Señores jueces, ¿van a dejar que unos policías se
burlen de ustedes?
Público
10 febrero 2017
Se llama “árbol envenenado” y puede destruir cualquier causa judicial. Y es
eso precisamente lo que está intentando hacer un grupo de policías que proceden
de la brigada política de Interior y tratan de impedir que la Justicia
les haga pagar por sus pecados.
Sólo así se explica que aparezca un segundo pendrive apócrifo justo
el día después de que el juez de la Audiencia Nacional José de la Mata haya
citado a declarar a los que deberían saber cómo apareció (el pasado verano)
otra memoria USB, también sobre el caso Pujol, que se trató de colar en
la causa como procedente de un juzgado barcelonés, cuando en realidad se la
había guardado durante cuatro años el anterior Director Adjunto Operativo de la
Policía (DAO), Eugenio Pino, sin entregarla —como por supuesto era su deber— a
los tribunales.
Así que ya no es sólo una, sino que son dos las pruebas materiales
claramente contaminadas –para empezar, la cadena de custodia está más que rota–
que amenazan con envenenar toda la causa sobre la familia Pujol y acabar
provocando la nulidad de las actuaciones. Maniobra para un fraude de ley en la
que son expertos algunos de los que utilizaron los recursos policiales del
Ejecutivo para destruir rivales políticos… y obtener beneficio propio.
Porque la sospechosa aparición de estos pinchos digitales, justo
cuando los integrantes de ese entramado mafioso se ven amenazados por la
Justicia, tiene una explicación más que evidente: durante muchos años, esos
funcionarios públicos con poderes y fondos reservados se estuvieron quedando
con materiales incriminadores o comprometedores para emplearlos en el futuro
como instrumentos de chantaje o de protección personal.
Sin embargo, algunos magistrados siguen siendo remisos a investigar a altos
mandos policiales, incluso después de su jubilación, y toleran claras
violaciones de la legalidad en sus actuaciones o declaraciones ante los
tribunales.
Ése es el caso del ex número dos de
la Policía, quien ha continuado autoinculpándose de conspirar contra políticos
opositores en la segunda parte de su entrevista en El Mundo.
Si el día anterior trató sobre el caso Pujol (para quejarse de los jueces
“garantistas” que exigen “pruebas reales” antes de encarcelar a los investigados),
esta vez se despacha a gusto contra Podemos, al que acusa repetidamente de
financiarse ilegalmente con dinero de Irán y de Venezuela. ¿Sus pruebas?
“Yo, a título particular, creo que sí, pero no lo puedo demostrar”.
¡Caramba! Menudas convicciones “particulares”. Lástima que no fueran tan privadas cuando su
brigada política entregó a sus periodistas afines el infame Informe PISA en el que falsamente se aseguraba que eso estaba
plenamente demostrado, para que así se publicara a toda portada con el fin de
destruir a Pablo Iglesias. Una fabricación elaborada por confidentes que hoy siguen trabajando para
Interior, según ha reconocido el propio Pino en su último escrito al juez De la
Mata.
¿Que cómo sabemos que fue la brigada política de Interior la que filtró ese
falso PISA como si fuera cierto? Pues porque en las fechas del arranque de esa
campaña mediática la cúpula policial a las órdenes de Pino cruzó más de 200 llamadas
telefónicas con los periodistas que lanzaron esa exclusiva a bombo y platillo.
Más aún, el propio Pino y
su jefe de gabinete, José Ángel Fuentes Gago, se reunieron personalmente con el
tertuliano Eduardo Inda que lanzó esa falsificación a los cuatro vientos.
Todo ello, aparte de haber sido contrastado por las investigaciones de Público,
quedó avalado
una vez que Pino se retiró precipitadamente de la querella que interpuso contra
Patricia López —la única periodista jamás demandada por un director
adjunto operativo de la Policía— en cuanto la jueza encargada del
caso pretendió practicar la diligencia de comprobar los posicionamientos de los
móviles de Pino y de Inda en las fechas comprometedoras.
Vamos, que difícil lo tiene el ex número dos de la Policía para demostrar
que él no participó en ese montaje contra un partido político rival.
Quizá lo hizo por convicción, claro. ¿Y qué le llevaba a estar tan
convencido?
“Hay un país que se llama Venezuela
donde la información es a chorros”, contesta Pino en la entrevista de forma
altamente esclarecedora. En cuanto a los “chorros de información”, más bien
fueron chorreos: cinco
exfuncionarios venezolanos protegidos por EEUU, algunos con fortunas en
paraísos fiscales como Panamá, viajaron a Madrid (a costa de los contribuyentes
españoles) para ofrecer su testimonio contra Podemos y de ahí surgió
el documento falso contra Iglesias que publicó Inda. Pero no eran más que
falsarios: “Los confidentes eran tan endebles que no se pudieron emplear para
una segunda versión del informe PISA”, aseguró a Público una fuente
policial.
Pero vamos, seguro que algo habrá, ¿no? Es como si el máximo responsable
operativo de la Policía de toda España hablase en un bar de pueblo sobre algo
que acaba de ver (sin entenderlo demasiado) por la tele:
“Es una información, no puede decirse si es buena o mala”, replica Pino a
la pregunta de si “la información” (que, por cierto, publicó sin verificarla el
mismo que le está entrevistando) ¿es buena?
“Nuestros informes no debían ser muy falsos cuando nuestros confidentes
están recibiendo amenazas”, es todo lo que se le ocurre argumentar al ex
director adjunto operativo del conjunto de las fuerzas del orden para
justificar que se lanzara una campaña de infundios indemostrables contra un
partido político en medio de dos campañas electorales. Fenomenal. Nosotros
también recibimos amenazas (y no tenemos cuentas en Panamá ni somos testigos
protegidos por EEUU), así que debemos tener siempre razón.
Ahora, lo que ya es de traca es que el máximo responsable de las
operaciones policiales de España diga que “no se puede comprobar porque hay que
ir para allá”, refiriéndose a Venezuela. ¡Vamos anda! Pero si el comisario
Villarejo fue “para allá”. ¿Qué pasa? ¿No había fondos reservados suficientes
para pagar el vuelo de Iberia a Caracas, pero sí para traerse a Madrid a cinco
falsarios con cuentas en Panamá?
Voy terminando.
“Villarejo no ha investigado nunca la corrupción en Cataluña. Se limitó a
traer a Javier de la Rosa para que se le tome declaración. Que me conste no ha
vuelto a investigar nada en Cataluña”.
Se puede mentir más alto, pero no más claro: contamos con pruebas
fehacientes, documentales y de cargo, que demuestran que el ex director adjunto
operativo de la Policía está mintiendo a sabiendas de que lo hace. Pruebas
irrefutables de que Villarejo participó en la Operación Cataluña, por orden de
ese mismo DAO, más allá de toda apariencia de legalidad. Y las vamos a publicar
en breve.
¡Ah! Se me olvidaba. Prometí hablar de las mentiras de Pino sobre las
grabaciones al exministro del Interior Fernández Díaz en su despacho oficial…
Pero ya llevo mucho escrito. Además, cuando contemos toda la verdad —y
nada más que la verdad— sobre ese tema, quedará negro sobre blanco que todos
los que afirman tener información exclusiva sobre lo que sólo Público
sabe (y reveló en parte, dinamitando a la brigada política) están dando
palos de ciego.
Por no aburrir, hoy sólo adelantaré que en breve revelaremos todo lo que
nadie conoce sobre el Fernándezgate. Y temblará el misterio.
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