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miércoles, 7 de enero de 2015

Un hombre de derechas muere en la sala de espera de Urgencias del Hospital General de Valencia

El duro testimonio de una valenciana que vio agonizar a su padre en una sala de Urgencias
“Mi padre decía a todo el mundo que era de derechas… pero el último año era consciente de que demasiado arribista inundaba su partido ideal”
ELPLURAL.COM | 07/01/2015

Una valenciana ha conmovido con su carta en la que critica la situación de la sanidad pública en su comunidad a partir de la experiencia que vivió con su padre el 29 de diciembre pasado, en la “saturada” sala de espera del Hospital General, con un personal sanitario “al límite”. “Mi padre era de los que decía a todo el mundo que era de derechas, pero el último año de su vida sentía vergüenza por todo lo que le tocó vivir. Renunció a escuchar las noticias, no quería saber, era consciente que demasiado arribista había inundado las filas de un partido al que él tenía como ideal”, escribe María Isabel Tàrrega Toribio.


Más triste que verlo morir
“El día 29 de diciembre llegamos a urgencias del hospital general con mi padre de 85 años enfermo de gravedad. La sala de espera estaba saturada de enfermos, el personal sanitario al límite, se desvivían por atender lo imposible. Es indignante que la administración se permita tan poca consideración con sus asalariados. No quiero pensar qué nos ocurriría a los pequeños empresarios si tuviéramos a nuestros colaboradores en tales circunstancias. A inspecciones nos crujirían. En este país los asalariados y los pequeños los que mantenemos el país, somos los que hemos de cumplir las normas”, denuncia la autora de la carta, publicada por Castellón Confidencial.
“Ver morir a un ser querido es muy triste, pero más triste es verlo agonizar en un box desde las cuatro de la mañana hasta las cinco de la tarde, que fue cuando tuvimos derecho a una cama digna”, escribe María Isabel Tàrrega Toribio, que confiesa que en aquellos duros momentos por su cabeza pasaron “muchas cosas”, entre ellas, “el Sr Camps y la Sra Barberá paseando en un descapotable por el circuito de la Fórmula 1”.

“Mi padre decía que todo el mundo era de derechas…”
“Mi padre era de los que decía a todo el mundo que era de derechas, pero el último año de su vida sentía vergüenza por todo lo que le tocó vivir. Renunció a escuchar las noticias, no quería saber, era consciente que demasiado arribista había inundado las filas de un partido al que él tenía como ideal”, asegura esta mujer, que llama a “pegarles una buena patada en el trasero a esos que llevan tantos años vendiendo humo, con tal de conservar sus sillones”.
Los de los edificios faraónicos, que se vayan
“Hemos de dar la oportunidad a otros, por ver si son capaces de regenerar la política en nuestras instituciones. No consintamos el absolutismo de las mayorías. Es imprescindible recortar todo lo superfluo, empezando por unos sueldos de escándalo. Sueldos que, más de uno, no cuenta con la capacidad racional, ni intelectual para cobrarlos. Es hora de invertir en puestos de trabajo: en la sanidad para que los enfermos puedan ser tratados con dignidad, en servicios sociales, que los dependientes sean atendidos con el respeto y la humanidad que se merecen y en la educación pensando en que nuestros jóvenes se formen un criterio honesto y no se dejen manipular por cretinos”, continúa la carta.
“A todos los que han tenido tantos años de oportunidades para demostrarnos que les interesan más los edificios faraónicos y las fanfarronas de nuevos ricos, que regresen a sus casas y que nos dejen a los valencianos vivir en paz”, añade esta valenciana.


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