08 Feb 2017
Público
Por Vicenç
Navarro
Autor del libro
‘Ataque a la democracia y al bienestar. Crítica al pensamiento económico
dominante’
Hace sólo unos
días recibí una llamada de Pablo Iglesias preguntándome si estaría dispuesto a
estar en su propuesta de lista de miembros del Consejo Ciudadano de Podemos,
cuya elección tendrá lugar esta semana. Le dije que podía contar conmigo tan
pronto me lo pidió. Y las razones de mi aceptación son fáciles de entender para
aquellos que conocen mi trabajo y mi biografía. Desde hace años he documentado
las causas y las consecuencias del enorme subdesarrollo social de España, que
se traduce en ser uno de los países de la Unión Europea de los Quince (UE-15,
el grupo de países de semejante nivel de desarrollo al de España) con uno de
los gastos públicos sociales por habitante más bajos de esta comunidad,
subfinanciación que incluso ha descendido todavía más durante los años de la
Gran Recesión. Los datos hablan por sí solos. Los servicios públicos del Estado
del Bienestar (la sanidad, la educación, las escuelas de infancia –mal llamadas
guarderías en España-, los servicios domiciliarios a las personas dependientes,
los servicios sociales, la vivienda social, la formación profesional, la
prevención de la pobreza y de la exclusión social, los servicios de integración
de la población inmigrante, y muchos otros), así como las transferencias
públicas (como las pensiones y ayudas a las familias), están muy poco
financiados.
Esta situación
no se debe a que España sea pobre. No lo es. Ya antes de la crisis su PIB era
el 94% del promedio del PIB per cápita de la UE-15. Y, sin embargo, su gasto
público social por habitante (el gasto en los servicios y en las transferencias
públicas del Estado del Bienestar) era solo el 74% del promedio del gasto
público social por habitante de la UE-15. España, por su nivel de desarrollo
económico, debería gastarse al menos unos 66.000 millones más de lo que se
gasta en su pobre Estado del Bienestar. España tiene este dinero. Lo que pasa
es que el Estado (sea central, autonómico o local) no lo recoge. Y la causa de
que no lo recoja se debe primordialmente al excesivo poder político y mediático
de los que derivan sus rentas de la propiedad del capital y de sus gestores,
que ejercen su influencia a través de los partidos conservadores y liberales, y
también hoy, por desgracia, a través del Partido Socialista, cuya dirección y
aparato se han ido integrando en la estructura de poder político-mediático y en
los establishments financieros y económicos del país. La evidencia de que ello
es así es abrumadora (ver mi libro El subdesarrollo social de España. Causas
y consecuencias, Anagrama, 2006). Y esta influencia política y mediática es
lo que explica las nefastas reformas laborales que han provocado el gran
deterioro del mercado laboral con una elevada tasa de desempleo, de precariedad
y de bajos salarios.
Por qué la
enorme Gran Crisis y sus causas
El enorme poder
de esta clase dominante es lo que ha creado la enorme crisis. Puesto que la
mayoría de los ingresos al Estado proceden de las rentas del trabajo, tales
medidas de bajada de salarios han creado un enorme déficit en las cuentas del
Estado y también un gran déficit en la demanda doméstica (el motor y estímulo
del crecimiento económico). De ahí la crisis económica. Pero tal
disminución de los salarios ha creado otro gran problema: el endeudamiento de
las familias, endeudamiento que ha generado el gran crecimiento de la banca,
que, a fin de aumentar su rentabilidad, ha invertido masivamente en actividades
especulativas, como el sector inmobiliario y el ladrillo, creando las burbujas
que al estallar han creado la gran crisis financiera. De nuevo, la
evidencia científica que avala lo dicho es abrumadora y convincente (ver mi
libro Ataque a la democracia y al bienestar. Crítica al pensamiento
económico dominante, Anagrama, 2015).
