Público
13-4-16
Vicenç Navarro
Autor del libro Ataque a la democracia y al bienestar. Crítica al pensamiento económico dominante, Anagrama, 2015
Autor del libro Ataque a la democracia y al bienestar. Crítica al pensamiento económico dominante, Anagrama, 2015
Antes de contestar las críticas a
Podemos de Carlos Jiménez Villarejo me siento en la necesidad de hacer
tres aclaraciones. Una es que le tengo gran estima, le considero un amigo y un
gran catalán y español, que ha hecho muchísimo por Catalunya, mostrando la
enorme corrupción del establishment político que ha gobernado Catalunya durante
la mayoría de años desde el fin de la dictadura, con la excepción del periodo
corto del tripartito.
Habiendo dicho esto, también tengo
que subrayar que estoy en desacuerdo, no solo con los argumentos que está
utilizando frente a Podemos, sino con la manera y con la forma en la que los
expresa, así como en los fórums en donde los presenta. Un intelectual de
izquierdas tiene que ser siempre cuidadoso de que sus críticas a las izquierdas
no puedan ser utilizadas parar reforzar las derechas, tal como él está
haciendo, sin lugar a dudas de una manera inconsciente. Pero lo está haciendo.
No es de extrañar que medios claramente hostiles a las izquierdas en general y
a Podemos en particular, como El País, le estén publicando entrevistas
que refuerzan la sabiduría convencional del establishment político-mediático
contra Podemos, el movimiento político al que quieren destruir.
La tercera clarificación que siento
la necesidad de hacer es que no soy miembro de ningún partido político. Y aun
cuando aconsejo a mis estudiantes a los dos lados del Atlántico Norte que
militen en partidos, decidí a la vuelta del exilio, al reintegrarme en la vida
académica y política del país, apoyar a todas las fuerzas progresistas que me
pidieran ayuda. Y así lo he hecho. Asesoré a muchos gobiernos del PSOE, ayudé a
gobiernos municipales de IU, y en Catalunya he asesorado prácticamente a todos
los partidos y movimientos progresistas. Y ha sido un placer para mí asesorar
al movimiento-partido Podemos que considero una de las mayores esperanzas para
el cambio que este país necesita. De ahí que sienta la necesidad de defender a
Podemos frente a ataques injustos como los que Villarejo hace en sus frecuentes
declaraciones recientes, pues, a pesar de los errores y debilidades de Podemos
(que son menos de los que se magnifican en los medios), Podemos es hoy la mayor
fuerza transformadora a nivel de España, junto con otros partidos – como En
Comú Podem, En Marea, Compromís– con los cuales se ha aliado en un proyecto
común, y con otros con los que también debería aliarse, como IU. Ni que decir
tiene que las opiniones que expreso son las mías, pues tal partido Podemos
tiene mejores portavoces y más elocuentes que yo en su defensa. Paso ahora a
analizar los argumentos, tal como Villarejo los ha ido presentando.
Critica nº 1. El hecho de que Podemos no apoye la coalición PSOE-Ciudadanos significa que es responsable de la continuación del gobierno Rajoy
Critica nº 1. El hecho de que Podemos no apoye la coalición PSOE-Ciudadanos significa que es responsable de la continuación del gobierno Rajoy
Este argumento ha sido empleado
miles de veces por el PSOE, por Ciudadanos y por El País (que sistemáticamente
apoya a Ciudadanos), entre muchos otros. Pero tal supuesto asume
erróneamente que la coalición PSOE-Ciudadanos es la única posible. Y ello
no es cierto. Siempre ha habido otra alternativa que sería mucho más
transformadora que la alternativa que todos ellos apoyan, y es que se formara
un gobierno de coalición de las izquierdas –PSOE, Podemos, En Comú Podem, En
Marea, Compromís e IU– con el apoyo del PNV, y sin el apoyo pero con la
abstención de ERC y Convergència (he detallado en otro artículo cómo ello
podría ocurrir; ver “En defensa de Podemos: sí hay alternativas”, Público,
08.03.16). Esta alternativa nunca ha sido considerada en serio por el PSOE. La
evidencia de que ello ha sido así es abrumadora. No se puede ignorar u ocultar
este hecho.
