“El canon
franquista sigue calando en un sector de la sociedad, gracias a políticos algo
bocazas, como Esperanza Aguirre”
El
historiador Ángel Viñas dice que el miedo a la memoria histórica va ligado a
adormecidas serpientes venenosas que pueden despertarse si se indaga
AURORA MOYA | 24/10/2015
En su
libro, La otra cara del caudillo, el historiador, economista y
diplomático Ángel Viñas ha investigado sobre la fortuna de Francisco Franco
quien, demuestra, hizo caja aceptando regalos o haciéndose con donativos que
debían servir para la reconstrucción del país. De su interesante estudio
se desprende que la corrupción económica acompañó al régimen desde su inicio y
su sombra sigue vigente hasta hoy. En esta entrevista con ELPLURAL.COM
Ángel Viñas responsabiliza de esa presencia franquista “a políticos un tanto
bocazas” poniendo como ejemplo a Esperanza Aguirre y dice que “en los archivos
hay adormecidas serpientes venenosas que pueden despertarse si se indaga mucho
en ellos”.
P. ¿Tuvieron
las ejecuciones y desapariciones forzadas de millares de españoles un motivo
económico?
R. Fueron una consecuencia, no
arbitraria, de la aplicación de una política de represión multimodal que
perseguía destruir en la mayor medida posible a los vencidos. Naturalmente en
ella se dieron motivos muy diversos: ideológicos, políticos, económicos, de
envidias y hasta de querellas personales.
P. En este
sentido, ¿qué papel jugaron los tribunales que incautaban los bienes de
detenidos, fusilados y vencidos en general en el enriquecimiento de diferentes
sectores afines a Franco y al propio Franco?
R. Su función era, sobre el
papel, el previsto en la Ley de Responsabilidades Políticas de febrero de 1939,
promulgada por Franco en el período en que ya oteaba la victoria definitiva.
Hay que ponerlo en conexión con el Dictamen sobre la ilegitimidad de
poderes actuantes el 18 de julio de 1936, biblia del canon franquista desde
entonces hasta nuestros días. Basándose en que los republicanos habían
cometido un delito de “sublevación” lo que se quiso fue extraer las
consecuencias no solo penales sino también económicas contra los acusados. Fue,
pues, una manera de expoliar a los vencidos de sus bienes y fortunas. Otra
forma de represión y, económicamente, la más significativa.
P. Estos
tribunales y las incautaciones que llevaban a cabo ¿se podrían considerar un
comienzo de la corrupción vigente durante el franquismo?
R. Que los tribunales juzgaron
arbitrariamente está fuera de toda duda. Hay varios estudios sobre la jurisdicción
de responsabilidades políticas que así lo demuestran. El problema de la
corrupción en el franquismo (desbordante, prevalente, manifestada de múltiples
maneras) es que con harta frecuencia resulta difícil hallar pruebas directas.
Existen, sin embargo, numerosos testimonios, tanto españoles como extranjeros,
que se refieren a ella, en la época y después. Fue un aspecto querido:
dado que se había ganado militar y políticamente, había que extraer hasta la
última gota los frutos de la victoria. Lo hizo Franco directamente (como he
demostrado en mi libro) y también próximos a él (como demostraré en el
próximo).
P. ¿De qué
modo esa corrupción ha llegado hasta la actualidad? ¿Piensa que sigue vigente
el franquismo en la sociedad actual?
R. La corrupción es endémica. Lo
que ocurre es que sus manifestaciones cambian con el tiempo. El primitivismo de
una época en la que no había separación de poderes, los tribunales no eran
libres, las libertades políticas brillaban por su ausencia y la censura era de
guerra, no es ni remotamente parecida a la que actualmente se practica.
Por lo demás, la corrupción también existe en otras sociedades occidentales.
Los estudios de Transparencia Internacional así lo demuestran. Lo que no existe
en otras es la falta de voluntad política e institucional española de reducirla
a su mínima expresión. La sombra del franquismo es alargada. Cuarenta años no
son nada a la hora de modificar profundamente comportamientos sociales muy
arraigados.
P. ¿Es
la derecha española moderna, una derecha aun franquista?
R. La derecha española es pluriforme,
si bien hoy por hoy encajonada bajo el caparazón del PP en el cual conviven
sensibilidades diferentes con respecto al pasado. Una de las causas es,
precisamente, el carácter integrador del PP aunque hay también una ultraderecha
que sigue proclamándose orgullosamente franquista sin el menor pudor. Incluso
critica al PP.
P. ¿Por qué
tiene esta derecha tanto miedo a temas como el de la memoria histórica?
Se han
escrito varias tesis doctorales, en España y fuera de ella, al respecto. Yo
suelo hablar del “miedo al pasado”. En los archivos hay adormecidas serpientes
venenosas que pueden despertarse si se indaga mucho en ellos. Es, sin embargo,
una batalla perdida si no se destruye documentación, como ya se hizo con
especial fruición en los años de la transición. Aparte de ello, yo no niego que
lo que cabe denominar el canon franquista, interpretativo del sentir de la
derecha más berroqueña, siga calando en un sector amplio de la sociedad
española, impulsado -todo hay que decirlo- por políticos un tanto bocazas. Un
ejemplo sería la venerada Doña Esperanza Aguirre.
P. ¿No será
también porque existe el temor a que una investigación como la suya destape el
origen económico de empresas o particulares?
R. Tal vez exista documentación
-de hecho varias empresas hoy poderosas despegaron en los años más oscuros del
franquismo- pero probarlo adecuadamente es más difícil. A mí me ha hecho mucha
gracia encontrarme en documentos ingleses referencias al origen de la fortuna
de don Demetrio Carceller, que en contra de lo que habitualmente se cree no
habría tenido mucho que ver con la política de regulación de las exportaciones
de wolframio.
P. Como
experto, ¿qué lecturas aconseja?
R. Ahora en octubre, la
revista Hispania Nova publicará en la red un número
extraordinario en el que José Luis
Ledesma, Francisco Moreno Gómez y Juan José del Águila publican sendos
artículos sobre la represión franquista en la guerra, en la posguerra y hasta
en el franquismo tardío. Son artículos que dan a conocer al público interesado
su alcance y modalidades. Recomiendo su consulta vivamente. Los lectores
podrán acceder a ella fácilmente en la web de la
Universidad Carlos III.
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