Estas crisis
–la económica y la financiera- eran fáciles de prever, tal como algunos
hicimos. Las políticas llevadas a cabo por los gobiernos españoles, alentados
por la Troika, han sido un auténtico desastre y han afectado muy negativamente
la calidad de vida y el bienestar de las clases populares. Y los responsables
de tanto desastre tienen nombres y apellidos conocidos, y continúan dominando
las instituciones políticas y mediáticas del país. Las políticas públicas
impuestas (y digo impuestas pues no estaban en los programas electorales de los
partidos gobernantes) que han causado tanto daño no variarán sustancialmente
bajo el bloque de PP, PSOE y Ciudadanos. Los tres partidos están comprometidos
con las líneas generales de aquellas políticas liberales.
Los
responsables de las crisis tienen nombres propios
Ni que decir
tiene que hay diferencias en las políticas públicas de estas tres formaciones
políticas. Pero en lo esencial están de acuerdo en aplicar las políticas que
nos llevaron a la Gran Recesión. Y en el PSOE la dirección está dominada por el
aparato de siempre, cuya candidata es Susana Díaz (la eterna aspirante a ser
Secretaria General), Presidenta de la Junta de Andalucía, que considera a
Podemos como su enemigo número 1. En realidad, la esperanza de cambio en el
PSOE quedó anulada con el nombramiento del economista José Carlos Díez como
responsable del desarrollo del programa económico del PSOE. Tal señor, el
economista de cabecera de El País, es también el asesor económico de
Susana Díaz. Fue el gran defensor de las políticas económicas del gobierno
Zapatero, en su respuesta a la Gran Recesión. El eslogan de José Carlos Díez
“subir los impuestos no es de izquierdas” es una mera continuación del famoso
eslogan de aquel presidente “bajar impuestos es de izquierdas”. La bajada de
impuestos del gobierno Zapatero fue responsable de un crecimiento del déficit
público del Estado de nada menos que de 27.223 millones de euros. Según los
técnicos del Ministerio de Hacienda, el 72% de este déficit se debió a la bajada
de impuestos llevada a cabo por el gobierno Zapatero. Fue precisamente la
necesidad de reducir tal déficit por lo que se iniciaron los recortes de gasto
público social, comenzando por la congelación de las pensiones (a fin de
alcanzar 1.200 millones de euros), cuando en realidad se podría haber recogido
más dinero manteniendo el impuesto de patrimonio (2.100 millones) o anulando
las rebajas del impuesto de sucesiones (2.552 millones) que el gobierno del
PSOE había aprobado. Las políticas propuestas por el economista de cabecera de El
País y ahora del PSOE mantendrán a España a la cola de la Europa Social.
Siempre hay
alternativas, y Unidos Podemos es quien tiene que presentarlas
De lo que digo
es fácil deducir que es de suma importancia que Podemos sea bien visible
en las cámaras legislativas del Estado para sistemáticamente presentar
alternativas a las leyes que están siendo aprobadas por el tripartito
PP-PSOE-Ciudadanos, a fin de contrarrestar la percepción que los grandes medios
de desinformación del país están promoviendo de que no hay alternativas.
Y lamento y critico que esto no lo ha estado haciendo Podemos durante estas
semanas de lucha interna, perdiendo tiempo y oportunidades. Hoy las clases
populares están sufriendo y una formación política que aspira a ser su voz
necesita estar en todas partes, incluyendo en las instituciones donde se
aprueban leyes que crean ese sufrimiento.
La esperanza
nunca debe perderse: otros antes mostraron que sí se puede
Ante esta
situación de enorme crisis y peligro de continuismo de las políticas que la
generaron uno no puede distanciarse y ver el espectáculo político desde los
palcos. Las clases populares han estado padeciendo uno de los ataques a su
calidad de vida y bienestar más fuertes que hemos visto durante el periodo
democrático. Alejarse de esta situación y verlo desde los palcos me parece un
profundo error. Y en mi caso sería una gran incoherencia en conflicto con mi
vida anterior. De ahí mi apoyo al 15-M antes, y a Podemos ahora, a nivel de
España, y a En Comú Podem en Catalunya.
