Estamos de los Borbones hasta
los mismísimos...
Los periódicos, las revistas y
las cadenas de televisión de medio mundo han lanzado la noticia del inminente
divorcio del rey emérito Juan Carlos I. Aseguran que muy pronto la Casa Real
española lo hará público. Parece ser que un bufete muy famoso de abogados está
redactando los documentos. Dicen las malas lenguas que pretende dejar en la
“indigencia” a su todavía resignada esposa, que no cesa de fumar cigarrillo
tras cigarrillo, ya que su inmensa fortuna pasaría a manos de su nueva esposa Corinna
con la que lleva mucho tiempo conviviendo, bajo la atenta y condescendiente
mirada de los embajadores de Su Santidad. La Corte Real disimulando durante
tantísimos años los avatares del miembro viril de su Majestad, mirando hacia
otro lado, agasajándole mientras en su desenfreno mataba elefantes, recibía
(recibe) elevadísimas comisiones de sus “hermanos” árabes y follaba sin el
menor recato con actrices, cantantes, aristócratas y finalmente con una
pseudo-princesa alemana con la que lleva algunos años y piensa contraer nuevas
nupcias.
Franco pactó con su padre que
tuviese una preparación castrense y lo enviaron a la Academia Militar de
Zaragoza donde fue instruido en el manejo de las armas, lo que hace sospechar
que la muerte de su hermano pudiese ser intencionada. Por la trayectoria de la
bala y por el secreto más absoluto de la autopsia.
Parece ser que durante su
formación militar tenía un “tutor” que le proporcionaba castas esposas de la alta
sociedad para calmar su priapismo juvenil. Lo casaron con una joven poco
agraciada princesa griega que le ha sido fiel toda su vida y con la que ha
tenido dos hijas y un hijo, nuestro actual rey. Después de la tercera
fecundación la abandonó sexualmente y empezó a fornicar a diestro y siniestro
hasta el extremo de tener un hijo y una hija bastardos que le han solicitado
reiteradamente comparar sus ADN y siempre se ha negado.
La lista de los “coños”
reconocidos es muy larga pero algunos han salido en los medios, sin el menor
recato, al pertenecer a ese mundillo llamado “fama”.
Incluso el caso más sonado fue
con la Bárbara Rey que parece ser tenía unas grabaciones con el monarca y le ofrecieron mucho dinero por ellas.
La hipocresía se ha convertido
en un arte que nuestra “Alta Suciedad” aplica constantemente. Tendremos muy
pronto otra boda ¿real, principesca…cómo se llamará? Con nuestro Juan Carlos,
antes Rey, ahora emérito, pero en cualquier caso el Enemigo Público Número 1.
Sencillamente un famoso delincuente, aforado…desvergonzado y prepotente que se pasea por el mundo ufano y a la vez
patético, al considerarse fuera del alcance de las leyes humanas.
Eso sí, con la Bendición
Apostólica de Su Santidad. Amén.
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