Ortigas "en las partes
íntimas": las vejaciones de sacerdotes en los internados franquistas
Las denuncias de violación y abusos
contra la Iglesia católica destapadas por el documental 'Els internats de la
por' continúan sin justicia
Público
19/2/18
CRISTINA FALLARáS
"Me
dijo 'No se lo puedes contar a nadie' (…) 'Tus
papás se pueden morir' (…) 'Hoy vamos a hacer una cosa que no se la
puedes decir a nadie' (…) Se subió los hábitos, me puso la cosa en la boca, me empezó a escurrir una cosa
asquerosa por la boca, porque el tío lo consiguió, desde luego, me toqueteó lo
que quiso, me hizo ponerme de espaldas, y por la espalda también me hizo, y cuando terminó me dijo que era asquerosa,
que dios me iba a castigar por eso". La entonces niña Dolores Zamorano,
que ya es mujer madura, todavía no ha empezado a llorar cuando narra su
experiencia infantil con el sacerdote católico que la preparaba para su Primera
Comunión.
Se llora un
poco después, y se ha llorado antes mucho.
Recientemente, el papa
Francisco ha aprovechado su visita a varios países latinoamericanos para "pedir perdón" por los abusos
sexuales y las torturas practicadas por miembros de la Iglesia católica contra
niños y niñas, gesto que acaba de concluir con su renovación de miembros en la
Comisión contra el abuso sexual. Para quien haya seguido este devenir
latinoamericano, ha quedado claro el barro de sus pies.
Entonces, la carta de la abogada Montserrat Fernández Garrido llega al mail
de la redacción reclamando una mirada hacia España, reclamándola otra vez. Y
una no puede dejar de preguntarse, también otra vez, por qué España es uno de
los pocos países muy evidentemente católicos en los que la Iglesia no se ha
visto sometida a una severa revisión pública de su pasado. En Estados Unidos se
multiplican los expedientes de abusos (1993, 1998, 2002, 2004, 2008, 2010), así
como en Francia (1994), Austria (1195, 2009), Reino Unido (1997), Australia,
Holanda, Chile y Alemania, por poner algunos ejemplos.
En España, sin embargo, parece que casos tan
flagrantes como los referentes a los internados franquistas están condenados al
silencio.
La abogada Montserrat Fernández Garrido, mujer sin
duda tenaz, ha vuelto a dirigirse a los medios de comunicación para denunciar
la falta de atención de la Iglesia católica a las reclamaciones que ella, y con
ella centenares de personas, remitieron a la Conferencia Episcopal. ¿Su
demanda? Pedir una disculpa por los abusos cometidos en los centros de
internamiento franquistas para niños. ¿La espoleta? La emisión en TV3 del sobrecogedor documental Els internats de la por, dirigido
por los periodistas Montse Armengou y Ricard Belis.
Lo primero que una
piensa es que sería una impertinencia responder a su llamada sin antes haber
visto Els internats de la por, documento
del que parte su infatigable denuncia.
Una vez visto, la palabra impertinencia queda confitada en ligereza.
Dolores Zamorano, la mujer ya madura con la que arranca este texto,
siendo niña vomitó y tuvo que comer su vómito y volvió a vomitarlo y tuvo que
volver a comérselo antes de que un sacerdote le eyaculara en la boca. Junto a
ella, un grupo de mujeres y hombres adultos van narrando sus más íntimos
recuerdos infantiles de humillación, brutalidad, abuso y violación. Todos ellos
estuvieron internos en instituciones religiosas, asilos o sanatorios de
beneficencia franquista. Abuso sexual y violaciones, experimentos psiquiátricos
y quirúrgicos, agresiones genitales y todo un catálogo de
castigos corporales… La crueldad aplicada sobre miles de niñas y niños rasga la
confianza en el ser adulto con uña negra de zarpa.
"Recuerdo que me quemaban el culo con velas por
orinarme". La entonces niña Mikae Ortiz, que ya es mujer madura, se derrumba ante
la cámara al recordar sus 10 años de internamiento en un centro para niñas.
"Cogían ortigas y me las frotaban en mis partes íntimas". Joan Sisa narra cómo, en los
Hogares Mundet de Barcelona, el sacerdote se masturbaba contra su espalda
aquella noche en la que estaba castigado en pijama contra la pared del pasillo.
"El mismo que a las ocho de la mañana siguiente estaba dando
misa".
Los Hogares Mundet, la Maternidad, la Casa de la
Caritat, el preventorio de Guadarrama...
SOCIEDAD DENUNCIANTE
Fernández Garrido vio, escuchó, resistió los
testimonios, entre otros, de Dolores Zamorano y el semen en su boca, de Mikae
Ortiz y las ortigas contra su vulva, de Joan Sisa y el orgasmo a su espalda.
Desde su emisión, en abril de 2015, no ha dejado de insistir a periodistas e
instituciones para que propaguen su denuncia. Y se dirigió con cientos de
firmas a la Conferencia Episcopal española para que pidiera disculpas,
infructuosamente.