Las razones por las cuales no se ha
considerado esta alternativa son varias. Pero la más importante es el hecho de
que la dirección del PSOE, y sobre todo de su equipo económico, está estancada
en la cultura liberal y en las políticas neoliberales que la mayoría de la
socialdemocracia en Europa ha hecho suyas, estancamiento que se debe al
maridaje y a la complicidad de la dirección del PSOE con el establishment
financiero y económico del país. Y esto no es un mero eslogan izquierdista. Es
una realidad ampliamente documentada. Y sus políticas económicas, así como el
equipo económico que las configuró, son un ejemplo de ello.
Mi área de trabajo son las políticas
públicas, que es un área de conocimiento que mezcla macroeconomía, economía
política y ciencias políticas, y sé de lo que hablo. La reacción del gobierno
Zapatero frente a la crisis de 2008 fue una respuesta neoliberal de libro de
texto, lo cual podía predecirse analizando su equipo económico. He escrito
extensamente sobre ello. Y el PSOE nunca ha hecho una autocrítica sobre la
aplicación de sus políticas neoliberales, tanto de su reforma laboral (que
inició el descenso salarial y el debilitamiento de los sindicatos, con el
notable deterioro del mercado de trabajo) como de sus recortes de gasto público
social, políticas públicas que fueron continuadas y expandidas por el PP. Hoy
su equipo económico está dirigido por un economista que en su día estaba en
contra de subir los impuestos y el gasto público (ver mi artículo “El fracaso
del socialismo liberal”, Público, 23.08.13), en uno de los países que
tiene uno de los gastos públicos per cápita más bajos de la UE-15 (el grupo de
países de la UE de semejante nivel de desarrollo al español).
Este equipo económico del PSOE es
mucho más próximo al equipo económico de Ciudadanos (cuyo dirigente es el
economista, también neoliberal, Luis Garicano, uno de los fundadores del blog
de Nada es gratis -financiado durante mucho tiempo por el IBEX-35-, y
que ha apoyado la reforma laboral sumamente regresiva del Partido Popular) que
al equipo económico de Podemos.
La alianza PSOE-Ciudadanos no
permitiría el cambio que el país necesita
El hecho de que el equipo económico
del PSOE esté estancado en el pensamiento neoliberal explica que desde el
principio y después del 20D, el PSOE escogiera la alianza con Ciudadanos en
detrimento de Podemos, poniendo a este último partido en una situación
subalterna y de apéndice del pacto PSOE-Ciudadanos. Decir ahora que no ha
habido una alternativa al gobierno de Rajoy por culpa de Podemos es injusto e
insostenible. La alianza del PSOE con Ciudadanos es coherente con la
experiencia del PSOE en su respuesta a la crisis. Hoy el tema clave en España y
en Europa es si se continúan las políticas de austeridad, de recortes y de
bajadas de salarios, o no. Lo peligroso de Rajoy han sido sus políticas, que,
en su esencia, se continuarían con la alianza PSOE-Ciudadanos.
Villarejo y el manifiesto Es
posible y necesario un gobierno del cambio (promovido primordialmente por
círculos afines al PSOE) detallan correctamente la enorme crisis social que
España está viviendo, pero por lo visto no son conscientes de que este
deterioro se debe precisamente a las políticas neoliberales que el PSOE inició,
que el PP expandió con el aplauso de Ciudadanos, y que ahora no variarán con la
alianza PSOE-Ciudadanos. Lo que se necesita es un cambio de políticas públicas,
revirtiendo las actuales. Pero ello requiere que el PSOE hubiera, desde el
principio, explorado una alianza con Podemos, y no con Ciudadanos. Aliarse con
este partido, de clara tendencia neoliberal, para luego pedir el apoyo de Podemos
(que es lo que ha ocurrido) es incluso ofensivo para este último partido. Y es
lógico que Podemos no quiera aceptarlo. El pacto PSOE-Ciudadanos ya limita las
posibilidades de cambio, por mucho que Podemos cediera (que, por cierto, ha
cedido en áreas muy importantes, como el estímulo económico). La única
alternativa es que el PSOE hubiera indicado sus interés sincero por aliarse con
Podemos primero, lo cual nunca hizo.
Crítica nº 2. Pablo Iglesias es
responsable del no acuerdo con el PSOE por su insulto a Felipe González y Cía.
