Dios es mi
“cuñao”
La publicidad atea en los autobuses y las
manifestaciones del científico Stephen
Hawking, están teniendo repercusiones diversas.
Se trata de mi amigo Juan que es (o era)
agnóstico y llevaba varios días intentando hablar conmigo, pero daba demasiados
rodeos, como si no se atreviese o estuviese esperando el momento oportuno. Y
llegó.
Empezó con circunloquios, remontándose a
unos años atrás desde que había dejado de hablarse con su hermana, hasta que la
insistencia de la madre le hizo romper esa continuidad. Le animé, considerando
que había obrado correctamente, pero
afirmó que el encuentro le volvió a deprimir. Su hermana ingresó en un convento
pero las cosas ya no eran como antes. Ante mi extrañeza por sus palabras, me
argumentó que ahora están “llenos” de monjas negras y muy pocas blancas. Por
decirlo de alguna manera. Probablemente las vocaciones han disminuido y la
influencia divina se ha ido hacia el sur, algo más abajo, a los países
africanos, por lo que no debes sentirte ofendido o molesto, le dije.
El caso es que su malestar provenía del hecho
de que su hermana se había casado y no le había invitado a la boda. Ante mi cara
de asombro se apresuró a informarme que su hermana le había confesado ser muy
feliz porque se había casado con Dios. Ya que ni dios se casaba con ella,
susurró a modo de coletilla. En aquel momento solamente se me ocurrió pensar
que muy egoístamente por su parte, ya que El practicaba la poligamia pero no se
lo permitía a sus sacerdotes, obispos y cardenales. Y menos todavía a su
rebaño.
Me interrumpió en mis divagaciones mientras
se le iluminaban los ojos. He recapacitado- me dijo- y ahora lo veo con más
claridad: Si mi hermana se ha casado con Dios- añadió con el rostro radiante de felicidad- Dios es
mi “cuñao”.
No supe que responder y creo que llegué a
balbucear:
-Sí, claro…
Luis Viadel
Cócera
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