“Siempre
estaba buscando una foto que pudiera parar la guerra”
El autor de la imagen de la
'niña del napalm' y la protagonista de la instantánea hacen memoria, 43 años
después, sobre una de las fotografías más icónicas de la historia.
16-10-15
Público
CHRISTIAN GONZÁLEZ
MADRID.-
“Cuando comenzó el bombardeo pensé, ¡Oh Dios, espero lograr una buena imagen
hoy…!”. Y vaya si lo consiguió. Ese 8 de junio de 1972 Huynh Cong Út, más
conocido como Nick Ut, atrapó con su cámara una de las fotos más reconocidas de
todos los tiempos. Una de esas que se clavan en la retina del espectador como
una bala en la conciencia.
Fue cuando en el visor de su Leica apareció una niña de nueve años corriendo
desnuda y abrasada por el napalm. Unos 43 años después, fotógrafo y
fotografiada visitan Madrid para participar en la VI edición del congreso Mentes Brillantes -organizado por El
Ser Creativo- y hacen memoria sobre aquel día.
“Estábamos escondidos en un templo y de repente,
ese sonido: Boop, boop… Boop, boop…”. Phan Thị Kim Phúc, conocida ya para
siempre como ‘la niña del napalm’, entorna los ojos como si volviese a escuchar
las bombas incendiarias lanzadas por aquel avión del Ejército survietnamita
sobre la pequeña aldea de Trang Bang, cerca de Ho Chi Minh (entonces Saigón),
donde vivía junto a su familia.
“Lo recuerdo
como si fuera ahora. Inmediatamente después de aquel sonido todo a mi alrededor
era fuego. La ropa no me la quité yo, ardió.
Después vi el fuego sobre mi brazo izquierdo y usé mi mano derecha para
quitármelo, por eso tengo quemaduras en esta mano también. En ese momento no
veía nada más que fuego y estaba muy asustada. Afortunadamente mis pies no se
quemaron y pude echar a correr”.
En su
carrera llegó a una carretera en la que un joven fotoperiodista de 20 años de
la agencia Associated Press (AP) había comenzado, junto a otros
reporteros, a tomar fotos de otros afectados por el bombardeo. Horrorosas
estampas de hombres, mujeres y niños con la piel hecha jirones y corriendo por
una carretera huyendo del fuego. Sin embargo las cuatro cámaras que portaba,
siempre cargadas, le permitieron ser el único que logró captar la mejor
instantánea.
“Ese día muchos fotógrafos tomaron imágenes, pero cuando Kim estaba
corriendo se habían quedado sin película y estaban rebobinando
para cambiarla. En esa época los carretes daban para 24 o 36 exposiciones, no
como las cámaras digitales de ahora. Se perdieron el momento clave…”, explica
Ut.
“Uno de los editores rechazó publicarla por tratarse
de un desnudo”
Una imagen que pudo no ver la luz. “Cuando envié las fotos a la agencia uno de
mis editores rechazó publicarla porque había un desnudo frontal”. Eran las
normas de la agencia en aquellos momentos. Sin embargo, por fortuna en AP se
llegó a la decisión de que el valor de la fotografía eliminaba cualquier
reserva sobre el desnudo. “Quizá en esa época lo veían inmoral y era una
preocupación para ellos las reacciones que pudiera suscitar”, puntualiza Phúc.
“Siempre estaba buscando una foto que pudiera parar la
guerra. Soñaba con ello y lo imaginaba todo el rato"
La niña, que
ahora tiene 52 años, mira con complicidad a su “tío Ut”, como
cariñosamente le llama, cuando se le pregunta por lo que supuso la imagen para
él.
"Cuando tomé la foto estaba muy emocionado porque sabía que tenía una muy buena,
pero también preocupado por ver si todo había salido bien". “Siempre estaba buscando una foto que pudiera parar la guerra.
Soñaba con ello y lo imaginaba todo el rato. A todas horas”, añade.
Ut comenzó a tomar fotografías para la agencia de noticias estadounidense
cuando sólo contaba con 16 años, justo después de que su hermano mayor, Huynh
Thanh My, también reportero, fuese asesinado en Vietnam.
No hay duda de que contribuyó a la reacción social contra la guerra. Poco
después, el presidente estadounidense Richard Nixon, que en una conversación con
su jefe de gabinete, H. R. Haldeman, dudó de la veracidad de la
fotografía y pensó que había sido retocada, aceleró la retirada de
las tropas norteamericanas. El último marine salió de ietnam el 29 de marzo de
1973.
“Si no hubiese tomado esa foto yo habría muerto”
El reportero de guerra y la eterna niña se completan
continuamente el relato, acabando cada uno las frases del otro. Dos vidas
unidas por una imagen que le valió a Nick el premio Pulitzer de fotografía de
1973, le dio fama profesional y le permitió viajar por todo el mundo.
"Les expliqué que iba a
salir en los periódicos y que iba a ser muy importante. Sólo entonces nos
ayudaron"
Kim Phúc no tiene dudas
acerca de lo que significó para ella ese trascendental encuentro. “Si no
hubiese tomado esa foto probablemente yo habría muerto, como casi todos los
demás. Ese día dos primos míos, de nueve meses y cinco años, murieron en
el bombardeo. Y muchos
soldados murieron también a causa de ese ataque. Cuando salí en las portadas de
los periódicos tuve muy buenos cuidados”.
"La foto también tuvo un gran impacto a muchos niveles. Para el Gobierno de mi país fue muy importante. Usaron la foto y usaron mi vida. Pero después me permitió viajar, estudiar y comprender. Y me dio la oportunidad de hacer comprender a la gente lo horrible que es la guerra" explica.
A decir verdad, Nick Ut se encargó de que ella estuviese bien cuidada. Después de tomar las fotografías ayudó a la pequeña y la llevó al hospital en su coche. “Estaba lloviendo y ella estaba muy muy asustada. Dejé mi cámara y le di agua. Cuando la subí a mi coche para buscar un hospital estaba convencido de que iba a morir por el camino y pensaba: no quiero que se muera, quiero que viva. En la entrada al hospital no había nadie. Cuando por fin encontramos a alguien no nos hacían caso. Entonces les expliqué que iba a salir en los periódicos y que iba a ser muy importante. Sólo entonces nos ayudaron”, recuerda.
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