Creerse que el PSOE quería explorar
seriamente la posibilidad de aliarse con Podemos, pero que no lo hizo porque
Pablo Iglesias tomó una actitud ofensiva hacia el PSOE, es ignorar no solo lo
dicho anteriormente, sino también la enorme avalancha hostil hacia Podemos por
parte del PSOE. ¿Qué no se acuerdan de los insultos de Felipe González, entre
otros, presentando a Podemos como “un satélite de Venezuela, controlado por un
gobierno que es peor que el de Pinochet”? La lista de insultos era y es enorme.
El País, en cuyas páginas Villarejo hace las acusaciones, había descrito
en un editorial reciente el programa de Podemos como un panfleto utópico e
irrelevante, definiendo además a sus aliados, como es el caso de “En Comú
Podem”, como partidos independentistas ansiosos por separarse de España, y
presentando el “referéndum” como un referéndum separatista. Es difícil
encontrar tanto sectarismo.
El referéndum es en realidad el
mejor instrumento para resolver el tema secesionista. Miren lo que está pasando
en el País Vasco, donde Podemos, que no es secesionista pero defiende el
referéndum, (como también ocurre en Catalunya), se ha convertido también allí
en el primer partido del país en votos, por encima de los secesionistas. Los
que se oponen al derecho a decidir no parecen darse cuenta que el derecho a
decidir es, por definición, el derecho a escoger, y una alternativa, entre
otras, es la secesión, pero no la única. La negativa a la probabilidad de hacer
un referéndum es precisamente lo que está llevando al deseo de independencia. Y
en cuanto al programa económico, voces más creíbles y neutrales que El País
lo han definido como lo que España necesita (ver mi artículo “El director
asociado del ‘Financial Times’ apoya las políticas económicas de Podemos”, Público,
25.11.14). Por cierto, el argumento de que el PSOE no respondió positivamente a
Podemos por considerarse ofendido con las referencias de Pablo Iglesias al
pasado de Felipe González no es creíble, vista la experiencia de la dirección
del PSOE cuando Zapatero gobernaba, que no tuvo ningún inconveniente en
sentarse con Rajoy, para nada menos que cambiar la Constitución para garantizar
los intereses del capital financiero, y ello a pesar de que el PP había acusado
al PSOE de “traicionar a las víctimas del terrorismo”. El PSOE ofrece una
sensibilidad muy variable y una capacidad de ser ofendido muy diferente según
los intereses que defiende.
¿Por qué Villarejo y otros no consideran posible la
alternativa de izquierdas?
Un punto clave para que se
establezca una alternativa de izquierdas es desarrollar otra visión de España
distinta a la del nacionalismo españolista (utilizo esta expresión sin ningún
tono peyorativo, para diferenciarlo, por ejemplo, del nacionalismo catalanista).
Ni el PSOE ni Ciudadanos ni Villarejo quieren modificar su visión de España.
Villarejo se ha opuesto siempre al derecho a decidir bajo argumentos
constitucionalistas. Esta fue la causa de que dejara ICV. Y esta es una de las
causas de que deje ahora Podemos. No se distanció de Podemos antes porque la
postura de Podemos ha ido evolucionando y es ahora clara y sin ambivalencias a
favor del derecho a decidir, lo cual sobrepasa el nivel de tolerancia de los
nacionalistas españolistas. Hoy la visión de España de Podemos es claramente la
de la España plurinacional (en lugar de una España uninacional), la misma
versión, por cierto, que las izquierdas habían tenido durante la lucha en
contra de la dictadura. El PSOE se ha olvidado que había pedido el derecho a
decidir durante la resistencia en contra de la dictadura. De ahí que yo respete
pero no comparta la visión de Villarejo sobre España ni tampoco sobre la
Constitución.
Crítica nº 3. La Constitución no
permite los cambios sugeridos y propuestos por Podemos
La importancia de este argumento
depende de la visión que se tenga de la Transición y del proceso que creó tal
documento. No estoy de acuerdo con la versión idealizada de la Transición (ni
tampoco de la Constitución), que presenta tal proceso como resultado de un
consenso entre los herederos de los vencedores y los herederos de los vencidos
de la Guerra Civil, que debería replicarse de nuevo ahora. Se olvida que ese
supuesto consenso no era entre iguales, puesto que los herederos de los
vencedores lo tenían casi todo (incluyendo el control de los aparatos del
Estado y de la mayoría de los medios de información y persuasión), mientras que
los herederos de los vencidos salían de la cárcel o de la clandestinidad, o
volvían del exilio. No podía haber mayor desequilibrio de fuerzas. Y la
Constitución reflejó este desequilibrio.
