Público
10-5-16
David Bollero
Aunque aún
resta la ratificación definitiva de las bases, nada parece que tumbará el acuerdo para que Podemos e IU acudan juntos a las urnas el
próximo 26 de junio. La convergencia de la izquierda llega tarde, es cierto,
pero al menos llega y con el aval de que tiene principios. Y eso es lo
que teme el PSOE, que si algo ha demostrado -una vez más- durante el fiasco que
ha supuesto el proceso de pactos, es que los socialistas perdieron el norte -lo
que había de ser su norte- hace años.
Mientras el PSOE no ha dudado un
segundo, no sólo en pactar, sino en casi fusionarse con Ciudadanos -del que
en campaña aseguró que era una amenaza para el Estado de Bienestar- para no
apearse de La Moncloa, Podemos se ha mantenido firme mostrando su
incompatibilidad. IU, por su parte, ha sido el único que ha logrado sentar a
la mesa a todos los partidos de la izquierda, materializando lo que los
viejos del lugar añoran, el espíritu de ‘los Pactos de La Moncloa’, pero
mejorado, porque en esta ocasión no se iba a esconder la basura bajo la
alfombra. Ahí el PSOE, que era quien por experiencia y por ser quien
aspiraba a gobernar, tenía que tirar del carro, andaba a por uvas… siempre
pareció que en lugar de liderar el proceso de pactos iba a rebufo del resto,
reactivo, en lugar de proactivo.
Por otro lado y aunque sea una
lástima, parece muy complicado que en las próximas elecciones generales haya
algún partido que desbanque al PP del primero puesto por número de votos. Tal y
como explica Carlos Enrique Bayo, su electorado de rentistas y pensionistas
aún le sostiene -a lo que hay que sumar el incomprensible voto de muchos parados-.
Sin embargo, los datos nos engañan al constatar que este nuevo frente de izquierdas es la primera fuerza entre
los menores de 55 años y ahí es donde el PSOE se echa a temblar.
Ahí es donde, a las puertas del
quinto aniversario el 15-M que servirá de puesta de largo de la convergencia
con el regreso de los indignados a las plazas, los socialistas ven peligrar
su actual posición como segunda fuerza política. Podemos e IU son más
complementarios de los que muchos han querido ver, comenzando por su capacidad
para ilusionar. El desencanto que quizás ha podido cosechar Pablo Iglesias
durante los pactos, lo aplaca y con creces el candidato mejor valorado de
todos, el único que supera el aprobado, que es Alberto Garzón.
El PSOE no teme, está aterrado por
la alianza Podemos-IU. A pesar de haber movilizado al partido para vendernos que Pedro Sánchez es
su único candidato, en el gran granero de votos socialistas, en Andalucía, Susana
Díaz tiene claro que ella es la que atraerá más votos. La campaña que
prepara la hija del fontanero es ‘marca Susana’ y así lo pactará con los
alcaldes andaluces, cuestionando una vez más el liderazgo de su secretario
general. Díaz necesita como respirar sacar buen resultado en Andalucía,
aunque el PSOE pierda las elecciones, pues ese será su aval para desplazar a
Sánchez de Ferraz.
Imagino que el PSOE entiende a la
perfección el enigma de por qué aún hay ciertos electores que siguen votando al
PP… es el mismo enigma de por qué en Andalucía, aunque cada vez menos, sigue
ganando el PSOE: Mientras el diputado Miguel Ángel Heredia presume de comedores
escolares, ese mismo día salta la noticia de un colegio en lugar de servir
comida, dan bocadillos a los niños por falta de personal, las listas de
espera en el Servicio Andaluz de Salud (SAS) son eternas -a pesar de que
las privadas hacen su agosto con las derivaciones que hace el SAS para pruebas
diagnósticas-, el paro y el fracaso escolar están lejos de alcanzar cifras
dentro de lo razonable… por no hablar de los casos de corrupción, en los
que la falta de transparencia ha sido la tónica general.
Se aproxima el 26-J y hoy más que
nunca desde hace cinco años, cuando nació el 15-M, los españoles vislumbran una
alternativa real al bipartidismo. Será difícil conseguir que el PP no sea la
fuerza más votada por una mera cuestión de desinformación ciudadana -las
mentiras de Rajoy en la anterior campaña sobre el objetivo de déficit deberían
relegarle al último puesto- y falta de madurez democrática en este país, pero
la nueva alianza puede contar con tantos apoyos que sí forje un Gobierno con el
apoyo del PSOE. Lo positivo de esa alianza, es que los socialistas estarán
en una posición de inferioridad, que sin duda no le vendrá mal para que de
una vez por todas sus bases cojan las riendas y regeneren el partido.
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