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sábado, 19 de enero de 2019

Le llamaban: Violencia doméstica


18/01/2019

"Un ramalazo de locura lo tiene cualquiera": Así se trataban los asesinatos machistas hace 15 años

El asesino de Zaragoza mató a su mujer en 2003 y este jueves asesinó a la abogada que le defendió.


ElHuffPost

José Javier Salvador Calvo, de 51 años, ha matado presuntamente a la que era su pareja sentimental, la abogada zaragozana Rebeca Santamalia. Se trata del segundo asesinato machista que comete: en 2003 disparó once veces a la que era su mujer entonces, Patricia Maurel. Fue la misma Rebeca la que le defendió en el juicio de hace 16 años. El presunto asesino, que se encontraba en libertad provisional, se ha suicidado tras matar a la mujer que le defendió.

Enero de 2019 está siendo trágico en cuanto a violencia machista. Siete mujeres han sido asesinadas en los 18 días que van de año. Un problema que viene de lejos: cuando Calvo mató a su primera mujer, lo hizo disparándole con una carabina del calibre 22 y dejó su cuerpo en un campo de cereales. Tras cometer el crimen y con la ropa manchada de sangre, Calvo se desplazó hasta el Hospital Provincial de la capital turolense donde contó lo que había hecho.

¿Qué ha cambiado en la sociedad en el tiempo que ha transcurrido desde el primer asesinato? ¿Cómo hemos evolucionado los medios contando la violencia machista?

No se llamaba 'violencia de género', sino 'violencia doméstica'


En 2003, cuando se produjo la muerte de Patricia Maurel a manos de Calvo, no se había aprobado aún la Ley Integral contra la Violencia de Género. Hasta 2004 —que fue cuando se aprobó la nueva legislación—, la violencia contra la mujer era considerada "violencia doméstica", contemplada en el Código Penal con una pena de prisión de seis meses a tres años.

Con la aprobación de la ley, se quería sensibilizar la sociedad acerca de este problema, sistémico y estructural, y que las respuestas no procediesen sólo del Código Penal.

Naciones Unidas entiende como violencia contra la mujer "todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada".

Humanizar a los asesinos


En el asesinato de 2003 de Patricia, algunos medios se hicieron eco de las declaraciones de los vecinos sobre el asesino. "Las versiones coinciden en que José Javier vivía pendiente de Patricia, de quien hizo el centro de su vida y para quien no escatimaba ni elogios ni regalos. Huérfano desde niño, se crió con unos tíos. Dicen que de pequeño era un trasto. Todos le recuerdan como trabajador, simpático, afable. Patricia era su vida. A ella y a sus tres hijos les colmaba de caprichos", contaba entonces El País.

Esta humanización era habitual. Actualmente, se evita y las asociaciones feministas batallan para que no se haga. Los maltratadores, en su mayoría, actúan en el ámbito privado (no delante de sus vecinos) y una de las formas de maltrato más sutil es manipular al entorno para que piense todo lo contrario.

Tachar a los asesinos de locos o "enfermos": "Un ramalazo de locura lo tiene cualquiera"


"Aún sigo queriendo a mi yerno como si fuera mi hijo". Fueron las palabras de la madre de Patricia cuando Calvo la mató. "Está muy arrepentido", señalaba.

Otro error que ahora se intenta evitar es el de tratar a los asesinos como enfermos mentales. "Un ramalazo de locura lo tiene cualquiera", decía el padre de la asesinada para disculpar a Calvo. No se trata de una enfermedad, sino de un sistema que normalizaba —y sigue normalizando, aunque cada vez menos— los asesinatos a las mujeres a manos de su pareja o expareja.

Culpar a la víctima


Era frecuente también que los medios de comunicación buscásemos alguna explicación en el entorno de la víctima para que hubiese tenido lugar el asesinato. El Periódico de Extremadura señalaba en 2003 que Patricia había sido asesinada por un "arrebato de celos".

"Al parecer, la candidata chateaba frecuentemente con su móvil y este comportamiento desató los celos de José Javier Salvador", escribían entonces.

Por su parte, El Periódico de Aragón comenzaba su crónica de la siguiente manera: "Un ataque de celos provocado porque su mujer chateaba con el teléfono hasta altas horas de la noche pudo ser el origen del asesinato".

Un cambio en la sociedad que se traduce en los medios de comunicación


Desde 2003, la sociedad ha conseguido grandes avances con respecto a la lacra de la violencia de género y la desigualdad. Desde la Ley Integral contra la Violencia Machista, pasando por la Ley de Igualdad en 2007 hasta las grandes coberturas y manifestaciones que están teniendo lugar durante los últimos años el 25 de Noviembre o el 8 de marzo.

La conciencia sobre la necesidad de luchar contra esta violencia pesa cada vez más sobre la población, la política y, por tanto, también en los medios de comunicación.

Igual que avanza la legislación y la sociedad, avanza la política —actualmente la violencia de género está en la agenda de casi todos los partidos— y los medios de comunicación. Cada día hay más concienciación. Pero no es suficiente: en 2017 fueron asesinadas 54 mujeres por violencia machista. La misma cifra en 2018 ha sido de 49 y en 2019 parece que la tendencia no cambia.




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