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miércoles, 21 de febrero de 2018

Herir sentimientos



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Pilar Aguilar Analista y crítica de cine

Herir sentimientos

10/02/2018

ElHuffPost

 Diez casos prácticos


1. Adela ama perdidamente a Federico. Enrique opina que Federico es feo o tonto. Los sentimientos de Adela sufren por la opinión de Enrique.

2. Adolfo adora a Bernardo. Bernardo pasa olímpicamente de Adolfo, incluso se mofa de su adoración. Bernardo está hiriendo los sentimientos de Adolfo.

3. Arturo ha puesto mucha energía e interés en escribir un libro o en pintar un cuadro. Pero Benito se burla de esa obra. Hiere gravemente los sentimientos de Arturo.

4. Una persona aborrece el sadismo. Ve que pasean crucificados por las calles y oye que alaban el sufrimiento porque lo consideran "redentor". Esa persona siente profundamente heridos sus sentimientos de ternura.

5. Alguien cree en la capacidad de raciocinio de los humanos. Se cruza con una panda de hinchas de fútbol completamente exaltados. Sus sentimientos de amor hacia a la especie humana sufren tremendos estacazos.

6. Una piensa que todos los humanos merecen igual respeto y tienen igual derecho a la justicia. Mira a tu alrededor y, desde que se levanta hasta que se acuesta, sus sentimientos reciben heridas de manera masiva e inmisericorde.

7. Uno comprueba que hay gente (verbi gratia, Amancio Ortega) apalancando millones a cambio del trabajo e incluso del padecimiento ajeno. Tal cosa le duele y destroza sus sentimientos.

8. Una mujer, solo por serlo, corre mucho más peligro que un hombre y sufre, además, peligros específicos que los hombres no han de temer. Sabe que va a ganar menos, que servirá a los miembros de su familia, que va ser ninguneada y juzgada continuamente por su aspecto, etc. etc. Ella, sin embargo, cree en la igualdad. Sus sentimientos se verán, pues, profunda y radicalmente heridos.

9. Una persona cree que las naciones son productos históricos muy discutibles y aleatorios. Por encima de ellas sitúa, sin duda alguna, los valores humanos. Ve constantemente a gente agitando banderas y enfrentándose por ellas, poniendo toda su pasión en la patria. Eso hiere enormemente tus sentimientos.

10. Eres católico. Amas fervientemente a Jesús del Gran Poder, a la Esperanza de Triana, a la Moreneta o la virgen del Pilar. Unos ateos hieren tus sentimientos haciendo burlas de esas imágenes.

Los del punto 10. Ahí no tienes escape. Si la iglesia considera que has herido los sentimientos de los católicos, que dios te coja confesado

En los casos 1, 2 y 3 cualquiera que no sea un desalmado tratará de atenuar el daño que sabe que sus palabras o actos ocasionan. Intentará que su crítica o su desamor hieran lo menos posible.

Me temo, sin embargo, que los que están en los casos expuestos en los puntos 4 y 5 continuarán sufriendo.

Los que peor lo tienen son aquellos a quienes los puntos 6,7 y 8 les causan tremendo dolor. Van a seguir padeciendo, van a seguir comprobando como sus sentimientos sufren mofa, befa y escarnio todos los días y a todas horas porque las sociedades donde vivimos están basadas en esas arbitrariedades, desigualdades, injusticias y horrores...

Su única medicina será luchar por otro mundo... Pero "¡Cuán largo me lo fiais!"... Mientras llega, sus sentimientos seguirán siendo heridos...

Los del punto 9, los que sufren viendo cómo una bandera obnubila el sentido, también lo tienen crudo. Es más, si los enardecidos nacionalistas agitan el banderín de la patria oficial, mejor no meterse con ellos ni con su trapo porque quien se llevará las tortas no serán los patriotas, no. Si los trapos son periféricos, la cosa cambia. Es muy improbable que la justicia te condene por quemar una señera o una ikurriña. Aunque, ojo, no se te ocurra hacerlo en medio de una manifestación nacionalista.

Pero, sin duda alguna y de manera rotunda ¿cuáles son los únicos sentimientos que no puedes herir a no ser exponiéndote a graves consecuencias?

Los del punto 10. Ahí no tienes escape. Si la iglesia considera que has herido los sentimientos de los católicos, que dios te coja confesado (empleo esta expresión por no desentonar).

La iglesia es, en nuestro país, la institución más prepotente y chulesca. En comparación, hasta el ejército parece humilde. Y la iglesia tiene a su servicio al poder legislativo y al judicial.

Puedes reírte del abominable hombre de las nieves, puedes mofarte del hada madrina, puedes herir los sentimientos de quienes dudan que el hombre pisara la luna, pero como te moques de las brujerías de la Iglesia, de sus pompas y sus obras, corres grave peligro.

Y de la iglesia no cabe esperar misericordia. Ser decente y creer en la iglesia debe resultar una insoportable tortura moral. Algo así como ser feminista y saber que tu padre es un violador...




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