Era y es, pues,
lógico que cuando Pablo Iglesias en España y Xavier Domènech en Catalunya me
pidieron mi apoyo y ayuda, yo los ofreciera con todo el compromiso que aguanten
mis ochenta años. Considero que una de las tareas más necesarias y urgentes hoy
para las personas progresistas españolas es ayudar a Unidos Podemos, en España,
y para los progresistas catalanes (que nos sentimos también españoles) ayudar
también a En Comú Podem, para los gallegos a En Marea, para los valencianos a
Compromís, y así en muchas partes de este país. Todas estas fuerzas políticas
(que son en realidad movimientos político-sociales) están construyendo una
nueva España, con clara vocación de servicio a las clases populares,
comprometidas no solo en revertir las desastrosas políticas públicas liberales,
sino en crear otra España, una España más justa, más democrática, más
solidaria, que reconozca la pluralidad del Estado español, una España heredera
de las luchas anteriores y, muy en especial, de los periodos republicanos,
donde las izquierdas ya sembraron las semillas para que surgiera otra España. Y
esta nueva visión de España continuó durante la lucha antifascista en la
clandestinidad, apareciendo en todos los partidos de izquierdas de España,
incluso, por cierto, en el PSOE. Sé que esta nota sobre la historia de las
izquierdas sorprenderá a muchos lectores, pues la historia de este país no es
muy conocida entre los jóvenes. El intento de recuperarla ha sido desalentado
por el Estado, cuando no prohibido. De ahí que crea que una manera de ayudar a
la gente joven es ayudar a que redescubran el pasado y aprendan de las
experiencias de los Podemos del pasado.
Hay que recuperar
la historia de España para aprender de ella
Hubo otros
Podemos en el pasado, entendiendo como Podemos movimientos político-sociales
que representaron los intereses de las clases populares, algo que hicieron
frente a obstáculos que parecían insuperables, creyendo que podrían lograrlo
(¡Sí se puede!), y a base de un enorme compromiso lo lograron en varias
ocasiones, y otras veces perdieron. Y hay que aprender de ambas. Es, pues,
necesario que nos demos cuenta de que somos herederos de aquellos que fueron
derrotados en su intento de hacer muchísimas reformas profundas en este país
durante la II República, desde las enormemente positivas y profundas reformas
educativas (a las que se opuso a muerte la Iglesia) hasta la introducción de la
Seguridad Social (a lo que se opuso la banca, que financió el golpe militar
fascista). Y aunque la derrota militar se debió al apoyo militar masivo de los
regímenes nazi alemán y fascista italiano al golpe fascista, el hecho es
que las divisiones dentro de las izquierdas contribuyeron a ello. La división
de las izquierdas ha sido una constante en la historia de este país y es causa
de su gran debilidad. Hay que ser conscientes de ello. El escaso desarrollo del
Estado del Bienestar en el sur de Europa se debe precisamente al gran poder de
las fuerzas de derechas y al enorme debilitamiento de las izquierdas, basado en
parte en su fraccionamiento. La evidencia de ello es abrumadora.
La unión y la
movilización hacen la fuerza. Otros antes lo intentaron creyendo que sí se
podía, y lo lograron
Aquel golpe
militar fascista instauró una de las dictaduras más crueles y asesinas que
hayan existido en Europa. Nunca hay que olvidar que por cada asesinato político
que cometió el régimen de Mussolini, el régimen de Franco cometió 10.000. Aquella
dictadura era consciente de que tenía a la mayoría de la población en contra.
De ahí que el terror fuera el centro de su estrategia para mantenerse en el
poder. Y las víctimas de aquel estado terrorista han permanecido olvidadas,
pues su existencia hubiera mostrado la naturaleza de aquel régimen. España es
el segundo país, después de Camboya, que tiene un mayor porcentaje de personas
desaparecidas por causas políticas.
Pero las clases
populares, centradas en la clase trabajadora, mostraron que ¡Sí se puede!
