UN PASO AL FRENTE
¡Basta ya!
Público
25-10-15
A los grandes medios de comunicación
Basta ya de vuestra burda falta de independencia y de la permanente
tergiversación y ocultación de información. No se puede permitir que
califiquéis de accidente lo que es mucho más que eso. ¿Hasta cuándo vais a
seguir ocultando lo que realmente sucede? Están muriendo militares,
soldados, personas que se juegan la vida por su país, por todos, por vuestras
familias y las nuestras, por vosotros y por nosotros, y están falleciendo por
las negligencias y los recortes en mantenimiento, no por accidentes aislados o
casuales, ni siquiera por el enemigo.
Basta ya de reportajes lacrimógenos, conexiones en directo para
retransmitir los entierros de militares o portadas con féretros envueltos en
banderas.
Basta ya de enfocar a las familias, rotas de dolor y en estado
de colapso, mientras son abrazadas y consoladas por el Rey, el ministro o la
autoridad de turno. No emitáis toda esa basura sensiblera mientras dejáis de
informar sobre lo realmente importante, sobre lo que las estadísticas
demuestran sin lugar a dudas: los recortes en mantenimiento y las negligencias
están aniquilando sin piedad a nuestros militares. La realidad es que mueren
más militares por negligencias y recortes en mantenimiento que por acciones del
enemigo.
Basta ya de tener al teniente José Manuel Candón, superviviente
del accidente de Hoyo de Manzanares (2011), suplicando por una entrevista para
poder contar a la sociedad lo que vivieron él, sus compañeros y los familiares
de los fallecidos al sentirse abandonados de forma miserable por el ministerio
y la cúpula militar, dejándoles sin la indemnización que les corresponde.
La realidad es que vosotros les abandonáis con la misma falta de piedad
aunque no tuvisteis el menor reparo en llenar vuestros telediarios,
tertulias y portadas con su desgracia.
Basta ya de vuestro desamparo mediático a tantos militares, a los que estáis
dejando en la indigencia más absoluta y a merced de unos individuos que no
tienen escrúpulos o son capaces de mirar para otro lado de forma sistemática.
Basta ya de ocultar a la ciudadanía que de los últimos once expertos en
explosivos militares fallecidos, diez han muerto por negligencias, algunos
manejando minas del año 1974.
Basta ya de no informar que la cantidad de accidentes aéreos de la aviación
militar, en comparación a la aviación civil (con las enormes diferencias en
cuanto al número de vuelos), convierte la siniestralidad de la aviación militar
en un problema que aumenta, año a año, a base de cadáveres.
Basta ya de extensos reportajes de Aylan mientras ocultáis de forma cómplice la
responsabilidad sobre la geopolítica que se ha llevado a cabo en Irak,
Afganistán, Irán, Arabia Saudita o Siria en los últimos cincuenta años. Un
engaño que el tiempo y las confesiones convierten en bufonada.
Basta ya de ignorar las denuncias de ACNUR, como la que emitió a
principios de año sobre las cifras récord de refugiados o lo que sucedería en
el Mediterráneo y las puertas de Europa, porque lo hicisteis hasta que la
fotografía de un niño despertó vuestras conciencias o, mejor dicho, desnudó
vuestra falta de integridad.
Basta ya de informar sobre las ciclogénesis explosivas, cuyo conocimiento poco
aporta a la sociedad, o el caso Asunta Basterra, que al parecer pretendéis
retransmitir a diario para distraer a todo el que tenga la pésima idea de ver
un telediario.
Basta ya de volver a olvidar a todos esos refugiados, que siguen muriendo,
porque ya no tenéis otra fotografía que os haga ganar audiencia y os permita
lucir discursos excelsos e ilusoriamente críticos, que no son más que
actuaciones teatrales, que tapan vuestro silencio, vuestra aceptación de líneas
editoriales, de límites a la libertad de expresión que degradan al periodismo
como profesión y amordazan a toda la sociedad. Todo ello por un sueldo, unas
monedas de oro que espero os resulten suficientes.
Basta ya de no señalar a los verdaderos culpables, de no intentar cumplir con
vuestra obligación y vuestro código ético, de no investigar, de no denunciar,
de no publicar.
