la escena.

Teniendo en cuenta las miles de formas en que pueden salir mal estas situaciones, ¿para qué molestarse en intentarlo? La respuesta es sencilla: porque cuando lo hace bien una persona que te atrae mucho, no hay nada más excitante que su voz. El cerebro es el órgano sexual más importante, así que es lógico excitarse por lo que dice tu pareja sexual en plena faena. También funciona en sentido inverso: decir en voz alta los deseos y fantasías que sueles guardarte para ti resulta muy excitante.

Un buen intercambio de frases sucias es capaz de sacarte de la rutina para ayudarte a mejorar tu rendimiento en la cama, según Jenny Block, experta en relaciones y autora de O Wow: Discovering Your Ultimate Orgasm.



Los sonidos y la voz nos ayudan a olvidarnos de la colada y a concentrarnos en lo bien que se siente nuestra pareja


“Nuestro cuerpo puede estar sintiendo algo, pero si nuestra mente no está excitada, el placer siempre será menor”, asegura. “Decir cosas cachondas nos ayuda a salir de nuestra mente y entrar en nuestro cuerpo. Los sonidos y la voz nos ayudan a olvidarnos de la colada y a concentrarnos en lo bien que se siente nuestra pareja”.

Ahora que ya conoces los beneficios de tener un poco de labia, presta atención a estos consejos para mejorar tu lenguaje sucio.
Que sea simple

No tienes que convertirte en una estrella del porno así de repente. Di algo que te resulte natural en ese momento y no pienses que tienes que preparar un discurso sexual complicado. No consiste en soltar un monólogo sexual, no hace falta que estés todo el rato hablando. Un simple “tengo ganas de sentirte dentro de mí” en el momento oportuno, entrando a la habitación o cuando estéis besándoos, puede obrar maravillas.

“Siempre le digo a la gente que piense en sus sentidos”, comenta la sexóloga Megan Stubbs. “Si no sueles decir palabrotas o utilizar lenguaje vulgar, no te sientas presionado a hacerlo. Puede que le cortes el rollo a tu pareja si de repente le sueltas una barbaridad”.

Intenta mantener una actitud juguetona y preparar el terreno con antelación. Cuando tu pareja esté en el trabajo o haciendo recados, déjale caer alguna indirecta sobre las ganas que tienes de hacer travesuras cuando os veáis.

“Sugiero ir aumentando poco a poco la excitación por el encuentro sexual”, propone Stubbs. “Mandar un mensaje como: ‘Qué ganas de que llegue esta noche’ es una buena forma de iniciar una conversación de ese estilo”.
Pregúntate cómo te quieres sentir y cómo quieres que se sienta tu pareja

Cuando te preocupa cómo vas a sonar o si tu pareja se va a reír de ti, las conversaciones sucias pueden ser intimidantes. No busques un mensaje muy intelectual. Tantea el lado sensorial del sexo. Cuando empecéis a centraros en cómo queréis sentiros, os daréis cuenta de que tenéis un arsenal de lenguaje sexual mucho más amplio del que pensabais, según Heather McPherson, terapeuta sexual.

“También podéis seguir la fórmula de Dan Savage de ir a lo simple. Ser juguetones y crear una atmósfera tranquila que os haga sentiros seguros también ayuda”, añade.
Aprende a dar instrucciones

A grandes rasgos, hay dos tipos de lenguaje sucio, indica Kenneth Play, educador y asesor sexual. El primer tipo sirve para excitar con antelación, mientras que el segundo consiste en dar instrucciones.


Cuando llegues a casa, quiero que te pongas tu lencería favorita, te tumbes en la cama bocabajo y me esperes hasta que llegue a casa para jugar contigo


“Las instrucciones y directrices resultan muy excitantes a algunas personas. Son mensajes del estilo: ’Cuando llegues a casa, quiero que te pongas tu lencería favorita, te tumbes en la cama bocabajo y me esperes hasta que llegue a casa para jugar contigo”.

Que no te incomode hablar de sexo fuera del dormitorio


Las investigaciones demuestran que las personas que se sienten más cómodas hablando de sexo en su día a día tienen una vida sexual más satisfactoria. Si nunca hablas de sexo, te costará más tener estas conversaciones en la cama, así que no te cortes y habla sobre sexo con tu pareja en cualquier momento.

“A la gente le intimida sobre todo porque no sabe qué decir. En ese momento, muchos se quedan sin palabras o no están seguros de cómo expresarse”, explica la terapeuta sexual Vanessa Marin“La mayoría de la gente no habla abiertamente sobre sexo, así que tienen que practicar hasta que se sienten cómodos”.

Si dices algo que no ha funcionado del todo bien, háblalo más adelante


No pasa nada si provocas una pequeña risa nerviosa, pero a veces lo que dices puede molestar a tu pareja. Es posible que en ese momento no te sepa decir por qué le ha molestado, pero si sientes que has ido demasiado lejos, no te olvides de hablarlo en otro momento.

Dejad claro que estáis “preparando un espacio erótico en el que el lenguaje sucio gira en torno a las fantasías”, no en torno a lo que pensáis realmente de la otra persona, recomienda Play. Por ejemplo, a mucha gente le corta el rollo que la llamen “papi” o “mami”, pero es una fantasía basada en la autoridad y en la dominación sexual, no en el incesto.

“Si cometes un error o vas demasiado lejos, la solución es simple: rectifica. Respeta que a tu pareja no le guste y respeta sus motivos si te los cuenta. Hazle saber también que no está obligada a explicarte por qué no le va, simplemente acéptalo”, advierte Play.
No tiene por qué ser obsceno para ser excitante

Lee la situación. No sueltes una vulgaridad a no ser que todas las señales sugieran que es una buena idea, recomienda Block apelando a su experiencia personal.

“Una vez utilicé un lenguaje demasiado obsceno y lo que conseguí fue cortarle el rollo a la otra persona. Mi pareja fue muy comprensiva y me pidió que rebajara un poco el tono. Me sentí superavergonzada”, recerda.

Al final, Block y la otra mujer pasaron un buen rato y pudieron reírse de ello después. (Reírse juntos = sexo más satisfactorio).

“Se convirtió en un secreto íntimo entre nosotras. Ella supo valorar el hecho de que estuviera dispuesta a intentarlo. Los detalles los podíamos ir resolviendo por el camino”.
Para facilitarte las cosas, aquí tienes un listado de ejemplos de frases cortas avaladas por expertos:

“Llevo todo el día fantaseando con lo que quiero hacer contigo”.

“Ahí, ahí. Tócame ________”.

“Sí, dame más”.

“Cuando llegue quiero verte con mi falda favorita y sin bragas”.

“Me vuelves loco/a cuando _______”.

“Voy a correrme para ti”.

“Sabes genial”.

“Quiero que me utilices como un juguete”.

“Me encanta cuando gimes mi nombre”.

“Fóllame duro”.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.