La visión de España en la
Constitución es primordialmente la visión de los vencedores de la Guerra Civil.
Y ello fue consecuencia de una serie de renuncias de las izquierdas. Y, por si
fuera poco, la lectura de tal Constitución la controla el aparato
constitucional y jurídico heredado de la dictadura, que ha dado múltiples
muestras del sesgo de su lectura de las leyes, entre las cuales está la
Constitución. No fue casualidad que el desencanto con el Estado español en
Catalunya se acentuara cuando el Tribunal Constitucional vetó elementos
importantes que habían sido aprobados por la población catalana en referéndum.
Y aunque mucho se ha hecho para
corregir los enormes déficits sociales y democráticos del Estado español, el
hecho es que España, tras casi cuarenta años en democracia, tiene una de las
democracias más limitadas en la UE-15 y tiene también uno de los gastos
públicos sociales per cápita más bajos de la UE-15, síntoma del enorme poder
que las derechas han tenido y continúan teniendo sobre el Estado español. En
realidad un porcentaje elevado de catalanes votaron a favor de la secesión no
porque fueran independentistas (que no lo son), sino porque no se identificaban
con el Estado español, situación que es probable que aumente, en la medida que
los partidos mayoritarios y gobernantes en España sean partidos que gocen de un
apoyo muy minoritario en Catalunya. La única medida preventiva de que tal
sentimiento secesionista no continúe extendiéndose es que gobiernen en España
fuerzas políticas que gocen de un amplio apoyo en Catalunya (y en lo que
definen en la capital del Reino como “la periferia”).
Me parece obvio que España necesita
otra transición, resultado de otro contexto político, con una correlación de
fuerzas distinta y más equilibrada que la que tuvo lugar en la primera
transición. Considerar el pacto PSOE-Ciudadanos como el eje impulsor del
cambio, cuando ambos partidos se oponen al cambio social (con una ruptura con
las políticas neoliberales) y nacional (con su oposición a la España
plurinacional), es un profundo error de proporciones históricas. La única
solución habría sido que el PSOE hubiera dado prioridad a desarrollar una
alianza con las izquierdas auténticamente transformadoras. Aliarse con
Ciudadanos va precisamente en sentido opuesto al que debería haberse tomado en
caso de que el PSOE hubiera tenido una vocación transformadora.
Crítica nº 4. En España se necesita
un compromiso histórico a la italiana, que quiere decir aliarse con todas las
fuerzas democráticas, incluyendo las derechas
Villarejo critica a Podemos por no
ser capaz de alianzas transversales, tal como ocurrió en la Transición, y en el
Compromiso Histórico Italiano. Ya he indicado que la alianza que nos trajo la
Transición fue fruto de un enorme desequilibrio de fuerzas. Decir esto no es
proponer que no se hicieran tales alianzas, pues probablemente no había otra
alternativa. Pero las fuerzas progresistas tienen que darse cuenta de que
pagaron un coste elevado debido a su debilidad, que deberían corregir cuando
adquirieran mayor poder.
Por otra parte viví de cerca el
Compromiso Histórico en Italia, pues viví la experiencia chilena de primera
mano cuando asesoré al gobierno de la Unidad Popular en Chile, que tuvo un
impacto enorme en el Partido Comunista Italiano (PCI) y en la dirección de tal
partido, en la cual conocí a su Secretario General, Enrico Berlinguer, a través
de su hermano Giovanni, que también estuvo en la dirección del PCI y que era
(hasta hace unos meses, cuando murió) uno de mis mejores amigos en Europa.
Pude, por lo tanto, seguir de cerca las reflexiones de aquel partido en aquel
momento histórico, resultado de la concienciación de que una política
auténticamente transformadora requiere el apoyo de una gran mayoría, basada en
amplias alianzas. Pero de ahí no se deriva que Podemos debería aliarse con
Ciudadanos y con el PSOE en las condiciones impuestas por tal dúo, como
Villarejo y otros asumen. El contexto italiano era entonces muy diferente al
español ahora. La alianza del PCI con la Democracia Cristiana era para defender
al Estado democrático frente a sus enemigos internos que querían destruirlo. No
así en España (por mucho que las derechas así intenten presentarlo). En España
la dicotomía no es tener un Estado democrático o tener una dictadura, sino la
continuación o no de las políticas neoliberales que están dañando enormemente a
las clases populares, bajo la excusa de defender la “unidad de España”, que es,
ni más ni menos, que la defensa de la España radial y uninacional, que niega su
plurinacionalidad. Aliarse con aquellos que son responsables de la continuación
de tales políticas es perpetuar una situación que cierra por muchas
generaciones la posibilidad del cambio. Y hacerlo cuando además hay una posible
alternativa auténticamente reformadora es también un error de proporciones
históricas. Es el PSOE el que, al escoger a Ciudadanos, condenó al país a
continuar este desastre, facilitando a la vez la ruptura de España. Si no se lo
creen, esperen y lo verán.
