La indecencia santificada
Miguel Ángel Rodríguez Bajón
Cofrade de la Cofradía de las Siete Palabras
48 años
Periodista
Política, religión, actualidad, cine, opinión, sociedad, humor, cultura, fotogalerías.....corrupción, corruptores, justicia, robos, fraudes, atracos, preferentes, rescate bancario, hambre, paro, miseria, desahucios, hipocresía, la verdad, mentiras y mas mentiras...crisis, ricos, pobres, muy pobres, muy ricos, miseria, niños hambrientos, familias que no pueden llegar a fin de mes, trabajadores esclavos...Santa Pederastia, Sagrada Pedofilia....
14/04/2023
La periodista Julia Otero, presentadora de Julia en la Onda, se ha convertido en una de las grandes protagonistas de las últimas horas en Twitter tras recordar un pequeño-gran detalle sobre Ferrovial.
Otero ha comenzado explicando que la próxima Junta General de Accionistas de esa compañía ya no se celebrará en España, sino que tendrá lugar "en Países Bajos y en inglés" después de que más del 50% de los accionistas apoyasen la decisión del consejo de administración sobre el traslado de su sede social de fuera de España.
"Quién nos iba a decir que acabaríamos siguiendo en directo una junta general de accionistas, minuto a minuto, como si fuera un partido de la Selección, aunque, viendo el resultado, habría que decir que nos han goleado", ha señalado la periodista.
Y ha añadido la frase que ha hecho que sus palabras se compartan de forma masiva en Twitter: "Una empresa que se hizo grande y rica a costa de los presupuestos generales del Estado y de la obra pública que han hecho en España ha decidido independizarse de su país".
Además, ha acabado lanzando al aire varias cuestiones: "¿Qué conclusiones podemos sacar de este caso? Ferrovial es libre de irse, otra cosa es que sea leal, decente y patriótico hacerlo. ¿Por qué se ha politizado este tema? ¿Se puede estar con los intereses de España y defender al mismo tiempo un comportamiento tan egoísta como estamos viendo?".
Hace unas semanas, en Twitter ya dieron mucho de qué hablar unas palabras de Otero en 2016, cuando dijo: "Si usted monta una empresa pequeña o mediana y se equivoca en las previsiones de negocio, los clientes no llegan o lo que usted ofrece no tiene mercado, tendrá que asumir el error y las pérdidas e incluso responder ante las deudas con su patrimonio personal. Normal en una sociedad de libre mercado, ¿verdad?".
Según afirmaba, "lo que es una anormalidad es que las Grandes Constructoras cobren del Estado cifras astronómicas por hacer autopistas de peaje, basadas en previsiones tan equivocadas que resultan sospechosas, y cuando llegan a la quiebra, papa Estado se queda el pufo y se las pagamos entre todos".
"El truco se llama 'Responsabilidad Patrimonial de la Administración', una cláusula milagrosa que cuando el negocio no sale como se esperaba, permite a esas grandes empresas o a sus bancos acreedores, cobrar del dinero público", subrayaba.
Y añadía: "Estos liberales a ultranza que no comparten ni un céntimo de su negocio cuando va bien pero que pasan la factura al Estado cuando les sale mal son los auténticos antisistema".
Otero explicaba que aquel día se supo definitivamente "que nos vamos a comer con patatas unos 5.000 millones de euros, lo que costó construir seis autopistas de peaje en Madrid, una en Alicante y otra en Cartagena".
"Nadie pagará por los errores cometidos, tanto en la previsión de uso de esas autopistas como en lo que se pagó y a quién por las expropiaciones, ni nada de nada", se lamentaba antes de rematar: "Siete autopistas sin coches que nos han caído como regalo de Papá Noel. ¿Recuerdan aquella maravillosa película llamada la Cena de los Idiotas? Pues lamento decirles que somos los idiotas".
Sep 30, 2020
Análisis y opinión, Manuel S. de Frutos,
Artículo de Puño en alto@puno_en
¿Buscaba Felipe VI con su llamada congraciarse con la máxima representación de judicatura del Estado como presunto pago de favores pasados y por si en un futuro pudieran hacer falta para evitar que su progenitor tenga que verse en la tesitura de pisar los juzgados?
