Las letrinas
de Rajoy
Público
19-5-16
Fernando
López Agudín
Rajoy no
puede decir lo que dijo el emperador Vespasiano a su hijo Tito, cuando le
reprochaba haber creado un impuesto sobre las letrinas de Roma, pecunia non
olet. El olor de las letrinas de la Moncloa es espantoso. Tanto, que
el Partido Popular debería llevar a su campaña electoral del 26
de junio aquel eslogan con el que la Democracia Cristiana, según la opinión
pública italiana, vencía en las urnas: Coprire il nasso e votare D.C.
Traducido aquí y ahora, Tapa la nariz y vota Partido Popular. Nunca
tantos robaron tanto en tan poco tiempo como lo han hecho los
dirigentes de la formación conservadora.
La
corrupción es uno de los graves problemas de Rajoy. Tras haber derrotado
políticamente a Rivera, dándole toda una lección de saber hacer durante este
último trimestre, a duras penas va a poder rentabilizar electoralmente
este triunfo político. No es Unidos Podemos, que amenaza con expulsarle de la
Moncloa, quien huele mal —según la caverna mediática—, sino que el tufo
le alcanza a él y a una buena parte de los que le rodean. El continuo goteo
judicial que cae sobre el PP es insoportable, y tan solo la no menos
insoportable levedad de Sánchez ha conseguido mantenerle como presidente
de gobierno en funciones. Pero ahora toca volver a las urnas, con unos sondeos
que muestran cómo Garzón e Iglesias podrían ser la primera fuerza en
votos.
La
gran contradicción conservadora de Rajoy es que la inmensa mayoría de los
españoles no tienen nada que conservar. Más de tres millones de ciudadanos,
según estadísticas oficiales, han sido expulsados de la clase media. El Partido
Popular ha bombardeado su propia base social. Cuando uno de los suyos,
el presidente de la patronal, afirma que el trabajo fijo es un concepto
del siglo XIX, se convierte en uno de los más eficaces activistas de Unidos
Podemos. El PP ya no se enfrenta a una mera alternancia, como ha venido
ocurriendo desde 1977, sino a una potente alternativa con capacidad de atraer
como un imán a los apestados por las letrinas de Rajoy.
La
angustia de los sobrecogedores de la Moncloa les conduce a la criminalización
de Unidos Podemos. Así extraen del baúl de los recuerdos familiares —olvidando
que el comunismo se hundió hace más de un cuarto de siglo— toda la muy
anacrónica parafernalia franquista, al grito de ¡que vienen los rojos! aplicado
a los morados. Puede que aún asusten a los más viejos del lugar, pero no a la
mayoría social, sobre todo los jóvenes, que sufren hoy todos esos males que les
anuncian para mañana si votan a la alternativa socialdemócrata. Ya no vivimos
bajo la guerra fría, la Unión Soviética no existe y el PC es hoy un ordenador.
Ese museo de los horrores que describen es el que viven ya la mayoría de los
españoles bajo Rajoy y vivirían igualmente bajo Rivera.
Esta
disparatada campaña de calumnias sin fin, que tiene como objetivo el socializar
la máxima Coprire il nasso e votare PP, se irá incrementando en
la medida que se recorra la cuenta atrás hacia las urnas del 26 de junio. Van
a por el voto útil de la derecha, para que regrese a Rajoy tras la juerga
pasada con Rivera, sin complejos de ningún tipo, como diría Aznar. Nos hemos
pasado metiendo la mano en la caja, pero no metamos la pata dejando pasar a
quienes nunca hemos dejado pasar, es la profunda reflexión de la Moncloa. A
minuto y medio estamos de que clamen contra Albert Rivera como marca blanca de
Unidos Podemos, a fin de exprimir al máximo el zumo electoral de la naranja de
Ciudadanos.
Pero además, una vez que Rajoy y Rivera vean que no
les salen los números de las urnas, buscarán establecer un cordón sanitario
sobre Garzón e Iglesias, demonizando aún más a Unidos Podemos Visto
el éxito que obtuvieron durante el triste último trimestre, en el que lograron
impedir un pacto progresista, necesitan ahora presionar más a Pedro
Sánchez para que continúe huyendo de sus aliados naturales y vaya hacia
una alianza contra natura con PP y Ciudadanos, que termine
por bloquear la alternativa progresista, como se bloqueó en Italia a lo
largo de casi medio siglo. No les va a ser nada fácil, porque como observaba el
pionero de la Gran Coalición, Felipe González, vamos a un mapa italiano sin
italianos. Matización que explica el avance progresivo de Unidos Podemos.
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