Matrona y sexóloga
Vaginas precoces para eyaculadores precoces
05/04/2016
El Huffington Post
Ya sabemos que el coito es una
práctica demasiado extendida. Cualquier sexólogo/a nos dirá que vivimos en un
modelo de sexualidad coitocentrista y masculino, donde se justifica y se
utiliza el coito como practica estrella.
Yo sostengo esto, y además digo que
los coitos demasiado largos molestan e incluso duelen. No son pocas las mujeres
que sienten escozor y dolor después de las relaciones
sexuales. Nuestras
vaginas no necesitan tantas embestidas. El coito nos puede gustar, sí, pero no
hace falta estar 30 minutos dale que te pego. Es habitual que la excitación
disminuya y la lubricación escasee. Así que escucha, lo digo bien alto:
Un coito demasiado largo cansa,
aburre, molesta y duele. ¡Despertemos, que esto es la vida real! ¡Esto no es
porno!
Mi teoría es que las mujeres hemos
aprendido a modular nuestras prácticas sexuales y aguantamos coitos largos
porque, en este modelo de sexualidad, es lo que se espera o lo que impera. Pero
mi teoría es que las mujeres tenemos vaginas precoces para eyaculadores
precoces. Esto funciona muy bien para la procreación, pero muy mal para el
placer.
¿Sabían ustedes que la eyaculación
precoz es una disfunción sexual muy reciente? Antes, si los hombres eyaculaban
pronto o tarde no le importaba a nadie. Antes de los años 70, los hombres
eyaculaban cuando les daba la gana y no se les ocurría cuestionar su sexualidad
en función de lo rápido o lento que eyaculaban. Es más, solía ser un signo de
hombría poder eyacular sin dificultad.
Eso no era más que un reflejo de esa
supremacía masculina y de lo poco que se tenía en cuenta a las mujeres y su
sexualidad. Signo inequívoco de "machoman". Porque, simplemente, las
mujeres eran cuerpos que ni sentían ni padecían, y que sólo se utilizaban a
modo de disfrute y descarga. Y para concebir, claro.
Los hombres eyaculan rápido porque
todos los mamíferos eyaculan rápido. El hombre es eyaculador rápido por
naturaleza (algo menos que un conejo, pero rápido al fin y al cabo). A partir
de los años 70, con la revolución sexual de la mujer, cuando aparecen los
anticonceptivos que permiten desvincular la sexualidad femenina de la
reproducción, y con la reivindicación de la mujer de su derecho al placer, las
cosas cambian.
¿Por qué? Porque a partir de ese
momento, (¡atención!) las mujeres no sólo disfrutan, sino que exigen disfrutar.
La vagina se convierte (erróneamente) en el centro del placer femenino. Los
orgasmos vaginales se ponen en cabeza de los orgasmos femeninos. El clítoris
sigue siendo el gran desconocido. Y el placer femenino sigue vinculado a las
relaciones de pareja, heteronormativo y coital.
Es la época en la que el famoso
ginecólogo Gregorio Marañón se cubrió de gloria diciendo esta frase que queda
para la posteridad de las "cagadas" sexuales:
"No existe mujer frígida, sino hombre
inexperto".
A partir de ahí, las mujeres se
convierten en algo así como "deficientes sexuales", que necesitan de
un hombre habilidoso y capaz para conseguir orgasmos. Nadie habla de
masturbación, de clítoris, de otras prácticas sexuales o de homosexualidad. Y
encima se corre el rumor de que la mujer es muy lenta en sus orgasmos. Así que
se llega a la conclusión de que necesitamos mucha penetración, muuucho coito, para
conseguir orgasmos.
Así que los hombres se empiezan a
ver responsables del ya obligatorio placer femenino. Siempre a través del
coito. Y como se dice que somos tan lentas, pues coitos largos. Empezará a ser
un fracaso para el hombre no aguantar con la penetración hasta conseguir que la
mujer consiga su orgasmo (vaginal, claro).
Todo esto es para llegar a donde
quiero llegar: conozco muchas mujeres (amigas, conocidas, pacientes...) que
consideran excesivo el tiempo de penetración. Que se notan escocidas y con
dolor después de las relaciones coitales. Quizá no les ha pasado desde siempre.
Quizá es a partir del parto, de la menopausia, de un periodo de más estrés,
etc. Notan dolor cuando la penetración es demasiado larga, pero a la vez creen
que su pareja se esfuerza para alargar el coito.
Así que:
1. Si no necesitas tanto coito, dilo.
No te quedes aguantando embestidas si no es lo que quieres. Y menos si te
duele. Sal de ese "círculocoital".
2. Ahí va mi teoría de vaginas para
eyaculadores precoces: si los hombres eyaculan rápido por naturaleza, quizás
las mujeres tengamos vaginas preparadas para coitos rápidos. No es que no
necesitemos coitos largos, es que nos sobra, lo mires por donde lo mires.
Vamos a dejar de vivir en este
absurdo de sexualidad para el otro. Pero, además, sin que el otro lo necesite.
Toda una paradoja, desde luego.
Permitidme un atrevido consejo:
chupa, lame, toca, besa, roza, abraza, cosquillea, envuelve...todo lo que
puedas. Penetra sólo lo justo. No tenemos el chichi para tanta feria.
Si quieres aprender sobre sexología
femenina y de pareja, quédate conmigo. Este artículo fue publicado
originalmente en el blog de la autora.
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