11/08/2018
La diferencia entre fetiche y vicio, explicada por expertos
Todos los
fetiches son vicio, pero no todos los vicios son fetiches.
En una
conversación informal, las palabras fetiche y vicio a menudo se mencionan
indistintamente para referirse a cualquier deseo sexual o tendencia que quede
fuera de lo corriente, como el bondage (un tipo de sadomasoquismo).
No obstante, aunque los dos términos
puedan coincidir en ciertos puntos, los expertos sexuales afirman que existen
ciertas diferencias fundamentales.
En general,
un fetiche es una fijación sexual por un objeto concreto o un acto
completamente necesario para la satisfacción sexual de una persona. No tiene
por qué ser algo intrínsecamente sexual; pueden ser zapatos, cuero o el sploshing, que consiste en cubrir de
alimentos el cuerpo de la pareja.
A la fijación con una parte concreta
del cuerpo (pies, manos, culo o tetas) se la conoce como parcialismo.
"Con el
parcialismo, se aísla una parte del cuerpo y se cosifica o se le da una carga
sexual", explica a la edición estadounidense del HuffPost el
terapeuta sexual David Ortmann, autor de Sexual
Outsiders: Understanding BDSM Sexualities and Communities.
"Se puede tener un fetiche por los corsés o los cinturones de cuero, pero
si también hay una obsesión con la cintura estrecha y bien definida, se trata
de una parcialización".
Por
otro lado, el vicio es un término más amplio que engloba diferentes intereses
sexuales, preferencias o fantasías que van más allá de la típica postura del misionero. También puede
incluir BDSM, juegos de rol o juegos de golpes, como dar cachetes en el
culo o azotar con un látigo.
"El
fetiche está muy ligado a una necesidad psicológica de tener esos objetos o
actos específicos para conseguir placer y/o un orgasmo, mientras que el vicio
puede contar como una experiencia sexual más, pero no se necesita
específicamente para el alivio sexual", comenta la educadora sexual de alias Dirty Lola.
Por decirlo
de alguna manera: todos los fetiches son vicio, pero no todos los vicios son
fetiches. Lo que es vicio para una persona (que te ponga ver a tu pareja en
pantalones de cuero abiertos) puede ser fetiche para otra.
"Por
ejemplo, puede que te guste más el sexo con cuero, ya que el cuero te
excita", señala el educador y escritor sexual Gigi Engle.
"Es como un diagrama de Venn en
el que las cosas se solapan continuamente: hay muchas áreas grises".
Lola reconoce que la línea entre
fetiche y vicio puede ser borrosa, pero trata de aclarar la idea con un ejemplo
propio: "Yo soy sumisa y me encanta que me den cachetes en el culo en los
juegos de golpes. Ese tipo de juegos añade otra capa a la vida sexual que
quiero. Sin embargo, no siempre me apetece o necesito que esa clase de juegos
sean parte de mis experiencias sexuales. De hecho, hay pocas personas con las
que lo practico y, normalmente, no llegamos a la penetración cuando lo hacemos
agresivamente".
Pero si Lola tuviera un fetiche con
los cachetes en el culo, no sería capaz de tener un orgasmo sin ese tipo de
juegos; se iría insatisfecha del encuentro sexual por no haber cachetes.
Según la
psicóloga y terapeuta sexual Shannon Chavez, los
fetiches suelen desarrollarse pronto y pueden basarse en experiencias de la
niñez o la adolescencia.
"Se ve reforzado por el deseo y
el placer que se encuentran al participar en ese comportamiento", sostiene
Chávez. "La mayoría de los fetiches se desarrollan a partir de las
primeras experiencias vitales y son patrones y comportamientos que crecen a
medida que la persona se desarrolla sexualmente".
¿Tiene sentido? Pues seamos unos
viciosos.
Este artículo fue
publicado originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del
inglés por Lucía Manchón Mora
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