Fueron precisamente las movilizaciones de la clase trabajadora las que forzaron
el fin de aquel régimen. Y lo consiguieron con la agitación social, que
marcó el punto final de aquel régimen terrorista. Jamás habría que olvidar
tampoco que Franco murió en la cama, pero el hecho es que la dictadura murió en
la calle. Y es ahí donde los jóvenes tienen que aprender que la agitación
social y las manifestaciones populares han sido siempre el motor del cambio en
el país. En realidad, la parte débil de aquella transición de la
dictadura a la democracia fue que, siendo la agitación el mayor estímulo para
que ocurriera el cambio, su traslación al espacio político fue muy débil,
debido en parte a que las izquierdas estaban poco organizadas políticamente,
habiendo salido de la clandestinidad o vuelto del exilio solo meses antes de
que terminara el régimen. Ahora bien, la prioridad que se dio a desarrollar el
espacio político en las nuevas instituciones representativas se hizo a costa de
la desmovilización social. Y esa es otra lección de la que los jóvenes
tienen que ser conscientes. La movilización social sin instrumentos políticos
que hagan avanzar sus demandas en el Estado tiene un impacto limitado. Pero los
partidos con vocación transformadora que no tengan el apoyo y la presión de los
movimientos sociales tienen también una eficacia muy escasa. De ahí la enorme
importancia de combinar ambas estrategias –la parlamentaria y la agitacional-
en un proyecto profundamente transformador.
El otro gran
paso: la movilización del 15-M
Las enormes
limitaciones del régimen establecido en el 78 se mostraron claramente en la
crisis financiera y económica conocida como Gran Recesión, que determinó la
enorme crisis política, con la pérdida de legitimidad del establishment
político-mediático. Predeciblemente, surgió el movimiento del 15-M, inspirado
en parte por las primaveras árabes, el cual tuvo un enorme impacto, siendo un
tsunami político muy eficaz en su denuncia, pues tocó al régimen del 78 en su
punto más débil: la falta de democracia existente en España. Pero el aspecto
más novedoso e importante es que, en lugar de quedarse en un nivel testimonial
(como pasó con el Mayo del 68 francés) de protesta, el 15-M estimuló e inspiró
el surgimiento de muchos movimientos políticos y sociales (como Podemos, En
Comú Podem, En Marea y Compromís), y reanimó y revivió a otros ya existentes
como IU, que incidieron espectacularmente en el espacio político. Partidos
políticos que no existían consiguieron un enorme apoyo electoral, siendo
Podemos el caso más claro a nivel de todo el territorio español. El punto
central de todos estos movimientos era un rechazo al establishment
político-mediático del país y una nueva visión plurinacional de España que
entraban en claro conflicto con el régimen bipartidista borbónico y su
uninacionalismo jacobino (y asfixiante para las “periferias”).
¿Dónde estamos
ahora? La importancia del congreso Vistalegre II
En este
instante coinciden varios elementos que dan especial importancia al momento que
vivimos. Uno es el necesario cambio en la naturaleza de tal fuerza política –
Podemos – para afrontar el nuevo reto político. Hoy la situación política es
muy diferente al momento en el que Podemos nació. El haberse convertido (en
coalición con IU) en la mayor fuerza política después del PP (solo tres años
después de su nacimiento), según mostraban recientemente las encuestas en las
que se preguntaba por el voto de la ciudadanía, muestra el enorme enfado y
rechazo que la población (y muy en particular las clases populares) siente
hacia el régimen del 78. Su éxito ha sido convertirse en la voz de las clases
populares y canalizar tal enfado. Es esencial, pues, que para su
existencia esta relación de Unidos Podemos con las clases populares (que son la
mayoría de la población) se mantenga y fructifique. La fuerza de UP
viene de haber escuchado a las clases populares y respondido con contundencia a
la llamada de cambio que procedía y procede de las clases populares. De ahí la
enorme importancia de que la coalición UP esté enraizada en las clases
populares y a su servicio.
Para ello es
esencial que los temas que angustian a estas clases populares en su vida
cotidiana, tales como la salud, la educación, la vivienda, el trabajo, las
escuelas de infancia, los servicios domiciliarios, las pensiones y la renta
garantizada, entre otros servicios públicos, sean centrales, oponiéndose a la
vez con toda contundencia a las reformas laborales y los recortes que han
debilitado enormemente el bienestar de estas clases populares. Aquí tengo que
subrayar que no hay siempre plena consciencia en los partidos políticos,
incluidos algunos de izquierdas, de los enormes retrasos de los servicios y
transferencias públicos del Estado del Bienestar en España.