Basta ya de vuestra complicidad con las muertes que se podrían evitar, con
tantos y tantos cuerpos o pedazos de ellos que hoy yacen sin vida, inertes,
gracias en parte a vuestro silencio.
A la cúpula militar
Basta ya de vuestras absurdas y permanentes estupideces sobre las
intervenciones militares en Catalunya, los “duelos a muerte” con Willy Toledo,
las amenazas por el “Estatut” o las peticiones para ilegalizar a Podemos.
Basta ya de vuestros discursos ensalzando la importancia de los soldados,
mientras mantenéis silencio cómplice sobre lo que sucede, porque lo único que
os importa es ascender y conservar vuestra maldita carrera militar. Recordad
que a la vez que ascendéis son muchos los militares expulsados
o abandonados y muchos los fallecidos por recortes en mantenimiento o
negligencias que no denunciáis, que calláis de forma infame. Asistís impasibles
a accidentes aéreos, a la muerte por falta de inhibidores en vehículos militares,
a los accidentes con explosivos en mal estado, al acoso sexual de vuestras
propias compañeras y a lo que sea con tal de escalar lo más posible.
Basta ya de medallas manchadas con la sangre de vuestros propios militares y
sostenidas con la traición más miserable, mientras no sois capaces de alzar la
voz para protestar por las condiciones, lamentables en muchos casos, en las que
vuestros militares comen, trabajan o viven y, gracias a vuestro silencio,
mueren.
Me gustaría ver a un alto mando ponerse el uniforme y decir “no, mis soldados
no van a hacer esto o aquello, no lo van a hacer porque no voy a poner en
riesgo sus vidas de forma innecesaria, no van a subir a esa aeronave… Y ahora
si quieren, me cesan” o denunciar en un medio de comunicación que sus “soldados,
sus militares, están siendo puestos en peligro por recortes que afectan a la
operatividad” o que sus “soldados no pueden seguir viviendo en condiciones
lamentables y comiendo basura”, o que de una vez por todas “hay que modernizar
las Fuerzas Armadas”. Me gustaría verlo, porque huevos tenéis, y muchos, para
hablar de Patria y amenazar de forma velada con intervenir en “Valencia”
(refiriéndose a Catalunya) si hace falta, para amenazar a los militares que
acudían a las presentaciones de los libros que he publicado, para prohibir que
se hablase de mí o perseguir a los que han apoyado de alguna forma el cambio.
Por suerte y por desgracia, como dijo el exministro Bono, no sois capaces de
arriesgar un céntimo de vuestro salario por vuestros ideales, que poco tienen
de democráticos en muchos casos, y menos aún, por la vida de vuestros propios
militares.
Al ministro o al mercader
Basta ya de su mezquindad y su bajeza moral, basta de
preocuparse tanto por el helicóptero extraviado y tan poco por los militares
fallecidos. Basta ya de comprar fragatas que no necesitamos, aumentar el
presupuesto para conseguir que el submarino que no flota, flote, y basta ya de
fomentar el aumento de una industria armamentista que se ha multiplicado por
cuarenta y cuatro en catorce años (de 200 millones de euros en 2000 a 8.800 en
2014). Basta ya de enriquecerse con la muerte, basta ya de dar contratos por 37
millones de euros a sus antiguas empresas y basta ya de tener como ministro de
defensa a un señor que se ha enriquecido vendiendo bombas de racimo que han
sido arrojadas sobre población civil, despellejando y descuartizando cuerpos y
vidas inocentes, destrozando futuros e ilusiones. Basta ya, váyase si tiene
dignidad y si tanto carece de ella, si tan poco le importan la vida de sus soldados
y tanto la venta de armas y la muerte que vende, que le echen los de su propio
partido (PP), o los de la supuesta oposición (PSOE) que le han ayudado con su
inacción y silencio a terminar la legislatura, consiguiendo con ello
materializar una de las mayores infamias de las últimas décadas y, con
seguridad, de toda la democracia.
Al PP y al PSOE, a los que se supone gobierno y oposición
Basta ya de vuestra inacción y de vuestro “pacto de no agresión” en materia de
Defensa que nos ha llevado a la situación tan catastrófica en la que nos
encontramos.
