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domingo, 1 de enero de 2017

¡Federico, el Grande! (Hemeroteca)

¡Federico Trillo que grande eres!

Confeccionaste la bandera más grande del mundo, por tu gran amor a la Patria, pero es necesario un huracán para que pueda ondear.
 Hiciste el ridículo más apoteósico que uno pueda imaginar con la isla del Perejil. Patético.


Te comportaste con gran vileza en la guerra de Irak.


Hay quien duda si cuando dices que besas la enseña nacional te estas limpiando los mocos en ella. Aun viendo las fotos nadie puede creer que arrimas el hombro cuando vas de costalero en la Semana Santa. Tu gesto de esfuerzo es el mismo que cuando vas estreñido. Eres un destacado miembro de la Obra, por algunos llamada “secta”, el gran Opus Dei. Cometes la gran chapuza de tu vida al contratar el avión Yak 42 en circunstancias todavía no aclaradas. Acaba estrellándose, con 62 militares españoles a bordo, que fallecieron todos.


 Para “echar tierra sobre el asunto” aleccionas firmemente a tus subordinados para que aceleren los requisitos de identificación de los cadáveres y rendirles un homenaje, misa incluida, ¡como no! Y desfile, ¡todo por la Patria! Sin importarte lo mas mínimo los familiares que necesitaban saber que aquellos féretros contenían los restos mortales de sus familiares. En uno de ellos llegaron a contener restos de tres cadáveres diferentes. Pero tu amor por la Patria es desbordante.
  Se esta celebrando un juicio en el que el juez no considera “necesario” que testifiques, así como tu jefe de entonces, el inefable Aznar, los dos habéis agachado la cerviz cobardemente y os llamáis a  andana.
. ¿Duermes tranquilo por las noches? Te iba a preguntar si tu conciencia te lo permitía, pero es un absurdo ya que tú no sabes lo qué es eso.
 Un general, el general Navarro de las fuerzas armadas españolas, miente descaradamente delante de un juez y tienen que ser unos forenses turcos los que vengan a nuestro país para que podamos saber toda la verdad de lo que sucedió. Parece ser que el general además de “oler a alcohol” les metió mucha prisa prometiéndoles  que en España les acabarían de hacer las pruebas de ADN imprescindibles para la identificación correcta de los cadáveres.

 Han sido los familiares de las victimas los que han propiciado el viaje de los forenses turcos para que declarasen. Finalmente el juez acepto la petición a la que en un principio se había negado. Tuviste la “gentileza de contestar a  la pregunta de la señora Curra Ripollés, del por qué no iba ningún forense en el equipo médico, con tu característica amabilidad: Señora debe ser usted la única española que no sabe que en el ejercito no hay forenses.
 El general Navarro, todos tus subordinados, el nefasto ex presidente honoris causa por no se cuantas universidades y don Federico Trillo- Figueroa Martínez-Conde encabezando esta vergonzosa lista, habéis mancillado el honor de 62 militares y  traicionado a la Patria con vuestro silencio, mentiras e indignidad.

Por Dios, por la Patria y el Rey,
lucharon nuestros padres;
por Dios, por la Patria y el Rey,
lucharemos nosotros también.

 La Soraya, esa portavoz que cuando está de pie parece que esté sentada, insiste en que ya pediste disculpas. Hace falta mucho cinismo para salir a los medios y hacer estas declaraciones.
¿Dónde habéis dejado las palabras rimbombantes que utilizáis tan a menudo: honor, hombría, caballerosidad, honra, prez, gallardía, bizarría, valentía, sacrificio, disciplina castrense, amor a la Patria…? Lo habéis tirado todo al cubo de la basura, os importa un pimiento.

Oigo, patria, tu aflicción,
y escucho el triste concierto
que forman, tocando a muerto,
la campana y el cañón;

 ¿Dónde están los Cardenales de la Conferencia Episcopal Española?
¿Por qué no salen a la calle con pancartas protestando por esta ignominia? ¿Han excomulgado a Federico Trillo por su iniquidad? Como dice Gerardo Rivas: “está ofreciendo la verdadera dimensión de su talla como político y, sobre todo, como persona: elitista, irrespetuoso, desconsiderado, insensible e insultantemente petulante.”
Por mucho que os empeñéis esta gran infamia os acompañará toda la vida.

Luis Viadel



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