17 Feb 2017
Público
Fernando Luengo
Miembro del círculo de Podemos Chamberí y del colectivo Reinicia Podemos
Miembro del círculo de Podemos Chamberí y del colectivo Reinicia Podemos
¡Cuánta
sensibilidad demuestra Felipe González preocupándose por los presos políticos
venezolanos! Hace de tripas corazón y no le importa participar en un acto con
José María Aznar, aquel presidente de gobierno que impulsó -eso sí, como actor
secundario o como bufón de la corte- la invasión de Irak, provocando decenas de
miles de muertos en la guerra y otros tantos a causa de la enfermedad y la
desnutrición; invasión que está en el origen de buena parte de los conflictos
que vive la región.
No he escuchado a este Felipe González, que siente tanta
querencia por intervenir en los asuntos políticos de Venezuela, pronunciarse
sobre los peligros que supone que al frente de Estados Unidos se encuentre un
personaje de la extrema derecha, racista, machista y xenófobo, una amenaza para
los trabajadores y un peligro para las derechos humanos y la supervivencia del
planeta, que ha puesto al frente de su gobierno a un puñado de megaricos
reaccionarios. Hay que ser comprensivos, ¡tiene tanto trabajo con poner orden
en Venezuela! Tampoco ha considerado necesario el campeón de la democracia
Felipe González decir ni pío sobre las persecuciones y asesinatos en Arabia
Saudí, o sobre el golpe de estado perpetrado en Brasil por la derecha más
reaccionaria, o sobre los miles de refugiados que están muriendo de frío,
hambre y enfermedad en nuestra Europa o ahogados en su desesperado intento por
cruzar el Mediterráneo, o sobre el peligro que supone el ascenso de la extrema
derecha en Francia, Holanda y Austria, o sobre el drama humanitario que está
padeciendo la población griega, fruto de las políticas impuestas por la Troika
(con la complacencia, por cierto, de la mayor parte de los partidos socialistas
europeos).
Tan preocupado por los derechos humanos, también podría haber
dicho algo sobre la vulneración que supone que mucha gente sufra de pobreza
energética o no tenga techo donde cobijarse; aquí, en nuestro país, no hay que
irse a Venezuela. Y sobre los asesinatos de mujeres, ¡qué gran oportunidad
perdida por este socialista de pro! Pero nada de esto importa, Felipe González,
el de las grandes causas, lo tiene claro, Venezuela es su lucha, que solo
interrumpe para poner orden en el PSOE, para corregir los posibles desvaríos de
quienes pretendían consultar a las bases -¡horror, escuchar a los de abajo, qué
despropósito!- y una posible alianza con Podemos, línea roja que la cúpula
socialista, con Felipe González (y Susana Díaz) a la cabeza, no ha querido
cruzar. Hasta ahí podía llegar este antiguo dirigente socialista, ahora
consejero de Gas Natural (actividad por la que se está embolsando una fortuna multimillonaria)
y afanado defensor de los derechos humanos en Venezuela.
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