El tema social
debe ser central en un proyecto de transformación
Digo esto
porque hoy se está proponiendo como tema principal, incluso por parte de voces
de izquierdas, la aplicación de la renta básica universal, presentándose como
la solución a la pobreza y al incremento de las desigualdades. En realidad, se
está utilizando esta propuesta para medir el grado de radicalidad de las
opciones políticas, de manera que cuando Podemos abandonó su compromiso con la
aplicación de dicha propuesta (que hizo durante las elecciones europeas), se
presentó este hecho como muestra de la pérdida de su radicalidad y ejemplo de
su supuesta moderación.
Pero para
analizar la eficacia de una propuesta política pública debe compararse con
otras medidas ya experimentadas y existentes. Pues bien, los países donde las
izquierdas han sido más poderosas por periodos largos, como Suecia, han sido
altamente exitosos en reducir la pobreza y corregir las desigualdades sin
necesidad de la renta básica universal, mediante el desarrollo de los servicios
y transferencias públicos, medidas muy poco desarrolladas en España. Es
paradójico que se esté dando prioridad a esta medida, que es altamente costosa,
cuando el Estado del Bienestar está tan subdesarrollado. En contra de lo que se
me ha acusado (con el sectarismo y mala leche que caracterizan a algunas voces
de izquierdas) de ser “enemigo” (sí, utilizaron tal termino) de la RBU, no
estoy en contra de tal Renta Básica Universal, pero sí que estoy en contra de
que se aplique a costa de empobrecer el muy subfinanciado Estado del Bienestar.
Exigirla ahora es como intentar construir una casa por el tejado. Y me temo que
la RBU, de elevadísimo coste, se financiaría en los países del sur de Europa a
costa del Estado del Bienestar. En realidad, este es el objetivo de los
partidos conservadores y liberales: sustituir el segundo por la primera.
Soy plenamente
consciente, naturalmente, de que este no es el objetivo de las personas
de izquierdas que la proponen en España. Pero tienen que ser
conscientes de que los Estados en el sur de Europa no financiarán ahora la RBU
y, a la vez, corregirán el enorme déficit social que existe en tales países. La
RBU competirá por recursos con los subfinanciados servicios y transferencias
del Estado del Bienestar. Incluso un proponente de la RBU, como Yanis
Varoufakis, ha reconocido que, aun cuando es importante mantenerlo como
objetivo, no puede ser prioritario en el sur de Europa, pues creerse que puede
financiarse y a la vez corregir el déficit de gasto público social es no
conocer ni las coordenadas de poder dentro de los Estados del sur de Europa, ni
el contexto político que existe en tales países que haría imposible la
financiación a la vez de la RBU, por un lado, y la corrección del enorme
déficit social que tienen estos países, por el otro.
Se necesita,
pues, urgentemente y como prioridad, la expansión del subdesarrollado Estado
del Bienestar, incluyendo, naturalmente, la renta garantizada, como camino para
llegar más tarde (cuando hayamos alcanzado el nivel de gasto social que
deberíamos tener por el nivel de riqueza que tenemos) al programa de Renta
Básica Universal. Y esta expansión exige unas reformas fiscales y unas
políticas expansivas de gasto público muy notables que crearán unos
enfrentamientos que requerirán no solo intervenciones parlamentarias sino
también movilizaciones populares, en las que los movimientos sociales y los
sindicatos tendrán que participar activamente. El enorme declive de la calidad
de vida de las clases populares exige una movilización, a nivel de
confrontación, contra el establishment político-mediático del país.
Las necesarias
políticas públicas intervencionistas al servicio de las clases populares
Estas medidas
deberían ir acompañadas de una recuperación del intervencionismo público, tanto
en el área fiscal como en los sectores estratégicos de la economía. La banca,
tanto privada como pública, así como las fuentes de energía deberían ser
consideradas constitucionalmente como servicios públicos, lo cual no quiere
decir necesariamente que se las nacionalice a todas (un taxi es privado pero se
considera que ejerce una función pública, y por lo tanto se le permite ir por
las vías rápidas públicas como si fuera un servicio público). Ahora bien, tal
intervencionismo debería también incluir la expansión de la propiedad pública a
estos sectores. España, como consecuencia del excesivo poder de la banca
privada, es uno de los países con el sector bancario público más reducido de la
UE-15. De nuevo, esto no ocurrirá sin que haya movilizaciones a nivel del
Estado. Detrás de algunas de las reformas bancarias han estado las
enormes movilizaciones de las Plataformas de Afectados por la Hipoteca.