Basta ya de encubrir, una y otra vez, lo que
sucede mientras nuestros militares mueren, basta ya de vuestra falta de
política de oposición en los asuntos de Defensa, basta ya de vuestra
complicidad con todas estas muertes, basta ya de vuestro mercadeo comprando
voluntades de personas sin principios que luchaban contra el bipartidismo antes
de abrazarlo o que ignoraban el acoso sexual de sus subordinadas antes de
denunciar y clamar por el suyo propio.
Basta ya de vuestra permisividad con la cúpula militar, de mirar para otro lado
sin hacer auditorías, sin desarrollar una justicia militar independiente o una
Guardia Civil desmilitarizada, de sostener la precariedad laboral en las
Fuerzas Armadas, de comprar armamento que no necesitamos (hasta 40.000 millones
de euros) y de todo lo que toleráis mientras nuestros militares mueren por las
negligencias y los recortes en mantenimiento que vosotros negociáis.
A los salvapatrias y pelotas
Basta ya de vuestros artículos, series de televisión, campañas
de marketing (“blanqueamiento de imagen”), discursos o libros melosos que
ensalzan la labor de las Fuerzas Armadas para encubrir las deficiencias de
una institución que tiene un oficial por cada dos soldados e incumple los derechos
humanos de forma sistemática.
Basta ya de alabar a los militares hasta confundirles mientras
que no dedicáis una sola línea a airear lo que, a todas luces, es un modelo
obsoleto que necesita, de una vez por todas, regeneración. Lo hacéis a la vez
que permitís la oscuridad suficiente para que se apuntalen los ataúdes en
los que terminan muchos de nuestros militares, esos a los que tanto parecéis
amar y, sin embargo, tanto daño hacéis.
Basta ya de escuchar a los generales, de comer con ellos, de recibir sus
premios y sus medallas, de creeros sus mentiras… Empezad a escuchar al resto de
militares. Puede, tal vez, que a lo mejor empecéis a saber lo que realmente
pasa en las Fuerzas Armadas, lo que realmente son las Fuerzas Armadas y no lo
que os gustaría que fueran, lo que a todos nos gustaría que fueran, lo que a mí
también me gustaría que fueran, pero que nada tiene que ver con lo que son, con
lo que sucede y, ni mucho menos, con lo que os cuentan esos generales que se
uniforman cada mañana. Mirad como mínimo las estadísticas, que son evidentes,
miradlas de un puñetera vez… ¡Miradlas!. Dejad de ir a los desfiles con la
banderita de España, dejad de hacer esos maravillosos textos en los que todo es
de color rojigualda, dejad de engañar a todo el mundo porque cada vez que vais
a un desfile, los que allí transitan son militares, excelentes y abnegados la
mayoría de ellos, que viven en condiciones lamentables en muchos casos, que son
tratados de forma medieval en no pocas ocasiones y que llevan en la mano un
boleto de lotería que ha sido grabado por la muerte en
connivencia con unos gestores que reducen los gastos en mantenimiento
hasta conseguir hitos que únicamente España posee.
Al Rey
Basta ya de mirar para otro lado porque ha llegado la hora de empezar a investigar
lo que sucede en las Fuerzas Armadas, las inequívocas señales que demuestran
que la estructura necesita una inmediata regeneración.
Basta ya de dar el pésame en los entierros de los militares, que son sus
soldados, que brindan por Usted que es “el primer soldado de España”.
Deje de hacerlo porque cada vez que consuela a una madre, a una pareja o a un
niño y no hace nada por evitar que la tragedia se repita o que el ministerio
les comience a maltratar al día siguiente, cada vez que hace todo eso, lo único
que consigue es ganarse la simpatía de muchos ciudadanos y las fotografías y
los minutos que muchos medios le dedican casi como si fueran suyos,
porque va a terminar por parecer que le importa más que su imagen mejore a
que los militares dejen de morir de forma innecesaria.
Basta ya de ponerse el uniforme si no hace nada por evitar estas desgracias que
no dejan de golpear a los mismos, deje de hacerlo, por favor. Evítelo, evite
esos uniformes de gala que tan bonitos son para una boda o para un evento,
porque ser el máximo responsable de las Fuerzas Armadas es mucho más que eso,
es mucho más que un puñetero uniforme de gala o un discurso a principios de
año. Ser la cabeza visible de las FAS es no permitir que se estén suicidando
militares como consecuencia de lo acaecido en Irak o Afganistán, de lo que han
visto y sufrido, de lo que les han medicado o del abandono posterior.