Un rey y a la sazón jefe de Estado por herencia, cuya familia tiene el currículum que tiene, creo que debería ser más cauto y prudente a la hora de pretender sacar el pie del tiesto para ganar un falso protagonismo y recuperar una supuesta representatividad, que, de haberla tenido alguna vez, la ha perdido por méritos propios. De lo contrario siempre corre el riesgo que de forma legitima algunas voces desde el gobierno y desde fuera le recuerden su estatus y para qué ostenta el cargo que ostenta y las limitaciones del mismo.
Un individuo que aún no se ha dignado a dar razones sobre la marcha del país de quien heredó la jefatura del Estado y como ha podido desarrollar esas actividades ilícitas y éticas tan reprobables, así como, amasar ese descomunal patrimonio sin que él lo supiese, provoca que haya quien pueda pensar que con la llamada al Presidente del Tribunal Supremo y Consejo General del Poder Judicial para disculparse por su inasistencia al tradicional acto de entrega de despacho judiciales, en este caso en Barcelona, buscaba congraciarse con la máxima representación de judicatura del Estado como presunto pago de favores pasados y por si en un futuro pudieran hacer falta para evitar que su progenitor tenga que verse en la tesitura de pisar los juzgados.
De manera popular cada vez son más los que piensan que quieto y callado estaría más guapo y hasta podría parecer que la formación que gratuitamente recibió de todos los españoles le ha servido de algo y no para dar rienda suelta a la arrogancia que le hace mostrarse por encima del bien y del mal por su cuna y a la de la distante actitud de su consorte, que “creyóse nasida pa reiná” .
Perdida la ejemplaridad en el seno de su familia con la que debería devolver algo de la despreocupada vida que le confiere su estatus, solo le quedaba intentar guardar la neutralidad. Ahora sabemos que este personaje, al quitarse la careta de una supuesta neutralidad, quiere ser rey y por ende jefe de Estado de una parte de los españoles, de aquellos que igualmente son descendientes de los que se vieron beneficiados que ideológicamente están en la derecha, sino en la extrema derecha. Muy probablemente como consecuencia de haber obtenido la jefatura del Estado por herencia de su más que evidente corrupto progenitor, de la misma manera que este la obtuvo de la mano de un dictador, cuya sangrienta dictadura aún no han repudiado ni él ni su padre ahora huido, ni nadie de su familia. Algunos todo lo contrario.
A igual que todos los españoles no he podido votar por el anterior ni por este rey, y si se hubiese podido tampoco lo votaría, pero no me impide que dude de su imparcialidad, ponga en entredicho su ejemplaridad, ética y moral y critique sus actos personales e institucionales, faltaría más. Con la que está cayendo, la mayoría social de este país se siente pasmada al comprobar que el jefe de Estado por herencia, colabore a desestabilizar y enfrentar dos de los poderes del Estado, en este caso el ejecutivo y el judicial. Si lo ha hecho de manera intencionada, mal. Y si lo ha hecho de manera inconsciente, peor. En ambos casos, queda absolutamente inhabilitado para el cargo que representa.
Desde mi conciencia como republicano, abomino de la monarquía como forma de Estado, pero de admitirse la circunstancia mientras no se desarrolla un nuevo y necesario proceso constituyente en forma de República, debe ser el gobierno y en su defecto el Parlamento quien en todos los casos controlen y supervisen todas las actividades, ya sean personales como institucionales del rey.
Y si no está de acuerdo, la puerta está abierta y, en tal caso, que cierre al salir.