Preguntada por correo electrónico, su respuesta es inmediata.
Para empezar, rescata dos cartas de 2016. En la primera comunica a un grupo de
personas, "feministes de Catalunya", que un grupo se propone
entrevistarse con el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella. En la segunda explica dicha
reunión.
Esta es, abreviada, la primera carta:
El pasado año, el colectivo
"Feministes de Catalunya" realizó una campaña exigiendo a la Iglesia
Católica y al Estado que pidan perdón y reparen en la medida de lo posible el
terrible daño causado a los niños y niñas internados en centros públicos hasta
los años 80.
El pasado año TV-3 emitió un
documental en su programación de "Sense Ficció", llamado "Els
internats de la por" (…) Nos mostró el terrible padecimiento de miles de
niñas y niños pobres o hijos de personas republicanas, ingresados en centros
públicos. Allí donde debían protegerlos, alimentarlos, educarlos y cuidarlos
sufrieron todo tipo de penalidades: maltratos físicos y psíquicos, abusos
sexuales, explotación laboral y prácticas médicas dudosas. Es decir, nos mostraron
una infancia víctima del franquismo, a través de centros religiosos (…) Los
religiosos y religiosas que cometieron tales atrocidades no sólo no han pagado
penalmente por ello, tampoco nadie les ha exigido explicaciones y ni siquiera
han pedido perdón a las víctimas por su intolerable comportamiento: No se han
reparado tales injusticias. (…) Estas instituciones y las criaturas estaban
bajo la tutela del Estado, que es también responsable de aquellos malos tratos.
Exigimos también que pida perdón y que repare por medios asistenciales los
efectos que padecen todavía hoy.
Esta es, abreviada, la segunda carta:
El pasado jueves, día 23 [de
junio de 2016], mantuvimos la entrevista concretada con el arzobispo de
Barcelona, Monseñor Omella. (…) Nos atendió amablemente durante media hora. Le
llevamos un escrito (en catalán y en castellano) y las 204 adhesiones a tal
escrito, exigiendo "verdad, justicia y reparación" a las víctimas de
todos los maltratos y penalidades sufridos en los internados, desde el inicio
del franquismo y hasta los años 80. Él conocía el tema, como también los casos
de pederastia que tuvieron lugar allí y los posteriores en otros centros.
No cesó de repetirnos que no
entendía por qué la sociedad está tan empeñada en solventar lo ocurrido en la
Iglesia y no se habla tanto de que el 80% de los casos de abuso a menores se
producen en las propias familias... (…) Se comprometió a llevar nuestro
escrito, las adhesiones, y en resumen el tema y nuestra exigencia, a la próxima
reunión de la Conferencia Episcopal Catalana y nos dará una respuesta en dos o
tres meses (sin contar julio ni agosto). Le pedimos que no lo llevara a la
Conferencia Episcopal Española porque nos tememos que son más reaccionarios y
la respuesta no sería la adecuada/ deseada. (…) Esperamos conseguir nuestro
objetivo. Y debemos pensar en cómo y cuándo exigir lo mismo al Estado, que en
definitiva era quien debió proteger a esos niños y niñas...
Entre las firmas que aparecen: Marina Geli (dra. en
medicina y ex Consellera de Salut), Mar Serna (magistrada y ex consellera de
Treball), Mercedes Caso Señal (magistrada Decana de los Juzgados de Barcelona),
Pilar Rebaque (abogada, presidenta
de la "Comissió de Dones Advocades" del Col.legi d´Advocats i
Advocades de Barcelona), Gemma Calvet Barot (diputada del Parlament de
Catalunya (ERC), Dr. Santiago Dexeus Trias de Bes (ginecólogo), Carmen Alcalde Garriga (periodista
y escritora), Marina Subirats (catedrática Emérita de Sociología), Antonina
Rodrigo (escritora. Creu de Sant Jordi Generalitat Catalunya), Susana Koska
(directora de cine y escritora), José Mª Sanz, "Loquillo" (cantante), Isabel
Steva Hernánd "Colita" (fotógrafa), Gemma Lienas (escritora), Laura
Freixas (escritora), Eduard Carbonell Esteller (catedrático Emérito Historia
Arte)…
IMPUNIDAD
Resulta pertinente, dados los nuevos pasos de la
Iglesia católica, recoger no solo la denuncia de este grupo de ciudadanos
escandalizados, sino también la respuesta que recibieron por parte de la
autoridad católica española.
En un breve mail, el arzobispo de Barcelona, Juan de
Omella, respondió: "Tratamos el tema a la Conferencia Episcopal Tarraconense,
pero no hubo consenso para hacer una declaración en este sentido",
escribieron desde el arzobispado, y así nos lo confirman. Algo más adelante
añaden: "Ya hemos dicho públicamente que estos hechos nos dañan y que se
pide perdón por parte de los eclesiásticos que han cometido estos
abusos".
Cabe preguntarse, por fin, si es esta la conclusión
que deben recibir casos de violación, violencia y abuso como los anteriormente
citados.
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