Las barrabasadas de tres obispos: el glotón, el estrecho y el integrista
El ránking de los actos más
surrealistas de algunos prelados andaluces
Juan Luis Valenzuela
Sáb, 10 Feb
2018
Los obispos españoles brindan
habitualmente declaraciones, gestos u acciones que o bien sorprenden o al menos
hacen cuestionar determinados aspectos de su religiosidad. Homofobias no
disimuladas, moralismo integrista, machismo, injerencias conservadoras en lo
político o modos de vida no precisamente evangélicos. Entre ellos, en el 'hit-
parade' de las 'barrabasadas' destacan con luz propia tres obispos
andaluces: el de Córdoba (Demetrio Fernández), el de la Diócesis de Cádiz
(Rafael Zornoza) y el de Málaga (Jesús Catalá). No se les ve ninguna cercanía
al aperturismo del Papa Francisco. Más bien lo contrario.
De ideología netamente conservadora,
ultramoralistas, enemigos de la homosexualidad y con perfiles machistas, son
descendientes de la escuela de Rouco. Nada que les haga descollar en materia social o
simplemente humanitaria. Por sus nítidos perfiles y claras fobias podrían
clasificarse por los apodos, cariñosos por supuesto, de Demetrio 'El Estrecho',
Jesús 'El Integrista' y Rafael 'El Glotón'.
He aquí algunas
de las perlas de estas triada purpurada enclavada en la pole position de
la iglesia más conservadora.
El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández,
se ha caracterizado por ser un polemista y saber manejar bien los medios. Cada
determinado tiempo provoca con sus homilías, pastorales o declaraciones a los
medios. Es un obispo “mediático” sin duda alguna. Se gusta y le gusta
oírse, verse o leerse. Por ejemplo, en una de sus cartas
semanales a los fieles de la Ciudad de la Mezquita afirmó que "el abrazo amoroso
de los esposos proceden los hijos" y “nunca como fruto de un aquelarre
químico de laboratorio". "Todo hijo tiene derecho a nacer de ese
abrazo amoroso, que no puede sustituirse nunca por la pipeta de
laboratorio", afirmó.
Ya entonces Demetrio Fernández se había opuesto
a apartar de sus funciones pastorales en un pueblo del norte de la provincia
a un sacerdote condenado por la Audiencia a varios años de cárcel por
abusos sexuales contra una niña. Tardó varias semanas en rectificar y
apartar al cura que fue condenado en firme.
También hizo temblar a parte de la
feligresía cuando en una carta navideña a la comunidad de su Diócesis afirmó
que "la familia se constituye por la unión de los esposos que normalmente
se convierten en padres. Varón y mujer, creados en igualdad de dignidad
fundamental, son distintos para ser complementarios. Cuanto más varón sea el
varón, mejor para todos en la casa. Él aporta particularmente la cobertura, la
protección y la seguridad. El varón es signo de fortaleza, representa la
autoridad que ayuda a crecer. La mujer tiene una aportación específica, da
calor al hogar, acogida, ternura. El genio femenino enriquece grandemente la
familia. Cuanto más mujer y más femenina sea la mujer, mejor para todos en la
casa. Esa complementariedad puede verse truncada por la falta de uno de ellos,
y la familia más amplia -abuelos, tíos- puede suplirla". Toda una
declaración del más rancio machismo.
También se ha mostrado como un insumiso a
las leyes nacional y autonómica de Memoria Histórica. De hecho, la Mezquita
cordobesa se ha convertido en un símbolo de desobediencia a la ley, manteniendo
placas en su interior con alusiones a las víctimas de la guerra civil española
(a los “nacionales”, por supuesto).
Pero cuando alcanzó el culmen de la gloria
mediática y mostró su lado más antigay fue cuando “reveló” que la Unesco preparaba un plan para
"hacer que la mitad de la población mundial sea homosexual".
Sobre
el aborto, también mantiene una cruzada que le lleva a equipararlo con el
asesinato en Córdoba de los pequeños Ruth y José, a los que su padre mató
y luego incineró para vengarse de la madre de los niños. También se obsesiona
con los ecologistas pues cree, y dice, que "no se puede ser
ecologista y ser partidario del aborto".
Rafael El Gloton
En otro puesto de salida para ganar en
'barrabasadas' episcopales se encuentra 'El señorito glotón'. Es decir, el
titular de la Diócesis de Cádiz, Rafael Zornoza. Recientemente un sector del
sacerdocio a su cargo y de los feligreses se han quejado públicamente de su afición a comer y beber bien llegando
hasta el punto en el que “cuando va a las parroquias nunca quiere
comer”. Prefiere el afamado restaurante gaditano “El Faro”, lugar
en el que pidió, según estas quejas, un exquisito vino de casi 200 euros de
coste.
Estos
hechos y esta afición a ser un 'bon vivant' han provocado que varios sacerdotes
hayan enviado cartas al Papa y al nuncio apostólico en España, criticando su
lujoso estilo de vida “antievangélico”. También censuran que
disponga de varios coches y su afición a viajar al extranjero. Los
curas enfadados han revelado que Zornoza permite que haya 20 sacerdotes en la
diócesis provenientes de Colombia o Polonia, con un fuerte perfil
“ultraconservador” a los que les daría un trato preferente. Zornoza, que
llegó a Cádiz en 2011 saltó a la fama por denegarle a un transexual de Cádiz el permiso para ser
padrino en el bautizo de su sobrina.
Jesus el integrista
En puestos de salida y de llegada a meta
para investirse el maillot azul
de la animadversión a gays y lesbianas está, sin duda alguna, el obispo de
Málaga, Jesús Catalá. Es una auténtica fábrica de ofensas contra
gais y lesbianas. A tanto llega su hostilidad que cabe recordar como
ante 500 jóvenes adolescentes y escolares de centros religiosos de Málaga
afirmó que "la legislación española sobre el matrimonio es la peor del
mundo, porque se habla de "cónyuge 1 y cónyuge 2, que bien podría ser dos
hombres, un hombre y un perro o un bebé y un anciano de 70 años".
En su innumerable rosario de polémicas
machistas, cuando no homofóbicas, llegó a mantener en público que la adopción
de un niño por parte de una pareja homosexual no es adecuado psicológicamente
para el menor. "A alguien que yo quisiera no le desearía esta situación de
ser adoptado por parejas del mismo sexo", dijo en un centro religioso de
los jesuitas, orden del Papa Francisco, lo que se entendió como una forma de desmarcarse
de la doctrina del Sumo Pontífice.
También ha metido mano en las cofradías
malacitanas. Se recuerda su llamada al orden a un hermano mayor de una Cofradía por
hallarse divorciado y que acabó con su dimisión. Asimismo obligó a rectificar a
un joven pregonero por su actitud tolerante con los gais y lesbianas. Esas son
solo algunas de las polémica que ha generado.
Catalá junto a sus compañeros de Cádiz y
Córdoba seguirán teniendo sus minutos de gloria y la sociedad, la civil y la
religiosa, tendrán que continuar soportando sus ofensas y actitudes
reaccionarias y no acordes con la sociedad en la que vivimos, mucho más
abierta, más tolerante y bastante más respetuosa que esta tríada purpurada que
dicen hablar en nombre de Dios y de un mensaje, como el evangélico, noble,
respetuoso y solidario. El que ellos no practican.
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