El Diario.es
25 de marzo de 2023
Lo reconoció el propio régimen franquista en la posguerra: la hambruna devastaba la España autárquica del general Francisco Franco. Un documento de las autoridades franquistas de Peñarroya (Córdoba), de enero de 1940, relataba: “Hay cientos de niños, hombres y ancianos paseando su miseria e implorando una limosna, que por ser tantos, no les llega, ya que el paro y el hambre presente supera al de ninguna época pasada, pues hay más de 2.000 personas entre hombres y mujeres que si no roban (cosa que aquí está a la orden del día, quedando pocos corrales por saquear) se mueren de hambre ellos y sus familias”. Es uno de los hallazgos del historiador Miguel Ángel del Arco (Granada, 1978), invitado esta semana por el Aula d'Història i Memòria Democràtica de la Universitat de València para impartir una conferencia en el centro cultural La Nau bajo el título La hambruna silenciada del franquismo: causas, características y consecuencias.
El investigador sitúa los años del hambre de la España franquista entre 1939, con el fin de la Guerra Civil, y 1952, cuando desaparecen las cartillas de racionamiento. Sin embargo, los tres primeros años de posguerra supusieron una hambruna, un concepto “tan antiguo como la historia de la humanidad”, explica Miguel Ángel del Arco, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Granada. Las hambrunas, recuerda el investigador aludiendo a las tesis del economista indio Amartya Sen, “tienen que ver con la política”, por lo que la falta de democracia “puede dar pie a que sean más intensas”.
En el caso de la posguerra española, la “hambruna difusa” afectó a las clases populares que más habían apoyado al Frente Popular antes de la contienda y, especialmente, a zonas como Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha o Murcia. “El hambre lo inundó absolutamente todo, fue una obsesión que mediatizaba las relaciones entre familiares”, señala el historiador, quien apunta a un exceso de muertes de 200.000 personas entre 1939 y 1942.
La posguerra propició muertes por inanición y por enfermedades infecciosas, un alto precio de los alimentos, la ingesta de derivados alimenticios no adecuados para el consumo humano, crímenes contra la propiedad, un incremento de la emigración clandestina temporal e incluso revueltas del hambre, habitualmente protagonizadas por mujeres. “La gente roba para salvarse porque no tiene para comer”, apunta Miguel Ángel del Arco, coordinador del libro Los años del hambre. Historia y memoria de la posguerra franquista, editado por Marcial Pons.
Además, se produce el fenómeno de la emigración clandestina hacia las ciudades donde había más racionamiento. “La dictadura sabía cómo gestionar el hambre”, reflexiona el investigador, quien destaca que las estampas de la posguerra famélica fueron “reconocidas por el propio régimen” y también reseñadas por la diplomacia británica.
También aumentan las enfermedades infectocontagiosas —como la difteria, el tifus exantemático o el paludismo— especialmente justo después de la Guerra Civil. La epidemia de tifus, que afectaba singularmente a la población más pobre (“sin jabón, con sólo una muda de ropa y que vivían en cuevas”), fue de tal calibre que “preocupó a los aliados”, según refleja la documentación diplomática consultada por el investigador.
Por otro lado, el coste de la vida aumentó exponencialmente y el mercado negro potenció el acaparamiento, que supuso una subida de los precios, especialmente de la alimentación. Además, recuerda Miguel Ángel del Arco, el fin de los sindicatos también provocó la congelación de los salarios.
La autarquía, la corrupción, la política exterior, o la reducción de la productividad agrícola fueron otros factores expuestos por el historiador para explicar el contexto de hambruna franquista. “La autarquía adoptada voluntariamente por Franco y el sueño de la autosuficiencia fueron un auténtico desastre, no llegaban fertilizantes por el bloqueo y las tierras españolas no llegaban a producir lo suficiente”, explica Del Arco.
El hambre consolidó la desmovilización política: “Tuvo una función política y hubo clases sociales a las que les vino especialmente bien”. Así, el régimen autárquico “enriqueció a mucha gente mientras mataba a otros”.
El historiador ha analizado también la memoria de la hambruna y el silencio en muchas familias: el hambre se convierte en “una vergüenza”. También la reducción de la talla de los españoles: “Empezaron a ser más bajitos en la década de 1940”. Miguel Ángel del Arco destaca cómo el fenómeno ha pasado desapercibido en la legislación sobre memoria histórica en España, especialmente en la definición de las víctimas, que no alude en ningún caso a la hambruna española.