La redefinición
del discurso de izquierdas
Para conseguir
tales cambios es fundamental entender la distribución del poder en España,
recuperando algunos conceptos que han sido deliberadamente marginados por la
estructura de poder, tales como la categoría de clase social. Las izquierdas
son claramente conscientes de que hay desigualdades de poder entre hombres y
mujeres en España. Y ello explica la bienvenida exigencia de dar prioridad a la
lucha, no solo para conseguir la igualdad de géneros, sino también la
eliminación de la explotación por parte de un género sobre el otro.
Aplaudo este
énfasis. Ahora bien, centrarse en explotación de género sin tener en cuenta
explotación de clase, puede llevar a lo que le ha ocurrido en EEUU a la
candidata feminista, la Sra. Hillary Clinton, la cual enfatizó la necesidad de
corregir la discriminación que sufre la mujer, sin nunca hablar, por el
contrario, de la explotación de clase. Una consecuencia es que la mayoría de
mujeres que son de clase trabajadora (y no de clase media de renta alta, como
es la Sra. Clinton y la mayoría de dirigentes del movimiento feminista en EEUU)
votaron a Trump. La clase trabajadora continúa existiendo y ha sido la clase
que ha sufrido más en estas crisis. Olvidarse de ella lleva su voto a la
ultraderecha.
La importancia
de la recuperación de categorías analíticas que han sido prohibidas o
discriminadas
Me parece muy
bien hablar del conflicto entre los de abajo y los de arriba. Pero es
insuficiente, como también es insuficiente presentar el mayor conflicto
existente hoy entre el 1%, por un lado, y el 99% por el otro (como hace el
magnífico informe de Oxfam Intermón sobre España). Tales percepciones tienen un
elemento de verdad, pero solo un elemento de verdad. Como toda simplificación,
tales percepciones infravaloran los obstáculos para el cambio, pues el
adversarios es, por desgracia, mucho mayor que el 1% (los propietarios y
gestores del gran capital), pues el 1% no podría mandar y mantenerse arriba sin
la ayuda de otra clase que representa alrededor de casi un 20% de la población,
que son los que sostienen el aparato de gestión y reproducción del poder que
beneficia al 1%, y de cuyo servicio derivan sus beneficios. Basta mirar la
evolución de las rentas en los últimos años de la Gran Recesión. Las rentas han
subido para los dos deciles superiores de renta en España (el 20% de renta
superior), y han disminuido para la gran mayoría de la población, las clases
populares. Este 20% incluye todo el aparato gestor y reproductor del poder,
desde el sector financiero hasta al sector mediático (que incluye los grandes
medios de información), que si bien es cierto que es propiedad del 1%, emplea a
amplios sectores cuyos beneficios dependen de su servicio al 1%. Los gestores
de los grandes rotativos y canales de televisión no pertenecen al 1%, pero su
trabajo depende de la relación que tienen con ese 1%. Y los medios juegan un
papel esencial en la reproducción del régimen del 78, lo cual explica su gran
hostilidad hacia las nuevas fuerzas emergentes, a las que consideran una
amenaza para su existencia. En realidad, el grado de manipulación de las
noticias en contra de Unidos Podemos alcanza dimensiones que no he visto antes
en los países en los que he vivido durante mi exilio (Suecia, el Reino Unido y
EEUU). Ni la FOX en EEUU manipula y miente tanto como hacen la gran mayoría de
medios en España.
La enorme
manipulación por parte de los medios de lo que ha estado ocurriendo en Podemos
Me parece una
obviedad resaltar que los mayores medios escritos, radiofónicos y televisivos
en España están al servicio de los intereses financieros y económicos que los
sustentas, y, en el caso de los medios públicos, de los partidos gobernantes
que los instrumentalizan. De ahí su escasísima (por no decir nula) diversidad
ideológica, siendo ello uno de los mayores problemas que existen en la
democracia española. Tales medios tienen asignada la función de defender el
orden establecido, jugando un papel mucho más importante en reproducir el orden
que la policía, aun cuando, de una manera creciente, existe una clara
complicidad y colaboración conjunta en la represión de voces o partidos
críticos que piden un orden alternativo, como ha sido antes IU y ahora Podemos.
