Los argumentos del miedo son armas de las dictaduras
11/05/2016
Félix Població
El Huffington Post
En febrero de 2014, el excelente
actor Juan Diego Botto convocó en la Sala Mirador de Madrid a Pablo Iglesias y
Alberto Garzón a fin de ofrecer un debate entre ellos que fue seguido por un
público tan interesado como numeroso. En el mismo no pudo faltar la cuestión
que desde entonces fue motivo de muchas expectativas y especulaciones: la
posibilidad de que Podemos e Izquierda Unida pudiesen concurrir en alianza
electoral a unos comicios.
No fue posible un año y medio
después y muchos lo lamentamos el pasado 20-D, porque el número de escaños que
hubiesen logrado ambas formaciones, en concurrencia con las confluencias
establecidas con otros partidos en Valencia, Cataluña y Galicia habría sido
sensiblemente mayor al logrado por Podemos e Izquierda Unidad/Unidad Popular. A
los cinco millones y pico de votos obtenidos por la formación morada se habría
añadido ese casi millón de IU/UP con el que ésta no pasó de dos escaños, como
consecuencia de la injusta ley electoral vigente.
Ayer, como resultado de la nueva convocatoria
electoral a resultas de la falta de acuerdo entre los partidos llamados a
posibilitar con el PSOE un cambio político progresista tras las pasadas
elecciones, lo que no fue posible el pasado 20-D entre Pablo Iglesias y Alberto
Garzón será realidad: Podemos e IU/UP concurrirán juntos el 26 de junio, sin
que se sepa todavía cuál será la denominación con la que lo harán.
Está en marcha nada menos que una lucha por los
derechos civiles, encabezada por los jóvenes y su inagotable energía.
Una vez sabida la noticia,
publicitada mediante un abrazo entre ambos líderes en la Puerta del Sol de
Madrid -escenario del 15-M-, los medios de comunicación adscritos al
bipartidismo turnante hasta la última cita electoral han puesto en marcha lo
que con toda seguridad va a ser una campaña en la que resurgirá el fantasma del
miedo -tan agudamente analizado por el llorado profesor José Luis Sampedro en una
entrevista con Évole- y que ayer mismo encabezó Rajoy con su vídeo presidencialista y descorbatado desde la
Presidencia del Gobierno, inadmisible como propaganda electoral.
Nos van a hablar mucho en las
semanas que vienen, desde los tres partidos que se enfrentarán a esa alianza y
los medios que la combaten de la extrema izquierda radical y del espectro del
comunismo, insistiendo en los mensajes de moderación que reiterarán esas tres formaciones.
Pero hay una cosa clara a estas alturas de la película: que esos mensajes de
moderación han traído hasta donde estamos a este país y que una mayoría de la
nuevas generaciones que lo integran -duramente castigadas por el desempleo, la
precarización y el exilio económico- están hartas de tanta promesa sensata,
moderada y regeneradora sin que se adviertan los resultados en las tareas de
gobierno, antes al contrario.
El PP es un partido corrupto, el
PSOE es un partido que ha perdido su lugar e identidad y Ciudadanos es un
partido surgido a expensas de la corrupción que afecta al primero y que aspira
a poner en práctica la misma política económica que hemos soportado en los
últimos cuatro años. Esto es lo que hay, y más de seis millones de votantes así
lo han reconocido en los pasados comicios.
Si como más sólido argumento, tanto
PP como PSOE y Ciudadanos basan su campaña en el miedo a la extrema izquierda
radical, es muy probable que esos seis millones y pico de votantes se
incrementen. Sobre todo si enfrente encuentran, por parte de la nueva alianza
de izquierda, una campaña que supere en creatividad y proximidad con la calle
la entidad y pobreza de mensaje que el recurso al miedo comporta y significa,
pues de miedo están hechas las dictaduras, no lo olvidemos. Este país bien lo
sabe
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