Encuentro esta acusación no solo
injusta, sino de “bajo fondo”. De nuevo, esto es de lo que el establishment
político-mediático está acusando a Podemos con el fin de desacreditarlo,
atribuyendo sus demandas de participar en el gobierno a un deseo de poder
personal para ocupar sillones y privilegios. Es comprensible que el
establishment político conservador y liberal tenga esta percepción de Podemos,
pues, como dice el refranero popular, “cree el ladrón que todos son de su
condición”. Pero la petición de la dirección de Podemos era para subrayar que
su objetivo era desarrollar un gobierno de coalición, un gobierno entre casi
iguales, señalando las áreas de responsabilidad dentro del gobierno para cada
partido. No lo veo como un acto de interés personal en busca de privilegios,
sino como un compromiso para asegurarse que lo que el PSOE prometiera se
realizara. La falta de credibilidad del PSOE es bien notoria. Léanse los
programas electorales del PSOE y verán los grandes vacíos e incumplimientos.
Desde hace ya muchas elecciones el programa del PSOE se comprometió en gravar
las rentas del capital de la misma manera que las del trabajo, lo cual nunca ha
ocurrido. Y así otras muchas medidas.
Esta defensa de Podemos no quiere decir que no haya críticas que puedan y deban hacerse. Y una de ellas es su relación con IU, que es francamente mejorable. Podemos no puede permitir que un millón de votos progresistas se transforme en solo dos votos en el Parlamento. Esto debilita al proyecto transformador, y debe resolverse. Debe establecerse una alianza respetando la identidad institucional de IU, como ha ocurrido en Catalunya con Esquerra Unida i Alternativa. Pero esta resolución depende no solo de Podemos, sino también de IU. Y ahí también soy optimista, y creo que ocurrirá. Y así termino. Espero que estas notas críticas con mi amigo Villarejo no afecten a nuestra amistad. Por mi parte no hay peligro, pues mi estima es enorme e impermeable a los desacuerdos. Pero estos deben expresarse abiertamente con la estima y el respeto que se debe a los amigos y compañeros de luchas y proyectos. Espero que así lo haya yo hecho.
No veo, repito, en el equipo de dirección de Podemos un deseo de adquirir privilegios en el mando. En realidad, su atractivo ha sido precisamente el de mostrar la función política como un servicio al público, sin privilegios. Pero lo que veo más sorprendente es que esta acusación la haga Villarejo, la persona que conoce al equipo de dirección de Podemos desde casi el principio. Si, en realidad, cree que tales personajes están ahí para conseguir beneficios personales, ¿cómo es que no lo notó y denunció antes? El oportunismo político es algo que puede detectarse fácilmente. ¿Por qué no lo detectó antes? Es extraño que lo haga ahora, lo cual hace dudar de que se lo crea. Yo, por mi parte, creo conocer bien al equipo de dirección de Podemos y no coincido con esta visión. En realidad, aplaudo el enorme sacrificio de la mayoría de sus dirigentes, ya que han recibido la mayor hostilidad que cualquier fuerza política haya recibido en España. He vivido en muchos países y en ninguno he visto tanta hostilidad hacia un partido político como contra Podemos en España. Es ahí donde Villarejo pierde credibilidad. Como también ocurre cuando condena a Pablo Iglesias por dar su bienvenida a Otegui, declarando que para él (Villarejo) su libertad no fue motivo de “orgullo”, asumiendo erróneamente que sí lo fue para Pablo Iglesias. Este, sin embargo, nunca dijo nada semejante. Lo que dijo, y yo aplaudo, fue que era bueno para la solución del problema vasco tener libre a una voz que está en contra de la continuación de la vía armada.
Una última observación
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