Basta ya de su silencio, basta ya de su complicidad… ¡Basta ya! Investigue lo
que tenga que investigar, pida los informes que tenga que pedir, haga las
auditorías que tenga que hacer y conceda las audiencias que tenga que
conceder. Deje de escuchar a todos esos generales que lo único que les importa
es el salario a fin de mes, el puesto que puedan conseguir en la industria
armamentista y llenar su uniforme de medallas y sus hombros de estrellas. Deje
de hacerlo y salga de una maldita vez en público para decir que esto se tiene
que acabar, que los militares españoles no pueden seguir muriendo por
negligencias o recortes en mantenimiento, que la mayoría de ellos (desde los
soldados hasta los oficiales pasando por los suboficiales) son extraordinarios
y hacen una labor admirable, hágalo en lugar de seguir dándole la mano al
ministro Morenés y a la cúpula militar, a los generales que precisamente han
llegado a ser lo que son por ser menos militares que ninguno. Individuos
que son capaces de llenar bolsas de cuerpos como si fueran pedazos de carne o
acosar vilmente a cualquiera que denuncie o gane un juicio por el mero hecho de
recibir una orden o por un sentido de algo que consideran lealtad pero
realmente es traición. Militares sin honor que parecen ser más bedeles que
marciales, más maleables que honrados, más falsos que valientes, y que han
cambiado los valores militares por los valores en bolsa, pero en bolsas llenas
de comodidad y monedas. Oficiales a los que he visto delante de un juez mentir
u olvidarse misteriosamente de todo como vulgares rufianes, como lo que son
.
.
Basta ya de hacerse fotos con sanguinarios dirigentes que han
decapitado a centenares y miles de personas por “delitos” tan terribles como la
homosexualidad o el adulterio y que luego dejan sus cuerpos crucificados
durante días para que se pudran. Deje de hacerlo por mucho petróleo que tengan
o por mucho dinero que ofrezcan y dedique ese tiempo a terminar con las
negligencias que tan mortales son para sus soldados.
A todos
Basta ya de ignorar lo que sucede en un ámbito de la sociedad tan importante
como las Fuerzas Armadas y que tiene una deuda de 40.000 millones de euros en
armamento que no se necesita (y que todos vamos a pagar), consumiendo con ello
dinero que se debería de usar para educación o sanidad, y también para
mantenimientos y material que no convirtiesen nuestras aeronaves en ataúdes
volantes, ni nuestros explosivos en minas más peligrosas que las ponen nuestros
enemigos o se desactivan en las guerras, ni nuestros vehículos en cajas
mortales.
Basta ya de permitir que las Fuerzas Armadas sigan siendo un reducto de la
dictadura, un lugar en el que reír o silenciar las “gracias” de los
generalotes como si se tratase de un hijo o un hermano conflictivo, alguien al
que es mejor ignorar por el miedo a su reacción.
Basta ya de tolerar que la justicia militar se comporte como si de
trileros se tratara, tomando decisiones tan inaceptables como dejar sin
condena a los militares que apalearon a prisioneros en Irak.
Basta ya de “tejeros” y paellas conmemorando el 23F para reírse de todos nosotros sabiendo
que luego serán ascendidos y colocados en un órgano tan importante como el
Consejo de la Guardia civil.
Basta ya de generales de la Guardia Civil que se gastan 500.000 euros en el
servicio doméstico mientras persiguen a la junta directiva de la AUGC
(Asociación Unificada de la Guardia Civil) por hacerlo público, por cumplir con
su obligación moral.
Basta ya de consentir todo esto sin realizar una miserable
manifestación frente al ministerio de Defensa o dejar de votar a
los responsables de ello.
Basta ya de toda esta basura y de mucha otra que no puedo seguir
relatando porque daría para centenares y miles de páginas.
¡Basta ya!
PD: Ojalá sean encontrados con vida los tres militares
desaparecidos y lo sucedido sirva como punto de inflexión.
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