Julen
Terminó como se temía. Después de más de una semana
de ímprobo esfuerzo, poniendo todos los medios imaginables y trescientas
personas de férrea voluntad, consiguieron rescatar el cadáver del pequeño
Julen.
La montaña se resistía a dejarlo y tuvieron que
aplicar las técnicas y las máquinas más modernas para poder arrebatárselo.
Vaya por delante nuestra admiración y gratitud para
todas aquellas personas lucharon hasta el final sin decaer lo más mínimo pese a
que el tiempo que iba transcurriendo nos iba afectando a todos. No fue posible.
Pese a la magnífica labor y entusiasmo de todas esas
personas hemos de lamentar la actitud de algunos medios de comunicación en
connivencia con algún partido político (PP) que se aprovechó de la
trascendencia del suceso para intentar ser el protagonista sin importarle, como
hace siempre, los valores y la ética mínimos para un suceso tan espectacular.
Llegado a este punto no nos queda más remedio que
hacernos una simple pregunta:
¿Todos los medios empleados y esfuerzos, tanto
humanos como materiales, se hubiesen aplicado si el niño-víctima en lugar de
Julen hubiese sido uno de estos?
La
evidencia diaria nos da una rotunda respuesta negativa.
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