Mientras escribo estas líneas no puedo impedir que
me embargue la tristeza, una inmensa tristeza porque nos acabas de abandonar. Y
sin embargo a la hora de poner el encabezamiento solamente viene a mi mente una
palabra:¡Enhorabuena!
También estoy indignado y siento vergüenza ajena al
pertenecer a esta sociedad. No puedo evitar que resbalen las lágrimas por mis
mejillas pensando en el sufrimiento que has tenido durante tantos años. Tus
queridos padres, que se encuentran desolados, han luchado denodadamente para
que tuvieses una muerte digna sin sufrimientos llegado el momento que la
ciencia acaba tirando la toalla.
Naciste con una rara enfermedad neurodegenerativa de la que no se sabe nada y que
ni siquiera tiene nombre, que no te ha permitido vivir más de 12 años. Vivir es
simplemente una expresión porque tus padres han sido para ti tu voz, tus manos,
tus pies, tu boca…mientras que tú desde el primer momento empezaste a sufrir y
solamente has parado cuando dejaste de respirar. Enhorabuena, Andrea. Dice tu
madre, la persona junto a tu padre que más te ha querido: se ha ido en paz y con tranquilidad, sin sufrir", y "como a ella misma le hubiera gustado". "Su recuerdo vivirá
para siempre en nuestros corazones".
Mientras sufres unos
dolores, insoportables para cualquier ser humano, los adultos discutimos si la
“Cesación del esfuerzo terapéutico” que se caracteriza por obstinarse en
continuar con los tratamientos, sería lo correcto.
Tu madre y tu padre
piden ayuda. Los medios se movilizan y algunas personas nos indignamos porque
no podemos soportar el que sigas sufriendo.
Tus padres han estado
contigo las 24 horas del día. Si no está tu madre, está tu padre. "Somos
sus cuidadores. Yo empecé a trabajar hace dos meses porque mi marido se quedó
en el paro", dijo.
Desde septiembre de
2014, empeoraste gravemente, deteriorándote hasta extremos muy dolorosos.
Después de años luchando como «una campeona», tu cuerpo «no aguanta más». Sí, sí que lo eres y
te has convertido en mi heroína. Te admiro y te recordaré toda mi vida.
¡Dejen morir a mi hija dignamente! Grita tu madre.
“Sedación terminal” También llamada sedación paliativa. Es otra buena
práctica médica y legal. Consiste en proporcionar a un enfermo terminal y que
sufre toda la analgesia u otros tratamientos (por ejemplo, para los ahogos o la
agitación) que necesite para controlar estos síntomas. En este caso, se admite
que esos fármacos puedan reducir el tiempo de agonía, pero no se busca
provocarla, sino que el paciente la pase en la mejor situación posible.
Pero en el Hospital
de Santiago dónde estabas, unos médicos se niegan, mientras tú sigues sufriendo
terribles dolores. Tus padres se reunieron con ellos intentando buscar una
solución para evitarte el sufrimiento pero no se pusieron de acuerdo.
Suicidio médicamente asistido. Es legal en Suiza, por ejemplo, pero ilegal en
España, donde la ayuda necesaria al suicidio está penada. Consiste en facilitar
a un enfermo terminal los medicamentos (generalmente varios con efecto
inhibidor del sistema respiratorio y el cardiovascular, además de un
antiemético) para que se quite la vida. Donde se aplica, se busca que sea un
médico quien aconseje y recete los fármacos, pero la ingesta debe ser acción
del paciente.
Tus padres dicen que sólo quieren que su hija tenga
«una muerte digna». Los médicos aseguran que cumplen con la ley gallega
de muerte digna. Pero no dan su brazo a torcer.
"Cada momento de mi
hija es un minuto más de agonía pero vamos a darle un poco de tiempo al
hospital para que recapacite", ha explicado Estela tu madre. "Estamos indignados porque el hospital se está excusando pero dos días podemos aguantar. Si no
cambian de opinión, iniciaremos el proceso judicial, porque ellos [por el
hospital] tampoco tienen ninguna consideración", ha continuado.
Andrea te has pasado
toda tu existencia conviviendo con el dolor, pero todo se complicó cuando
ingresaste con trombopenia, las plaquetas muy bajas, «entre la vida y la
muerte».
Entonces llegó para ti “un calvario de tratamientos agresivos, como
corticoides, y un segundo paso en el que llegarían los inmunodepresores, pero
esto consiguieron frenarlo, puesto que no conduciría a nada, menos ante algo
que no tiene cura y que se va a ir recrudeciendo.
Tus padres insistían en
que sólo querían que su hija tuviese
«una muerte digna».
Eutanasia. Es legal en Holanda, Bélgica, Vermont,
Washington y parte de Australia. Consiste en que un médico administra una
combinación de fármacos letal a un paciente que lo ha pedido reiteradamente
cuando está ya en situación terminal y tiene sufrimiento físico o psicológico.
En España es ilegal.
Los adultos seguían
discutiendo las distintas posibilidades, entre las legales en España y las que
no lo son, mientras tú te ibas apagando con fortísimos dolores. Tus padres se
negaban a estar con las “manos atadas” mientras, cada día más demacrada, veían
como “se te iba la vida”.
Notaban que todavía les
conocías pero temían que eso se perdiese muy pronto. Por eso “querían dejarte
ir tranquilamente”.
“No
pedimos eutanasia”, aclaró tu madre, en
declaraciones a la cadena Ser, que destapó el caso. “No queremos que venga
alguien a meterle un chute y se marche, no. Ni siquiera se trata de una
sedación terminal, sino de no
prolongarle la vida artificialmente durante más tiempo. Es una enfermedad
irreversible y neurodegenerativa que ya llegó al final y ya no hay más”. Lo
único que queremos “es que nuestra hija “cierre los ojos” y podamos despedirnos
de ella. “Así como ha sido una campeona durante 12
años de lucha, queremos una muerte digna para nuestra hija”.
Desde tu
nacimiento Andrea, padecías una enfermedad rara y degenerativa que
te ha conducido a un estado irreversible. Inmersa
en una desnutrición calórico-proteica, tu cuerpo ni siquiera
admitía la alimentación artificial, motivo que llevó a que
el Comité de Bioética Asistencial recomendara el pasado 14 de septiembre no prolongar mecánicamente su vida, una
decisión que fue desoída y rechazada
por el Clínico de Santiago.
Cuatro días después de que
los pediatras del Complejo Hospitalario Universitario de
Santiago (CHUS) accedieran a retirarte la alimentación
artificial y mantenerte únicamente la hidratación
necesaria para permitir la sedación, te fuiste en paz y con tranquilidad,
sin sufrir. Como a ti te hubiera gustado. “Tu
recuerdo vivirá para siempre en nuestros corazones.” Declaro mi admiración
por ti, lamentando no haberte podido conocer. Serás a partir de ahora mi
heroína. Observaré el cielo en las noches
despejadas (y sin contaminación lumínica; es decir, fuera de las grandes
ciudades), para ver cómo una infinidad de puntitos blancos llenan el
firmamento. Me fijare para ver cómo unos
parecen parpadear y otros no. Yo se que las estrellas son las únicas que
titilan en el firmamento y que la que más brillo tenga serás tú que nos estás
enviando mensajes diciéndonos que encontraste la paz, la felicidad y nos
estás esperando.
Luis Viadel
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