Como indiqué en
un artículo reciente (ver “Lo importante que pasa en Podemos no es lo que
aparece en los medios”, Público, 31.01.17), los medios han manipulado
las noticias sobre los necesarios debates que han ocurrido en Podemos. Su mayor
manipulación ha sido personalizar tal debate en sus dos máximos dirigentes,
presentándolo como una mera lucha por el poder personal. Ni que decir tiene que
los dos dirigentes facilitaron tal manipulación permitiendo que se les
utilizara a nivel personal, canalizando los debates a través de unos medios que
tenían que ser conscientes de que los utilizarían para destruir a Podemos y a
sus dirigentes. Esta enorme y desmedida atención personal ocultó y silenció el
necesario debate de ideas. De ahí que, aun cuando los dos dirigentes – Pablo
Iglesias e Íñigo Errejón – contribuyeron (por lo cual han pedido disculpas) a
esta situación, el hecho que no hay que olvidar es que es la cultura mediática,
muy manipuladora y como siempre en busca del espectáculo y del teatro, quien
tiene mayor responsabilidad en la creación de tal percepción.
La falta de
pluralidad de los medios es el mayor problema que tiene la democracia española
El grado de
hostilidad, manipulación y mentiras de los mayores medios de desinformación
contra Podemos ha sido abrumador. No solo La Razón, o ABC o El
Mundo, sino también El País, que aspiraba a ser el diario
“respetable” de este país, han alcanzado niveles de mezquindad y desfiguración
de la realidad solo vistos durante la dictadura. La lista es enorme. En el caso
de El País ha ido desde ofrecer mentiras descaradamente, presentando (el
día 21 de diciembre de 2014) una gran ovación al ex alcalde de Barcelona Pasqual
Maragall (por parte de los asistentes a la primera visita de Pablo Iglesias en
la Vall d’Hebron) como un gran abucheo, hasta referirse en el diario de ayer a
que Pablo Iglesias quería purgar a Íñigo Errejón de la dirección del partido,
“expulsándole tal como Stalin hizo con Trotsky” (el mismo día en el que Pablo
subrayaba su deseo de que continuara en la dirección). Y el director Antonio
Caño tenía la osadía (a nivel popular se diría la cara dura) de presentarse
como el gran defensor de la libertad de prensa en España, definiendo a Podemos
como el trumpismo de España.
¿Qué pasará en
Vistalegre II?
En preparación
del Congreso me he leído la mayoría de documentos presentados por las tres
opciones mayoritarias. Y dudo que los medios los hayan leído, pues pocos de
ellos han salido en sus páginas o en sus ondas. En contra de lo que se ha
presentado, tienen muchos elementos en común. Pero también tienen diferencias
importantes y significativas, tanto en su orientación como en sus programas
concretos, como en el tipo de partido que desean. Tales diferencias son
previsibles y merecen amplia discusión. Ni que decir tiene que tal discusión
será presentada a la población a través de unos medios hostiles y
manipuladores. De ahí que los debatientes tengan que ser conscientes de ello,
pues, como ya se ha visto estos días, cualquier observación será manipulada en
contra de Podemos. Pero la situación actual es insostenible. Está surgiendo un
enorme desánimo en las bases de tal partido, que indudablemente disminuirá enormemente
su atractivo, lo cual reforzará mucho a la estructura de poder. De ahí que los
que deseamos otra España más justa, solidaria y democrática nos juguemos mucho.
Para que Podemos continúe siendo un proyecto útil a las clases populares tendrá
que revertir de una manera muy significativa la vía que está siguiendo,
recuperando el entusiasmo que en su día generó. Y ello requiere un gran
compromiso, sacrificio y generosidad para poder alcanzar la unidad dentro de
una diversidad, en la que la fraternidad, camaradería y vocación de servicio a
las clases populares deben anteponerse a todo lo demás. Ha costado un enorme
sacrificio a muchas generaciones llegar hasta aquí, y esta generación no puede
fallar ahora, ignorando aquel sacrificio. Esperemos que esté a la altura de lo
que el país requiere.
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