El investigador citó como ejemplos de la memoria del hambre la recuperación de libros de recetas de la posguerra, obras literarias de María Beneyto, Dulce Chacón o Almudena Grandes, entre otras, así como las películas El laberinto del fauno o Pa negre. También cómics como Regreso al edén de Paco Roca. Y acabó su conferencia, con una afluencia masiva en el Aula Magna de La Nau a reventar de público, con la canción Panaderas del pan duro de El Naán, un colectivo musical que recupera coplas “que cantaban en la cocina las mujeres mientras amasaban pan”.
La memoria de la hambruna franquista ha pasado de generación en generación en las familias, “especialmente transmitida por las mujeres”. Una memoria, en definitiva, “encapsulada en la cocina y las despensas”.
Meritxell
R. Lavall
Barcelona.
Jueves, 23 de marzo de 2023
Que el catalán se está castellanizando cada día más es una realidad que todos conocemos de sobra; pero lo que quizás no sabíais es que el castellano ha tomado prestadas muchas palabras catalanas a lo largo de la historia. ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? Tranquilos, sé que esta afirmación rompe todos los esquemas y pilares de vuestra existencia, pero todo tiene (al menos) una explicación. El cómo es muy sencillo: un día, algún castellanohablante oyó estas palabras catalanas tan hermosas y, como era de esperar, quedó encantado por su sonoridad casi celestial, acto seguido vino un período de boca a boca que desembocó en un grupo de académicos que decidieron hacer oficial todo el amor que sentían hacia la lengua catalana introduciendo todas estas palabras en el diccionario de la Real Academia Española.
El cuándo es mucho más ambiguo: un día tomaron prestada una palabra; otro día, otra, e ir tirando. Y el porqué tiene más de una respuesta (me centraré en la que parece más probable): principalmente, por la proximidad (tanto geográfica como lingüística) entre las dos lenguas; pero sobre todo por envidia, porque el catalán tiene unas palabras preciosas que todo el mundo ansía poseer.
Un día tomaron prestada una palabra; otro día, otra, e ir tirando, […] principalmente, por la proximidad (tanto geográfica como lingüística) entre las dos lenguas; pero sobre todo por envidia, porque el catalán tiene unas palabras preciosas que todo el mundo ansía poseer
Bien, basta de paja y centrémonos en el tema que nos interesa, que por eso estáis aquí: las palabras que el castellano ha tomado prestadas. Hoy os pondré diez ejemplos, pero que sepáis que hay muchos más (cientos). Son los siguientes:
conrear (del catalán conrear),
clavel (del catalán clavell),
burdel (del catalán bordell),
manjar (del catalán antiguo manjar),
añorar (del catalán enyorar),
faena (del catalán antiguo faena),
papel (del catalán paper),
reloj (del catalán antiguo relotge),
viaje (del catalán viatge),
forastero (del catalán foraster).
Como podéis ver, no os he engañado, son palabras preciosas; se entiende perfectamente que nos las hayan querido copiar. Por cierto, podéis comprobar todo lo que digo visitando la web del diccionario de la Real Academia Española.
No me pondré a hacer un análisis semántico de las palabras que el castellano ha tomado prestadas del catalán, ni me preguntaré por qué han elegido palabras de estas áreas temáticas y no de otras, podríamos entrar en una espiral conspiranoica innecesaria. Lo que sí considero importante y, por lo tanto, necesario de puntualizar es que, si continúan el hurto lingüístico a este ritmo, pronto se hablará más catalán que castellano en España. Hecho, tengo que decir, que no me preocupa lo más mínimo, porque significaría que todos nuestros problemas con la lengua catalana se habrían acabado. Me atrevería, incluso, a afirmar que este es el camino más fiable y rápido para conseguir nuestra tan codiciada independencia. El plan es este: se empieza alargándoles los dientes con la belleza sonora de nuestra lengua y se acaba hablando catalán en toda España; y de ahí a la independencia, solo hay una declaración.